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—   Mamá no quiero ir — Gimoteo

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Mamá no quiero ir Gimoteo.

Intento zafarme del agarre sin éxito. 

Los nuevos vecinos son chinos, sé amable ¿sí? Sigue caminando conmigo a arrastras.

Papá consiguió la mejor pista para autos, hubiese preferido jugar con ella todo el día.

No quiero, no quiero, no quiero. Repito varias veces.

Hago silencio al sentir una leve presión en mi mano, alzo la mirada para encontrarme con los ojos asesinos de mi madre. Rápidamente dirijo mi mirada hacia el frente, que miedo.

Sé lo mucho que odia enojarse, especialmente si está linda y, hoy más que nunca lo está.

Su cabello brilla con la luz del sol, el vestido floreado la hace lucir relajada, intento contar las flores estampadas, pero me resulta imposible, acabo perdiendo la cuenta al llegar a diez.

Dejo la acción al escuchar el sonido del timbre, no noté cuanto caminamos, al parecer vivimos muy cerca, genial, eso significa que puedo volver a casa en cualquier momento.

La puerta frente a nosotros se abre, dejando ver a una mujer increíblemente blanca de ojos rasgados. No puedo despegar mi mirada, tiene una sonrisa hermosa y su cabello largo la hace lucir joven.

Hoooolaa soooy tuuuu ve-ciiiii-na Mi madre señala a unas cuantas casas detrás de nosotros.

Suelto una carcajada, logrando contagiar a la mujer.

Soy Tara Senryō. — Hace una pequeña reverencia — Puedo entender tu idioma.

Mi mami se sonroja ¡Oh! Lo lamento. Pensé... bueno, que como son chinos.

Tara niega japoneses.

El color en el rostro de mi madre se intensifica, lleva las manos a sus mejillas Lo siento mucho... Soy Killa Moss.

Estira su mano y la asiática no duda en estrecharla. Nos pide amablemente que entremos sin zapatos, mi madre y yo obedecemos sin rechistar.

La asiática es una mujer habladora, lleva mucho tiempo viviendo en Florida, para ser exacto doce años, eso sí, no deja de lado su cultura o al menos es lo que intenta. Me cae bien y las galletitas de chocolate son deliciosas, pero eso no evita el que me esté durmiendo cuando mi madre se disculpa por quinta vez. Tara explica cómo es de normal que los confundas.

¿Existe alguna diferencia?

Estoy a punto de preguntar cuando un niño aparece, es igual de blanco que su madre, debe rondar los diez años y su cabello negro es un total desorden.

La Chica de Ojos OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora