VII

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En mi mente atesoro cada uno de los momentos más importantes de mi vida

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En mi mente atesoro cada uno de los momentos más importantes de mi vida. De alguna forma se encuentran en mi mente tatuados con cada uno de sus detalles.

1. Cuando mi padre cocinó mi postre favorito.

2. El día que conocí a Raymundo.

3. Los nacimientos de mis hermanas.

4. El abandono de mi padre.

5. Mi primera audición.

6. Mi primer concierto.

Una vez más dirijo mi vista a las ventanas en el techo, el azul vibrante del cielo me transmite la paz que necesito. Mi mente no abandona el letargo desde ayer, no tengo permitido salir de casa y tampoco es que quisiera hacerlo. Desde mi última visita a Twitter donde #Klydepedófilo era 'trending topic'.

Ya no se trata de una denuncia, se tratan de tres. El mundo aplaude a dos chicas que decidieron contar su verdad, una en la cual soy un maldito violador sin escrúpulos. Exhalo el aire retenido en mis pulmones. Intento recordar lo sucedido el catorce de febrero de hace dos años. Mierda, es absurdo ¿Por qué recordaría lo que hice un viernes a las dos de la madrugada?

Quiero echarme a llorar.

No he visto a mis hermanas, me siento avergonzado pese a mi inocencia. Pienso en Linda... ella me odia, han circulado tantas mentiras y es probables que las crea todas. Necesito aclarar las cosas, decido hacerle frente al mundo (o al menos a mi familia) y salgo de mi habitación.

Grave error.

El chillido proveniente de la planta baja acelera mi corazón, al llegar un jadeo se escapa de mis labios y no precisamente por el cansancio. Linda está cubierta de una pintura negra de pies a cabeza, frente a ella Kenia se burla mientras captura algunas fotos. La rabia estalla en mi pecho, me acerco rápidamente para arrebatarle el celular, tal es mi fuerza que termino estrellando el artefacto contra el suelo.

— ¡Mi celular! — Chilla.

Respiro antes de enfrentarme a la pelinegro, esto es grave. La pintura cubre su pálida piel, es imposible divisar las expresiones de su rostro, sus ojos están cerrados para evitar el pigmento. Me enfoco en sus labios, aunque luche por mantenerlos cerrados un leve temblor lo dificultad.

Ray, Kailani y Ámbar aparecen en mi campo visual. En el rostro de todos se refleja perplejidad.

— Linda... — Intento ayudar, me detiene antes de poder dársela. 

— Cariño — Ámbar intenta evitar su huida — Linda...

La sigue, la habitación se hunde en un silencio perturbador. Mis palpitaciones cardíacas zumban en mi odio.

— ¡Antoni! — Grito — ¡¡¡Antoni!!!— Exclamo con mayor fuerza.

El escolta aparece en segundos.

La Chica de Ojos OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora