IX

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—   ¡Lin! — Kailani grita

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— ¡Lin! — Kailani grita.

Todos sin excepción voltean a mirarnos, retiro los lentes para observarlos mejor. Lenny frunce el ceño en cuanto nos ve, Emma se cruza de brazos, Griselda resopla, Ray suspira y Ámbar sonríe ampliamente.

Busco a Kenia un par de veces más, pero no se encuentra en la habitación. Doy un sonoro beso en la mejilla de mi hermana pequeña y luego le pido que regrese a su habitación.

Emma es la primera en hablar al notar la ausencia de la niña.

— Expusiste tu carrera por una puta de turno — Escupe.

Respiro profundo para no ahorcarla.

— No te proyectes querida — Ámbar se acerca a Linda — Ella es Linda, no el reflejo de tu espejo. La pelinegro, en cambio, la ignora.

Lenny nos mira con hartazgo. Los ojos de Raymundo brillan mientras observa a la rubia.

— Tenemos cosas más importantes que discutir ¿Recordaste algo? — Lenny corta la discusión.

Niego. De nada sirve seguir intentando, mi mente se niega a recordar lo sucedido.

— ¿Eso es lo importante? No señor — Griselda nos aturde con su voz chillona — Lo importante son las niñas.

— Todo es importante señora Gil — Contesta harto.

Nos ubicamos en los sillones del salón para hablar. Bautista sirve variedad de bocadillos, solo son tocados por Ámbar los demás parecen demasiado tensos para probar algo.

— Imposible que no lo recuerdes ¿O acaso no quieres hacerlo? — La voz falsa de Emma se alza nuevamente.

En otro momento estaría sacándola a patadas de mi casa, pero al ser mi agente de prensa es imposible. Observo a Linda acurrucarse en el costado de Ámbar, juguetea con sus dedos poniendo poca atención a nuestra conversación.

— No puedo hacerlo Emma — hablo con fastidio — a diferencia de tu vacía vida la mía es muy ocupada.

— Además — Agrega Ray — Fue hace dos años. Solo una vez nos embriagamos hasta perder el conocimiento y puedo decir con seguridad que no fue ese día. Presiona su frente varias veces, Ámbar lo detiene angustiada.

— ¿Qué día deben recordar exactamente? — Posa los ojos azules en mi amigo.

Contesto al notar el embelesamiento de Ray

— Catorce de febrero de dos mil diecisiete.

— Esto es increíble — Griselda interrumpe — Se preocupan por una maldita fecha ¡Y mis sobrinas viviendo con un violador! Llamaré a Angélica ya mismo, no pueden seguir aquí. Dios... quien sabe lo que has hecho con ellas.

Siento mi sangre hervir. Por dos meses he soportado toda la porquería que ha hablado en los programas de chismes, no solo de mí sino también de mi madre, pero esto es inaceptable. No permitiré que me acuse de semejante bajes.

La Chica de Ojos OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora