VI

6 0 0
                                    

Las señales de la vida suelen ser demasiado confusas o, al menos la mayoría del tiempo queremos verlas así

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las señales de la vida suelen ser demasiado confusas o, al menos la mayoría del tiempo queremos verlas así. Respiro profundamente, no puedo quedarme envuelto en la comodidad de mis sabanas. Hoy por fin Linda y Ámbar toman el puesto de niñeras, un caos se acerca, probablemente el fin del mundo.

Me doy un ducha rápida y bajo hasta el comedor. Apenas son las siete de la mañana, ambas chicas ya deberían estar aquí, pero no es el caso. Kailani parece perdida en el cereal con colores que está a punto de desayunar, Kenia por su parte manda su celular a un lado en cuanto me ve.

— Hermanito sigo pensando que esto no es necesario — Gesticula con las manos — Kai y yo podemos cuidarnos solas, ¿Cierto Kai?

— No — Responde la niña sin dejar de observar el cereal.

Es evidente que no está de acuerdo, sin embargo, no se opone. Kenia chilla mientras le grita traidora.

Masajeo mis sienes cansado.

Ser el hermano mayor nunca había sido un problema hasta ahora, cuando las cosas se complicaban mamá aparecía para rescatarnos ¿Qué se supone que haga yo? Me pregunto si hay una guía sobre como criar niños o adolescentes.

Kenia sigue parloteando — Tú — La señalo — Basta.

Por arte de magia su boca se cierra.

— Y tú — Señalo a Kai — Come de una buena vez.

Salgo del comedor. La sensación extraña en mi estómago y la pesadez de mi respiración no me dejan pensar. Atribuyo todo a mis nervios, cuatro chicas en una misma casa, dos de ellas siendo chantajeadas no son la mejor combinación.

Si digo que Linda y Ámbar son mi salvación sonaría como un auténtico exagerado, pero no lo soy. Ambas son mi salvación y mi perdición al mismo tiempo, estoy en la palma de sus manos, aunque exista ese contrato de por medio.

Me acerco a la sala principal al oír voces. Las dos intrusas ingresan junto a un sonriente Raymundo.

¿Las trajo hasta aquí? ¿Se encontraron en la entrada?

Preguntas que haré más tarde definitivamente.

Mi vista se dirige a Linda sin poder evitarlo, no tiene ninguna expresión en su rostro. El crop top, el pantalón, los zapatos e incluso el bolso que cuelga de su hombro es de color negro resaltando su piel extremadamente blanca. No sé si el uso excesivo del color se debe a que es su favorito o al luto por su reciente ruptura amorosa.

Sus ojos conectan con los míos de forma abrupta, aún en la claridad siguen pareciendo negros. No aparta la mirada en un acto de rebeldía, por supuesto no tiene intenciones de ser intimidada por mí.

Todo en ella es demasiado oscuro.

Desvió la mirada hacia su amiga, Ámbar no deja de observar cada rincón de la casa. Sus ojos brillan como si se tratara de una niña en una juguetería.

La Chica de Ojos OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora