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Me senté en el pequeño cochecito frente a mi hermana, quitándome rápidamente el chaleco. Podía ver los campos verdes de Inglaterra pasar volando por la ventana mientras el tren de vapor viajaba por el campo.

-Hace mucho calor aquí-. Dije con un resoplido, abanicándome la cara con las manos mientras Enola asentía con la cabeza y también se quitaba el chaleco.

Hice una pausa cuando escuché gruñidos y resoplidos ahogados, levantando una ceja mientras Enola se congelaba. Salté cuando escuché el sonido de la tela rasgándose y mi cabeza se disparó para ver una bolsa en el estante, con un cuchillo atravesándola desde adentro.

-¿Qué demonios…- me detuve en silencio mientras una mano se estiraba y abría la cremallera de la bolsa. El rostro de Enola se volvió hacia arriba con horror cuando la cabeza de un chico asomó por la parte superior de la bolsa de transporte. Salté y me alejé cuando la bolsa cayó al suelo, el chico dejó escapar un gemido en respuesta.

-Hola.- Dijo torpemente, luchando por ponerse de pie sin aliento. Solo lo miré fijamente, mis ojos muy abiertos por la sorpresa.

-Por favor, sal de este carruaje-. Insistió Enola, sentándose lo más lejos posible de él.

-No puedo.- El chico dijo simplemente y solo levanté una ceja mientras cerraba su navaja y la volvía a guardar en su bolsillo. Me tensé cuando se sentó a mi lado, mostrándome una sonrisa orgullosa. -Estoy escondido. Un poco complicado. Soborné a un mozo para que me pusiera en esto y me subiera a bordo. Muy atrevido-

-No muy atrevido en absoluto, y sal de este carruaje ahora mismo-. Dije, mi impaciencia creciendo.

-Ustedes son... extraños caballeros-. Dijo, tomando aire mientras miraba nuestros atuendos de arriba abajo.

-¿Crees que te ves normal?- Enola comentó rápidamente.

-Ustedes no son niños en absoluto-. Dijo simplemente, inclinándose hacia atrás para mirarnos a los dos.

-Podríamos ser niños- dije nerviosamente, arreglando el dobladillo de mi camisa.

-¿Quién eres tú?- preguntó, dándose la vuelta el asiento para mirarme.

-¿Qué vas a?- Le entrecerré los ojos y él se detuvo antes de extenderme la mano para que se la estrechara.

-Soy el vizconde de Tewkesbury, el marqués de Basilwether- Dijo con orgullo y vi como Enola arrugó la nariz con disgusto.

-Eres un tonto-. Dije, fingiendo darle la mano antes de alejarme rápidamente mientras él la guardaba torpemente.

-Quiero que sepas que acabo de emprender un escape particularmente atrevido...- Empezó a despotricar.

-No has escapado. Hay un hombre con un bombín marrón en este tren buscándote, y cuando te encuentre, pensará que te ayudamos y estaremos en peligro por esto-.  Enola dijo enojada y él hizo una pausa, el miedo en sus ojos. -Por lo tanto, te pido que salgas de este carruaje-

-Ambas me recuerdan a mis tíos-. Dijo lentamente, sentándose en su asiento mientras lo miraba antes de que se levantara, preparándose para irse. -Lo he dejado en la estación. También es mandón. Los dejó a todos: mi madre, mi abuela, pero estoy bien. Soy libre-.

-Bien. Sal de este carruaje entonces-. Dije simplemente, entrecerrando los ojos hacia él.

-¿Un hombre con un bombín marrón?- Repitió, mirando ansiosamente entre nosotras y la puerta. Abrió la puerta y tomó aire, preparándose para salir. -Estaré  bien... estaré bien-.

Eventualmente, la puerta del carruaje se cerró y solo quedamos mi hermana y yo adentro una vez más. Me relajé, recostándome en el asiento una vez más.

-¡Él está viniendo!- dijo Tewkesbury, evidentemente estresado mientras regresaba corriendo al carruaje y suspiré, poniéndome de pie.

-¡Por supuesto!- dije, exasperada.

-Está revisando todos los vagones- Tewkesbury continuó, con los ojos muy abiertos por el miedo.

-Maravilloso.- Enola dijo sarcásticamente, agarrando su chaleco en su mano.

-Tienen que ayudarme. Él no me vio-. Tewkesbury rogó, y me mordí el labio. Parecía tan vulnerable y deseaba poder ayudarlo, pero mi hermana y yo estábamos en peligro.

-Por supuesto que lo hizo-. Enola dijo con un resoplido, antes de abrir la puerta del carruaje. -Por lo tanto, digo, bien por ti, vizconde de Tewkesbury, marqués de Basilwether-

-Buenos días, vizconde T... Estoy perdida-. Rodé los ojos, siguiendo a Enola.

-Realmente me recuerdas a mi tío. Tienes la misma mirada-. Dijo y sonreí sarcásticamente antes de cerrar la puerta de golpe. Corrí por el pasillo detrás de Enola, conteniendo la respiración cuando el hombre del bombín marrón pasó junto a nosotros. Hice una pausa, girándome para mirar mientras abría las puertas del carruaje.

-Ah, ahí está, señor-. Lo escuché decir, seguido de gritos agonizantes pidiendo ayuda de Tewkesbury. Hice una pausa, con los ojos muy abiertos por el miedo mientras debatía volver para ayudar.

-Vamos, Amelie, no hay tiempo-. Enola me instó, agarrando mi mano y tratando de moverme pero no me moví. -Estará bien-.

-¿Eso te parece bien?- Jadeé, tratando de retroceder.

-Por favor, Amelie, nos haremos daño-. Enola insistió, sus ojos me rogaban.

-Vamos, Enola. Necesita ayuda-. Dije en voz baja y ella contuvo el aliento, obviamente queriendo ir.

-Multa-.

HOW TO BE A LADY  Tewkesbury  [TRADUCCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora