Causas superiores (SuperCorp)

Capítulo 3: El pasado

Ser amiga de Kara era fácil, había decidido Lena poco después de su primera cita para almorzar, la mujer era una gran oyente y se encontró buscando el consejo de la mujer más a menudo que no en varios temas que van desde dónde conseguir la mejor comida rápida a los últimos chismes en la colina. Aunque la agente seguía sin abrirse sobre su propio pasado, podía ser paciente y se alegraba de que ya no estuviera deseando a la mujer. De acuerdo, era mentira, la deseaba un poco, sobre todo después de que Kara declarara su bisexualidad antes de marcharse a toda velocidad tras la primera cita para comer. Pero las duchas frías y la pura fuerza de voluntad ayudaban cuando esos pensamientos asomaban sus feas cabezas. No era el momento de complicarse y estaba disfrutando de tener a la agente rubia como amiga, así que no había necesidad de estropearlo.

Habían sido dos semanas de intriga política, ya que el plazo que le había dado el presidente para poner las cosas en orden se acercaba cada vez más, y ella y su equipo habían conseguido poner las cosas un poco en orden en el Departamento de Estado, mientras que ella y Kara habían conseguido una cita más para almorzar cuando la agente estaba fuera de servicio y también se enviaban frecuentes mensajes de texto a altas horas de la noche. Había llegado a un punto en el que incluso Maggie había disminuido las bromas sobre su atracción por la rubia al quedar claro que sólo estaba interesada en ser amiga de Kara, en su mayor parte. Comprobándose en el espejo, se arregló la blusa, decidiendo entre uno o dos botones desabrochados antes de abrocharse la chaqueta y salir al pasillo donde la esperaba su siempre presente acompañante.

"Buenos días agente Danvers", saludó solemnemente a la rubia de traje negro cuando salió de su apartamento y ésta asintió.

Kara siempre estaba atenta a su presencia cuando estaba de servicio, su traje negro sin arrugas y sin una sola mancha de pelusa, la camisa blanca planchada y abotonada, los zapatos lustrados con un brillo militar y la masa de cabello rubio de la agente en su habitual trenza en la espalda. No es que prestara demasiada atención a la forma de vestir de la rubia, simplemente apreciaba la atención de la mujer a los detalles y ahí estaba navegando por ese río de Egipto de nuevo en su mente.

"Señora secretaria, ¿ha dormido bien?" la rubia le devolvió el saludo con profesionalidad y se puso a su lado mientras se dirigían a los ascensores.

"Sí, gracias y ya sabes que puedes llamarme Lena aunque estés de servicio", le recordó a la rubia sin pensarlo y acusó la falta de cafeína en su sistema mientras entraban en el ascensor.

"Lo sé, pero no lo haré", contestó la rubia con un atisbo de sonrisa y antes de que pudiera convertir esa pequeña sonrisa en una mayor, el ascensor dio una sacudida y se detuvo de forma repentina y brusca.

Antes de que supiera lo que había sucedido, estaba de espaldas en el suelo del ascensor con la agente rubia justo encima de ella, presionándola mientras le hablaba en el puño de su traje. Las luces se habían apagado y la única iluminación era una luz roja de emergencia en el techo. En la penumbra, pudo ver que la mujer tenía la mandíbula apretada y los ojos alerta, al tiempo que sentía lo que sólo podía suponer que era una estructura muy musculosa presionando contra ella.

"Equipo Bravo, adelante, equipo Delta adelante, Paloma asegurada y requiere extracción, repito Paloma asegurada y requiere extracción" la rubia habló con voz nítida pero claramente no obtuvo respuesta. De nuevo odiaba ese nombre en clave que le había puesto el Servicio Diplomático pero viniendo de Kara no le importaba tanto.

"Soy la agente Kara Danvers ¿hay alguien ahí fuera?, estamos atascadas en el ascensor entre la planta veinte y la diecinueve y necesitamos una extracción ya" dijo y de nuevo no obtuvo respuesta, pero el volumen de su voz fue subiendo.

"No funcionará", dijo en voz baja y alargó la mano para tocar a la rubia en el brazo para llamar su atención mientras la agente se echaba encima de ella de forma protectora lo que la hizo estremecerse.