Causas superiores (SuperCorp)

Capítulo 2: Rebanadas

Una semana después de haber sido nombrada Secretaria de Estado interina por decreto presidencial, Lena Luthor estaba metida de lleno en la política internacional, además de ayudar al Departamento de Estado a recuperarse del escándalo que lo había sacudido, lo que la desafiaba y frustraba a partes iguales. Los rusos, los chinos e incluso los malditos británicos estaban haciendo movimientos pensando que ella no era más que una cara bonita puesta en el puesto con el único propósito de reforzar los índices de aprobación del presidente Jones tras el estallido del escándalo de Matthews. Rápidamente descubrieron que no sólo era guapa y ligeramente ególatra, sino también más inteligente que cualquiera de ellos. La desventaja de todas estas patadas diplomáticas que estaba dando era que había estado quemando el aceite de medianoche, y ahora, una vez más, ella era la última persona en la oficina con Maggie y su personal hace mucho tiempo, y sólo Jess permaneciendo en su escritorio fuera.

"Jess, ¿puedes venir aquí, por favor?", gritó pellizcándose el puente de la nariz, renunciando momentáneamente a intentar redactar un comunicado al embajador británico de la forma correcta. Aunque ahora mismo decía que si el hombre estaba tan preocupado por su sexualidad, no debería llevar a su hija a la próxima cena de estado porque nunca se sabe lo que pueden hacer esas lesbianas. No era lo que ella enviaría, por supuesto, pero quería que la comunidad internacional supiera que con Lena Kieran Luthor no se juega.

"¿Qué desea, señora?", le preguntó su ayudante al entrar en su despacho, y ascender a la mujer del departamento de registros estaba demostrando ser una decisión inteligente, siempre era puntual, siempre iba vestida de forma profesional y siempre estaba dispuesta a echar una mano.

"¿Puede pedirme una pizza de pepperoni, por favor, con extra de pepperoni y luego puede irse a casa?", dijo, y la mujer le sonrió.

"Oh no, estoy aquí hasta que te vayas, pero ¿quieres una bebida con eso?" preguntó Jess y anotó su pedido.

"Sí, por favor, ¿puede traerme una botella grande de Coca-Cola y Jess... gracias?", dijo y sonrió a la mujer, que asintió y fue a hacer el pedido.

Volvió a centrar su atención en el ordenador portátil y trató de reescribir su reprimenda al engreído embajador británico hasta que un golpe en el marco de la puerta de su despacho atrajo parte de su atención e hizo un gesto hacia el sofá y la mesa de café junto a la pared. Al oler la pizza, su estómago gruñó, pero aún no sabía cómo decirle diplomáticamente a alguien que se metiera su propuesta comercial donde no brilla el sol. De hecho, estaba segura de que había un lugar en Mayfield, Nebraska, donde ese lugar existía.

"Gracias, puede dejarla allí", dijo y ni siquiera levantó la vista, hasta que la voz de la persona que le llevaba la pizza la hizo saltar.

"¿Habrá algo más Señora Secretaria?" Preguntó la agente Danvers con una sonrisa de satisfacción cuando levantó la vista y vio a la rubia de traje negro colocando la humeante caja de pizza en la mesa junto con una gran botella de refresco y servilletas.

"Yo... tú... ¿por qué estás aquí y dónde está Jess?", preguntó antes de poder ordenar sus pensamientos mientras la rubia se ponía firme ante su pregunta.

"Su asistente está en su escritorio y el repartidor no tenía autorización. Así que, como mi turno estaba terminando, pensé que lo mejor sería traerte la pizza en lugar de investigar al repartidor", explicó la rubia con los brazos detrás de la espalda en posición de firmes y recta.

"En ese caso, ¿te apetece acompañarme a tomar un trozo?", preguntó sintiéndose un poco culpable por haberle espetado a la rubia de esa manera al darse cuenta de que estaba claramente más nerviosa de lo que había pensado.

"¿Es una orden, señora?", preguntó la agente rubia con una ceja levantada, todavía en posición de firmes, y la revelación de Maggie de que la rubia había sido un Navy Seal volvió a su mente.