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Helaena

Por fortuna la clase terminó antes de lo esperado, tomé mis cosas y me fui perezosamente a la salida, lo más probable es que Aegon y Aemond ya estén en casa.
Por lo que ahora me iría sola de camino a esta, llegando a la salida una cálida sonrisa me recibió.

-Jacaerys?

El hijo de mi hermana mayor Rhaenyra, sobrino estaba esperándome aunque es más como mi primo pues tenemos casi la misma edad, si él estaba aquí de seguro mi hermana y su familia nos visitaban.

- Helaena querida cómo estas?.- preguntó este, fui hasta él y besé su mejilla, ambos caminamos rumbo a mi casa.

-Acabo de terminar mi primer día así que un poco cansada y tú?

-Mejor, yo entré la semana pasada pero hoy nos tomamos el día para venir a visitarlos, mi madre quería ver al abuelo Viserys.

Pasamos el camino conversando y poniéndonos al día con las cosas que habían pasado desde la última vez que nos vimos, que había sido hace un mes.

Jacaerys me invitó un helado antes de llegar a casa, un cono de frutos del bosque y él se compró uno de menta.

Llegamos a casa, a la primera que busqué fue a mi hermana, ahí estaba Rhae, con su esposo Harwin y el pequeño Joffrey en medio de ambos.

-Hermanaa!- la llamé en cuanto me acerqué, ella me vio y me sonrió.

-Helaena que gusto!- me respondió con el mismo tono cálido de siempre.

Ambas nos abrazamos contentas, miré a mi sobrino con una pequeña sonrisa en mi rostro y me agaché para que besara mi mejilla y fue exactamente lo que hizo.
Saludé a Harwin con educanción y a lo lejos vi a Lucerys conversando con Daeron bien animados. Era toda una reunión familiar, sólo faltaba el tío Daemon con su esposa Laena y mis queridas primas Rhaena y Baela.

Jacaerys seguí a mi lado, sentí la mirada de Aemond desde el patio, estaba con Aegon fumándose un cigarrillo mientras conversaban. Cuando me giré a verlos me encontré con la fría y pesada mirada de Aemond fija en Jacaerys y mi, sobre todo en el recién nombrado.
Este me miró.

-Iré a saludar a tus adorados hermanos Helaena- me dijo en un tono sarcástico,
entre ellos se llevaban pero a Jacearys no le agradaba el mundo de mis hermanos.

-Esta bien- le respondí.

Cuando lo vi llegar hasta ellos Aemond cambio completamente su expresión a una burlona y graciosa al mismo tiempo, puede estar con él pero no a mi lado.

Qué idiota es.

Por mi parte fui hasta la mesa y me senté al lado de Rhae y presté atención a lo que hablaba mi madre respecto al viaje que haría con mi padre este finde semana.

Carajo, mis padres no estarían el finde semana y eso sólo significaba una cosa.

Aegon y Aemond harían una fiesta.

Y yo tengo a donde ir, así que tendré que soportar la música fuerte y los gritos de un montón de universitarios en mi casa.

Genial.

Por supuesto y como la buena hermana que soy no diré una palabra al respecto, seguí escuchando la conversación, al parecer este viaje podría darle un acenso a mi padre en su trabajo, no quería hacerse muchas ilusiones pero igual irá al viaje.

Sonreí al escuchar eso, todo lo que ha hecho mi padre en su trabajo ha sido por nosotros.

Me disculpé y me puse de pie, aún no había subido mi bolso a mi habitación y quería sacarme mis botas, eran bellas, pero no muy cómodas. Tomé mi bolso y me dispuse a subir las escaleras, abrí la puerta de mi habitación la junte tras de mi. Me senté al costado de mi cama y me saqué mi botas, iba a buscar mis pantuflas hasta que alguien entró de golpe.

Aemond cerró la puerta detrás de él.

Carajo.

-Qué hacías con Jacaerys? Parecían muy contentos cuando llegaron.

-Es nuestro sobrino, acaso no puedo relacionarme con él?- le solté un tanto irritada.

-Pues nuestro sobrino te mira con baba en su boca Hela.

-Sólo fue a buscarme a la salida y me invitó un helado Aemond, somos como primos, nos llevamos bien. ¿Cuál es tu problema?

-Mi problema es que conozco a Jacaerys y sé como es realmente.- tenía su mandíbula tensa.

-No te hagas el santo, tú también tienes tu lado b.- lo miré desafiante, el guardó silencio.

Se aproximó hasta mi, la mariposa de los nervios se instalo en mis entrañas cuando lo tuve a menos de un metro de mi, pero no retrocedí ni un paso.

-Qué sabes de mi lado b, hermanita?- Susurró cerca de mi rostro.

-Lo suficiente.- le respondí de la misma forma.

Le sostuve la mirada, estaba muy cerca, hoy en la mañana estuvo así de cerca y casi me besa. ¿Qué harás ahora Aemond?

Escuché unos pasos aproximarse, la mirada de los dos se fue hasta la puerta, tenía el seguro, pero los pasos siguieron derecho por el pasillo del segundo piso.

Regresé la mirada a Aemond, él tenía toda su atención puesta en mis labios, temblé de los nervios y él notó. Su mano se dirigió a mi cintura y me sostuvo con firmeza acercándome completamente a su cuerpo, su otra mano se fue hasta mi mejilla, la cual acarició con cuidado.

Sin aviso juntó sus labios con los míos sumergiéndonos a ambos en nuestro primer beso. Me besó con suavidad y cuidado, lentamente le correspondí abriendo poco a poco mi boca para darle paso a su lengua, él mismo tomó uno de mis brazos poniéndolo alrededor de su cuello, sostuve su cabello y acaricié su rostro.

Nos movió por la habitación y me levantó dejándome sentada encima de mi escritorio, nuestro beso se estaba profundizando hasta el punto de hacernos desear más.

Aemond quería más y yo quería más.

Una de sus manos se fue hasta mi nuca, tomando parte de mi cabello en un agarre firme, mordió mi labio inferior haciéndome soltar un pequeño suspiro.

Gruñó entre dientes y se apartó un poco de mi.

No fue hasta ahí en que caí en cuenta de lo que estábamos haciendo, me separé de golpe y lo miré, en su rostro había puro deseo, tenía la respiración agitada y  su cabello al igual que el mío estaba desordenado.

Esto estaba mal, Aemond era mi hermano, pero joder, cuanto había disfrutado ese beso.

La frustración se instaló en mi sistema, miré por última vez a Aemond antes de largarme de ahí como si vida dependiera de ello. Este me llamó, me detuve antes de abrir la puerta esperando lo que me iba a decir.

-Mírame a los ojos, dime que no te ha gustado y jamás volveré hacerlo.-

Guardé silencio, lo miré por ultima vez antes de salir de habitación.

Porque sí, ese beso me había encantado y sí quería que volviera hacerlo pero no era lo suficientemente fuerte como para decírselo...o negárselo.

Ojos color lila (Helaemond)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora