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Helaena

Bajé las escaleras mientras me arreglaba el cabello y me ordenaba mi falda, nuevamente fui hasta Rhae pero estuve ausente durante la conversación. A las pocas horas Rhaenyra se fue con su esposo y mis sobrinos.

Luego de la cena con ellos, subí las escaleras para ir a mi habitación y prepararme para dormir, tomé mi pijama y una toalla y me dispuse a bañarme. Después de lavar mi cara y mis dientes salí del baño para irme a la cama.


Al parecer se esta convirtiendo en rutina pasar mala noche, mi alarma sonó a las 9am, con pereza me levanté y me vestí antes de ir al baño. Hoy el calor iba a ser fuerte así que puse shorts de jeans y una camiseta gris con mis típicos botines cafés.

Me lavé la cara, esta mañana a pesar de mi mal sueño tenía ánimos por lo que decidí hacerme media trenza.

Salí de habitación y con la primera persona que me topé fue con la que tenía planeada evitar todo le día, toda la semana, todo el mes.
Aemond me miró de pies a cabeza descaradamente, finalmente su vista se detuvo en mi cabello. Negó con la cabeza.

-Lindo peinado hermanita.- dijo en un tono neutro, marchándose de ahí dejándome tiesa como una estatua, joder.

Suspiré y me dispuse a bajar, como siempre mamá estaba ahí con el esperándonos con el desayuno servido.

Los chicos y ella conversaban pero estaba ausente a su conversación, hoy quería caminar a la universidad, comí rápido y me paré antes para ir a lavar mis dientes e irme.

Me despedí de mi madre, estaba por marcharme cuando Aemond me habló.

-Ya te vas?

Lo miré y le respondí.

-Emmm si, hoy quiero caminar.

-Esta bien, voy contigo.- se paró y fue a por sus cosas arriba, luego de un minuto bajó hasta quedar frente a mi.

Lo miré bien y abrí la puerta lista para salir, escuché como se despidió de madre y Aegon, caminó rápido para quedar junto a mi, él me miró.

Y el ambiente se puso tenso, normalmente Aemond siempre comienza la conversación pero ahora ni él ni yo sabemos qué decir por lo ocurrido de ayer en la noche, un escalofrío recorrió mi espina dorsal.

Caminamos en silencio por unos minutos hasta que Aemond se animó a hablar.

-¿A qué hora sales hoy?- se interesó.

-Tengo solo una clase, saldré al medio día-

-Entiendo- dijo volviendo su atención al camino.

-¿Por qué la pregunta?-

-Sólo quería saber Hela-

No dije nada, asentí con la cabeza a forma de respuesta.

Entramos a las instalaciones de nuestra universidad, saludamos a los guardias y Aemond me acompañó hasta la puerta de la sala donde tendría mi clase.

-Hela, sobre ayer yo...lo siento-

Quedé sorprendida, de todas las cosas que esperaba que me dijera "lo siento" era la última de ellas. Porque aquel beso de él me había encantado de todas las formas posibles, y no me arrepentía de ello.

Sonreí levemente al recordarlo.

-No te preocupes, la verdad es que...no me ha molestado- declaré por fin.

Porque le di motivos suficientes para que pensara que me molestó, aparté y me fui de ahí sin decirle una sola palabra.

Él me miró sorprendido y luego, una pícara sonrisa apareció en su rostro.

-Te fuiste sin decirme nada...por qué? Acaso te gustó...eso?

Arrastró sus palabras, y no mencionó la palabra "beso" pues estábamos afuera de mi sala y algunos compañeros pasaban por ahí.

Su mirada era intensa y no pude sostenerla por mucho tiempo, aparté mi vista avergonzada, el rió por lo bajo pues, mi actitud le confirmó que aquel beso si me había gustado.

-Por qué no dejas tus cosas en tu sala y vamos a la terraza a pasar el rato? Aún quedan 30 minutos para que empiece tu clase.

Tenía razón, pensé por un instante y finalmente terminé accediendo, dejé mis cosas en la mesa que siempre me sentaba, ya habían algunos compañero así que les pedí que cuidaran mis cosas.

Salí de nuevo, Aemond seguía en el mismo lugar, mirándome, con una sonrisa.

No pude evitar devolverle el geste, caminé hasta él y luego ambos nos dirigimos hasta la terraza, una vez ahí nos sentamos en la misma mesa de ayer y guardamos silencio.

Se sentó cerca de mi, sentí como su mano buscaba la mía, cuando finalmente se enlazaron, una cálida sensación me invadió por dentro y mi corazón se aceleró como loco. Traté de tranquilizarme pero me fue imposible.

Aemond

Hela estaba agitada a mi lado, podía notarlo, serán nervios, ansiedad, miedo?
No pude evitar preguntarle, no quería alarmarla más así que traté de ser lo más sutil posible.

-Todo bien?-

Tardó en responder.

-Ah sí es sólo que yo... tú-miró nuestras manos y me dio un ligero apretón.

-Es complicado- dijo finalmente.

Guardé silencio y la miré, invitándola a que siga hablando.

-Somos hermanos- soltó por fin.

Sonreí, sí Hela era mi hermana mayor y estaba loco por ella, y hace mucho tiempo dejó de importarme.

-Lo somos-

No respondió, su mirada bajó a nuestras manos y ahí se quedó. No supe que más hacer o decir así simplemente me quedé callado y disfruté de la compañía de Helaena. Hoy lucía preciosa, siempre me ha gustado su estilo, sus faldas largas siempre de tonos oscuros y sus tan característicos botines. Su trenza nacía desde los costados de su cabeza y caía por su largo cabello hasta su cintura.

Sin duda su larga cabellera plateada era una de mis mayores debilidades, pero la primera siempre van a ser su ojos.

El tiempo transcurrió más rápido de lo que quería hasta que dio la hora del comienzo de la clase de Hela, la ayudé a ponerse de pie y por instantes no quiso soltar mis manos. La miré expectante.

-Yo...si quiero que me vuelvas a besar.- dijo enderezando su cabeza y mirándome fijamente.

Quedé atónito, Hela estaba aterrada, porque sabe que estos sentimientos no están bien, sabe que si nuestros padres o Aegon se enteran de esto quedarían locos y causaríamos un gran desastre, pero con esto que acaba de decirme, de confesarme...Me ha hecho saber que a pesar de todo esta dispuesta a tomar el riesgo y yo también.

Ojos color lila (Helaemond)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora