14

291 20 6
                                    

Aemond

Helaena me estaba evadiendo como nunca.

Ha pasado una semana desde nuestro ultimo encuentro en la universidad, he tratado de esperarla, buscarla y escribirle, pero esta empeñada en no conversar conmigo.

Es lunes otra vez. Voy camino a clases, esta vez no buscaré a Hela, supongo que cuando quiera hablar conmigo se acercará a mi, mientras ella no quiera dejaré de presionarla como lo hice durante casi toda la semana pasada. Sin embargo soy todo un revoltijo de emociones, no puedo enojarme con Helaena, que me muestre enojado es una cosa pero en realidad la entiendo perfectamente. Por supuesto que me aterra la idea de que nuestro padres y hermanos nos descubran, es mi hermana después de todo.

Lo que me enoja de todo esto es que ella sabía en lo que se estaba metiendo, yo no la obligué a nada y ahora no es capaz de enfrentarme y no solo a mi, si no a lo que siente por mí, es problema nuestro y ella a querido lidiar con ello completamente sola.

Y joder, no quiero que ella se oculte de mí.

Quiero acompañarla, que me hable, que me grite que soy un imbécil si es necesario.

Sólo la quiero a ella.

Estoy hecho un desastre, unas moradas ojeras adornan mis rostro, me hice un moño flojo en el cabello pues me dio pereza peinarlo, pequeños mechones se escapan de este colándose en mi rostro, pero mis fieles botas militares me acompañan para darme algo de dignidad.

Caminaba por los pasillos rumbo a mi sala de clases cuando en eso veo a alguien a quien sinceramente no esperaba encontrarme.

Hela estaba ahí, sentada en las bancas del pasillo mirando sus pies mientras jugaba con su largo cabello albino.

Se veía adorable.

Quise suponer que estaba ahí esperándome a mi, así que me acerqué a ella y me senté a su lado, ella levantó su mirada para encontrase con la mía.

Su rostro se contrajo en una mueca nerviosa pero aún así sostuvo mi mirada.

No pude evitar sonreírle ligeramente, ella bajó la vista hasta mis manos y con cuidado tomó mi mano derecha entrelazando nuestros dedos.

Quedé sorprendido, pero para nada el gesto me molestó, sostuve su mano con firmeza y la miré expectante.

-Creo que he sido un poco egoísta, sólo pensé en mi cuando esto nos concierne a ambos, la verdad es que no quería que tuvieras que lidiar con mis penas.-

Ella hizo silencio esperando a que yo dijera algo, por mi parte la miré y la animé a que siguiera hablando.

-Aemond...como te dije una vez, jamás me arrepentiré de lo nuestro...-

Hela guardó silencio y soltó mi mano, lo entendí cuando sentí las voces de mis amigos.

Ellos nos saludaron animados, uno tuvo el descaro de decirle a Hela que se veía linda.
Claro que se ve hermosa, le dediqué una mirada asesina y este guardó silencio y se retiró de ahí, con él se empezaron a retirar los demás.

-Te esperamos adentro Targaryen.-

Me dijo Cole entrando de los últimos, le dediqué un asentimiento de cabeza antes de volver a dirigir mi atención a Hela.

-Perdónalos, son unos tontos.- Le comenté, ella negó con la cabeza y rio bajito.

-No pasa nada.-

Me la quedé mirando y pensando en ella y en nosotros, es jodido. Estaría dispuesto a estar con ella a escondidas, pero merecemos mucho más que andar a espaldas de nuestros padres.
La culpabilidad se comería viva a Hela aún más que lo hace ahora, sobre todo por la unida relación que tiene con nuestra madre. Supongo que fui un cabezota por no haberlo entendido antes.

-De verdad que me...gustaría poder estar contigo Aemond.- me confesó, bajito y sin mirarme.

No lo pensé.

Tomé su mano y salimos del edificio y de la universidad.

-Aemond ¿Qué estás haciendo?- dijo entre divertida y nerviosa, mientras caminábamos rápidamente por la calles.

-Iremos a la playa.- le informé, con una sonrisa.

Ella me devolvió el gesto y ambos nos quedamos esperando el bus que nos llevaría hasta allá. Hela sostuvo mi mano todo el tiempo y yo no podía estar más feliz.

Pasado de una hora y media Helaena y yo estábamos sentados en arena, contemplando el mar y el cielo con brisa marina acariciando nuestros rostros.

Compramos comida, reímos, conversamos muchas cosas, nos besamos y abrazamos.

Simplemente disfrutando el uno del otro.

En un momento dado Hela y yo guardamos silencio, el ambiento pasó de uno tranquilo a uno más serio.

-¿Qué haremos ahora?- dijo ella, con una triste sonrisa en su rostro.

-Yo solo quiero estar contigo Hela, puede que quizás no podremos estar como lo deseamos, lo entiendo y lo acepto si así lo quieres. Pero por favor, no me apartes de tu vida hermana.

Guardó silencio y dirigió su mirada al mar.

-Quisiera quedarme aquí contigo eternamente.-

-Yo también.- me sinceré.

Hela apoyó su cabeza en mi hombro y suspiró, acaricié su mano con la presión de que ya se hace tarde y tenemos que volver.

-¿Volverás a casa?- le pregunté, pues aún se estaba quedando donde Rhaenyra.

-Puedes acompañarme al apartamento de Rhae para buscar mis cosas y después volveremos a casa- respondió.

Ella se puso de pie y miró la orilla donde las olas se rompen, luego me miró a mi invitándome a seguirla y caminó hasta allá.

Caminé detrás de ella y llegamos allí, Hela subió su falda para que no se le mojara.
Sujeté con mis manos donde ella tenía el agarre, en sus caderas. La traje a mi y la besé lentamente, saboreando sus labios, disfrutando de ellos. Una de sus manos fue hasta mi mejilla y la acarició con delicadeza, mientras abría más su boca para profundizar el beso. Suspiré sobre sus labios y me aparte de ella ligeramente pegando mi frente a la suya.

-Debemos irnos.-

-Lo sé.-

Fuimos por nuestras cosas, calzamos nuestros pies y caminamos a esperar el bus.
Una vez en el apartamento de Rhae, Hela entró por sus cosas y se despidió cariñosamente de todos, Jacearys nos miró con una sonrisa a ambos una vez que nos fuimos de ahí, pero algo me daba muy mala espina en su mirada. Por un momento se me pasó la idea por la cabeza de que quizás el sabe...todo.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Hela caminaba en silencio junto a mi mientras yo llevaba sus cosas.

Ella se veía tranquila.

Dejé que su calma me contagiara y ambos caminamos sin prisa hasta llegar a nuestro hogar.

Ojos color lila (Helaemond)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora