XVIII part 1

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Louis le encantaba su cumpleaños. Desde hace años montaba una gran fiesta con sus amigos y conocidos y celebraban juntos la Noche Buena y su cumple.

Desde que era pequeño disfrutaba de ese día, ningún amigo suyo tenía la casa tan decorada el día de su cumple, solo él, se sentía especial. Todos los años su madre lo subía al coche y le daba una vuelta por el barrio. Louis se quedaba fascinado viendo todas las luces de Navidad de las casas. Sacaba la cabeza por fuera de la ventanilla para verlas mejor, le brillaban los ojos de tanta felicidad aunque su nariz se ponía rojita por el frío pero no pasaba nada, porque al llegar a casa su madre le preparaba un chocolate caliente para recobrar el calor y abrían los dos juntos su regalo. No tenían mucho dinero y Louis solo tenía un único regalo, juntando los de navidad y su cumple,  pero a Louis nunca le molestó, sabía que su madre se esforzaba.

Años después dejaron de pasar la Noche Buena solos, su madre se casó de nuevo y ahora tenía una hermanita con quien compartir la emoción de ese día, y luego llegó otra y luego dos más, ahora su cumple se había convertido en una gran celebración con las personas que más quería y aunque ese día había mucho ajetreo en la casa, su madre siempre lo siguió llevando a dar la vuelta en coche y beber chocolate caliente. Lo siguieron haciendo siempre, todos los años, incluso cuando Louis ya era mayor, lo siguieron haciendo hasta que su madre falleció, muy cerca de Navidad. Louis se prometió que no se rendiría, su madre se había esforzado mucho por hacer ese día especial y lo iba a seguir haciendo, desde ese año Louis monta una gran fiesta en casa, con sus hermanas y padrastro, amigos, conocidos y básicamente con cualquiera que quiera acercarse y pasar un buena Noche Buena en compañía. Al acabar la fiesta, generalmente ya al amanecer, se tomaba un chocolate en el porche, mirando hacia el cielo, para estar en compañía de su madre.

Eran las siete de la mañana del veinticuatro de diciembre y Louis ya iba por su segundo cigarrillo y mitad de su café. Estaba sentado en el sofá del jardín, mirando el paisaje y pensando en que hoy iba a ser un largo día. Este año no había podido organizar nada y se lo había dejado todo a Isaac. Se sentía sin fuerzas.

-Buenos días cariño. -Eleanor se acerca al sofá y se sienta a su lado. -Hace mucho frío. -los tapa a ambos con una manta. -Feliz cumpleaños. -Besa a Louis y este pone un brazo sobre ella, abrazándola.

-Buenos días, gracias. -Le pasa el cigarro a Eleanor. - 31 años, soy un abuelo ya. -ríe Louis.

-Se nota que estás nervioso, deberías intentar dormir un poco más. -Eleanor le besa el pecho y sonríe. -Me he levantado para hacerle el desayuno al cumpleañero pero por primera vez en su vida ha madrugado.

-Gracias -sonríe Louis. -Tráetelo.

-A quién? -Eleanor se separa un poco de Louis, no entiende nada.

-A tu novio.

-No... no es mi novio...

-Tráelo venga, Isaac va a traer al suyo.

Eleanor besó a Louis y le acarició la mejilla.

-Voy a hacerle el desayuno al mejor chico del mundo. Te amo Lou.

Tras darle un último beso en la frente, Eleanor fue a la cocina a prepararle el desayuno. Desayunaron los dos juntos y luego Eleanor se fue a hacer sus recados diarios. Louis cogió un cigarrillo especial... para relajarse y se metió en la bañera. Cuándo salió de el baño se miró en el espejo. Se sentía súper viejo. Se arregló la barba y se peinó el pelo, las canas cada vez estaban más presentes. Suspiró y se tumbó desnudo en la cama. Pudo dormir media hora y descansar un poco más, cuándo se despertó eran las once. Toda la casa estaba en silencio, se sentía muy mal. Se sentía solo. Isaac y Eleanor iban a pasar Noche Buena con sus novios y él estaba solo.

No es un juego [L.S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora