XIX

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Hacía mucho frío para estar fuera en el jardín. El resto de la gente entró al interior de la casa mientras Louis se quedó, mirando fijamente la tarta, mirando el fuego de las velas. Todos habían desaparecido, miró hacia el cielo y a través de la cálida luz de las fairylights y candelabros del jardín, pudo apreciar como estaba empezando a nevar. Se abrazó a él mismo, intentando retener el calor, y sopló las velas con los ojos cerrados, y entonces lo notó. Notó el calor de las luces, el calor del fuego de las velas. Harry lo había abrazado desde la espalda. Louis se giró hacia él y Harry lo abrazó, arropándolo dentro de su chaqueta. Louis notaba todo el calor corporal de Harry. Ya no tenía frío, ya no estaba solo, ya no tenía miedo.

Cuándo Louis volvió a abrir los ojos estaba dentro del coche de Harry mientras conducían por los barrios a las afueras de Londres. Louis llevaba puesta la chaqueta de Harry, tirada por encima, arropándolo y protegiéndolo del frío invernal de la nieve. Louis observaba a Harry, todo estaba oscuro pero las luces navideñas alumbraban su rostro, no pudo evitar sonreír, Harry era perfecto. Louis miró hacia el exterior, apoyando la cabeza en la ventanilla de cristal, notando el frío de fuera, todas las casas brillaban con las luces de Navidad, era tarde y sólo estaban ellos dos por las calles. Louis notó una suave presión en su muslo y desvió la mirada hacía allí, Harry había apoyado su mano y Louis puso la suya sobre ella, entrelazando los dedos.

-Todo va a estar bien Boo. -Dijo Harry sonriente.

No sabe como ocurrió, no le había parecido que había pasado tanto tiempo, pero de repente Harry lo había llevado hasta su casa en Doncaster. Bajaron del coche y Harry abrazó a Louis cogiéndolo por la cintura. Louis se detuvo justo antes de poner la mano sobre el pomo de la puerta y entrar, estaba nervioso, estaba muy nervioso. Desde fuera se podía oler el chocolate caliente que estaban preparando dentro y también se podía escuchar la voz de unas niñas jugando y riendo.

-Estás en casa, no tienes que tener miedo Lou, yo estoy contigo, estamos en casa.

Harry le arregló el flequillo a Louis mientras este lo miraba a los ojos como quién presencia por primera vez un atardecer en el mar, mágico, hermoso, perfecto. Louis se sintió pequeño en  ese instante. Harry puso sus manos sobre las mejillas de Louis y lo besó. Había una auténtica tormenta de nieve, pero una tormenta aún mayor dentro de Louis.

Estaba en su casa, en Doncaster, y estaba en su hogar, estaba con Harry.

Louis empezó a escuchar una melodía y abrió los ojos poco a poco. Estaba en su cama? Todo... todo había sido un sueño? Cómo ha llegado hasta su casa? Y cómo se ha puesto el chándal y la sudadera de Gucci? No recordaba nada...

Alargó un brazo sobre la cama... pero no encontró a nadie. Estaba solo.

La melodía siguió sonando y cogió el móvil, eran las cinco de la mañana del veinticinco de diciembre. Efectivamente, todo había sido un sueño. Encendió la luz de la mesita de noche y se sentó, recostando su espalda con el cabecero. Se pasó una mano por la cara y bostezó, intentado despertarse, antes de responder a la videollamada.

-Papi, felicidades!!!

-Hey peque, muchas gracias! -Louis sonrió inmensamente al escuchar a su hijo, le llenó un poco el corazón roto.

En Los Ángeles aún eran las diez de la noche. El pequeño le contó un montón de cosas que había hecho ese día cómo cocinar galletas de jengibre con su nana. Le enseñó un dibujo que había hecho para él, para el día de su cumple, y le dijo que cuando fuera a verle se lo daría. Estuvieron un rato largo hablando y cuándo colgaron Louis se derrumbó.

Hacía casi tres meses que no había podido ir a verlo, le mataba que su hijo estuviera en la otra punta del mundo, lejos de él. Se sentía también lejos de su familia de Doncaster. Se sentía solo en Londres. Tenía a Isaac y Eleanor sí pero... desde que Eleanor y él sólo son amigos ella pasa mucho tiempo fuera de casa con Tom, Isaac le da mucho cariño pero casi nunca está en casa tampoco. Louis no tenía muchos más amigos en Londres, se había aislado poco a poco. No tenía amigos, no tenía familia y encima, encima había perdido al amor de su vida al cual acababa de recuperar.

No es un juego [L.S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora