lumière

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—Febrero quince, dos mil veintitrés— Sunoo dejó la computadora en el tocador frente a la cama, él simplemente caminó de regresó hasta la cómoda y se sentó en la orilla junto a los ramos de rosas rojas envueltos en papel celofán que estaban apiladas desordenadamente. —¿Entonces así es como se siente?

Sunoo suspiró antes de tomar todas las flores en sus manos, acomodándolas para que quedaran recostadas en uno de sus ante brazos.

—Veinte rosas de distintos chicos y chicas, pero ninguna es de Heeseung. Las recibí mientras estábamos en la escuela gracias a lo que ahora me parece la tradición más tonta. ¿Cuál es el propósito de tener tantas flores si ninguna es de la persona que esperas? Sólo son arrancadas de su lugar para fines ridículos, dejando de hacer su proceso de fotosíntesis... y da-dañando más al medio a-ambiente... — La voz de Sunoo se quebró junto con su última palabra. Su mano que estaba libre fue directamente hacia su boca para silenciar los sollozos que había estado reteniendo.

El siguiente minuto de grabación se basó en Sunoo llorando, su cuerpo sacudiéndose con espasmos y el fuerte silencio fue rellenado con estática dentro del video. Sunoo se mantuvo en esa posición por otros minutos más aun cuando sus sollozos se habían detenido y eran solo los respingos los que estaban presentes. Por como vagaban sus ojos de un lado a otro en le piso, se veía que buscaba palabras para expresarse.

—Recibí el regalo más hermoso de parte de Heeseung. El mejor regalo... — confesó con despecho, su ceño húmedo arrugándose con desagrado. Una prolongada pausa siguió antes de que volviese a hablar. —Sunghoon y Heeseung son novios... no sé por cuánto tiempo lo han sido, pero lo son. Y tal vez soy demasiado paranoico o demasiado observador, pero ambos usaban camisas de cuello de tortuga hoy.

Sunoo dejó las rosas de lado, nuevamente en su antiguo lugar para mirar directamente a la cámara.

—¿Eso que tiene que ver con que me hayan roto el corazón? Bueno, después de observar a Sunghoon durante la clase de economía me di cuenta de que la razón detrás de su camiseta fue para esconder los chupetones que había en su cuello. Y no solo fueron esas marcas las que me hicieron darme cuenta de que habían jodido, fue también que Heeseung estaba esperándolo fuera de cada una de las clases para ayudarlo a caminar, su mano siempre estaba en su espalda baja y la acariciaba. Ahora no solo debo soportar saber el hecho de que son novios, sino que además debo aguantar saber que están follando probablemente en ese momento.

Sunoo se quitó las lágrimas y se levantó de la superficie acolchonada para caminar hasta donde estaba la cámara, una vez frente a ella se puso de cuchillas para que su rostro roto fuera capturado.

—No me importa cómo, pero haré que Heeseung me bese o que incluso tenga sexo conmigo.

.

—¡Oh, Dios! ¡Hee! M-Más...— El gemido de Sunghoon salió fuertemente de su boca mientras sus brazos se aferraban al torso del mayor y sus uñas rascaban ligeramente la piel expuesta de su espalda en el intento de drenar el placer del que su cuerpo era espectador.

Rápidamente Heeseung atacó la orden del menor, estrellando con más fuerzas sus caderas contra el trasero de Sunghoon, las estocadas fueron suficiente para que el cuerpo del pelinegro comenzara a moverse de arriba hacia abajo, pero no solo eso, el cuerpo del menor también se removía en su propio lugar, arqueando su espalda y doblando los dedos de sus pies, sin mencionar los dulces y hermosos gemidos que dejaba escapar con cada penetración. Se podía deducir en cuestión de segundos que esa era la primera vez de Sunghoon con respecto a sus reacciones, aunque Heeseung no era diferente a él; sus gemidos más roncos hacían un contraste con los delicados del menor.

Al ser la primera vez de ambos, se encontraban muy nerviosos y cualquier cosa los avergonzaba fácilmente, pero después de unos cuantos toques y de que las cosas se pudieran realmente calientes, la vergüenza se había evaporado.

Eso es lo que los llevaba a ese momento en la cama de Sunghoon, donde Heeseung hundía profundamente su miembro en el orificio de menor, sus paredes apretando su longitud. Se sentía tan cerca de su liberación y a juzgar por el volumen de los gimoteos del menor, él también estaba cerca.

Sunghoon comenzó a sollozar cuando la punta del miembro de Heeseung alcanzó algo dentro de él y siguió presionándolo hasta que el cosquilleo en su vientre se intensificó de poco en poco, el placer apoderándose de su organismo y haciendo que se quedara sin aliento.

—Por favor, Heeseung...— Sunghoon lloriqueó en el oído del mayor. La extensión del peligris empujó el punto dulce unas cuantas veces antes de que Sunghoon se corriera sobre su abdomen con el sonido más lascivo que había escuchado provenir de los labios del menor, siguiéndole a este más gemidos de sobreestimulación. Heeseung comenzó a jadear con la boca abierta sobre la mejilla pálida cuando las paredes del menor empezaron a apretarlo en palpitaciones constantes, haciendo que el movimiento fuera más difícil, por lo que sus estocadas eran aún más profundas.

—Oh, Sunghoon...— el mayor gimió, mantenido sus fuertes penetraciones hasta que Sunghoon acompañó su orgasmo con un gemido suave. Enseguida se alejó de su escondite en el cuello lleno de marcas del menor para ver su rostro poscoital.

Los kilómetros de piel nivea estaban colorados con un suave azul grisáceo por el clima nuboso del anochecer, y un suave color rosado se sentaba en lo alto de sus mejillas. Su cabello negro estaba pegado a su frente por el sudor que todavía goteaba por sus sienes y el resto estaba regado por toda la almohada. Los ojos profundos brillaban por el placer y por las lágrimas que no habían sido derramadas. Y los labios rosas en forma de pétalo se encontraban abiertos en la búsqueda de recuperar algo de aire en sus pulmones.

Sunghoon se veía tan hermoso.

—Heeseung... — Sunghoon llamó su nombre en un susurro, su voz todavía denotaba su cansancio, pero la sonrisa que mostraba decía lo contrario. —¿Esto fue una prueba de amor por San Valentín?

Heeseung comenzó a reír y como reproché embistió a Sunghoon una vez más. El pelinegro solo gimió y miró amenazadoramente al mayor.

—¿En serio preguntas eso? Tu fuiste quien comenzó a frotarse contra mi. — El de piel canela sonrió con ternura al ver el rostro falsamente malhumorado Sunghoon.

—Es de las primeras veces que mis padres no están en casa, debía aprovecharlo. —Heeseung volvió a darle la razón a su amante. Desde que habían comenzado a salir no habían tenido un acercamiento sexual más allá de solo frotarse entre sí, ni siquiera los orales o trabajos manuales eran parte de su rutina. Cuando Sunghoon metió sus manos dentro de su sudadera una vez que se quedaron solos en su habitación, Heeseung se dio cuenta que habían esperado el tiempo suficiente y que ambos estaban listos, por lo que él había aceptado que las manos cálidas de Sunghoon exploraran su cuerpo y terminaran haciendo lo que habían hecho.

—Bueno, no me quejaré. — Heeseung se alzó de hombros con diversión y se acercó a los labios del menor, depositando en ellos pequeños besos. —Solo para volver a escucharte gemir prometeré follarte más seguido

—Te amo, Heeseung...

𖥔 ִ  ۫   ˑ  you might love him    !   heehoon  ִˑDonde viven las historias. Descúbrelo ahora