Prologo

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Todo empezó cuando el nuevo grupo de amigos iniciado por el siempre alegre y sociable Wei WuXian decidió visitar cierto lugar inexplorado.

Curioso por este enigmático sitio que no encajaba ni en sus últimos manuscritos, Shang Qinghua accedió a acompañarlos para refrescar su memoria respecto a la geografía e historia de, se supone, es el mundo de su novela.

El maestro inmortal Shen Qingqiu entrecierra los ojos, nada convencido. Porque lo que no recuerda el hermano Avión, su hater más grande si debería saberlo, ¿Para qué mandar quejas insistentes a su podrida obra si no por argumento válido?

Accede a ir porque quiere seguir investigando respecto a las maravillas escondidas de este mundo creado por Shan Qinghua. ¡Oye! ¿Y si encuentran una nueva especie de monstruo o animal? Será ideal para el bestiario que está escribiendo.

Viendo a estos jóvenes maestros ir por todo sin temor, Xie Lian suspiro cansino y dejo que lo siguieran.

Después de todo, necesitaría gente para abarcar terreno. Según Ling Wen, esta zona ha estado vacía en los mapas y pese a que no hay avistamiento de nada ofensivo ni dañino para nadie, dicho lugar parecía acumular bastante energía de la tierra y han empezado especulaciones sobre que el próximo Señor del Viento ascienda a los cielos por este terreno. Xie Lian no lo espera con ansias, honestamente. Para el, su mejor amigo Shi Qingxuan es el único señor del viento, pero hay un vacío en los puestos elementales que hay que llenar.

Este señor de la Montaña Cang Qiong es un buen postulante y no lo decía solo por el abanico siempre presente.

— ¿Yo, convertirme en Dios? No lo creo— contesto el maestro Shen, observando de reojo al dios que le insinuó que podía llegar a la divinidad con un poco más de empuje— Estoy bien donde me encuentro.

— Si fueras a subir a los cielos, tu marido destruiría la tierra entera— comento Shan Qinghua, siempre echándole barro a los comentarios vagos de su Hermano Pepino.

— ¡Conque eres un shizun elegante casado con un hombre! — exclamo Wei Wuxian, viendo a Shen Qingqiu con nuevos ojos, puesto que pensó que sería otro rígido y presumido maestro como tantos que ha conocido— ¿Y bien? ¿Qué tanto te cela? Me imagino a mi Lan Zhan atravesar mar y tierra para traerme de regreso también...

— Cuantas veces vas a repetir ese nombre— musito otro maestro vestido de blanco puro, sentado en una roca mientras analizaba su posición, un poco harto de la obvia adoración que el chico de cinta roja repetía sin parar. Era tan desvergonzado.

— ¡Si que eres amargado! — repuso el patriarca de Yiling.

— Pido disculpas por mi insistencia, maestro Shen. Fue mi error de preguntar sin saber sus circunstancias.

— Para nada. Mi señor es quien tiene una calidad honorable para Dios— juzgo Shen Qingqiu, mirando de arriba abajo a Xie Lian— Veo una fuerza imbatible en usted, podría decir que es muy similar a la de mi marido.

¡Y es que por favor!, el Sistema le está dando la ocupación y nombre verdadero de todos con los que se ha encontrado a orillas de este acantilado y cree que va a desmayarse de tanto impacto.

¿El joven pionero maestro de la cultivación demoniaca? ¿Un Emperador Celestial Marcial? ¿Un maestro inmortal de un tal pico Sisheng que resguarda la barrera del reino fantasma? Definitivamente tiene que ganarse la simpatía de estos personajes salidos de la nada, de lo contrario, nadie sabe lo que podría ocurrir.

¡Hermano Avión, lee el ambiente y no digas nada estúpido! Estamos ante halos de protagonista aparentemente desarrollados y muy influyentes.

Shang Qinghua grito de asombro. Al oírlo, todos se adelantaron al risco y echaron ojo hacia el oeste, dirección en la que apuntaba su dedo.

Los ojos de todos se ampliaron en sorpresa absoluta.

Era un templo. ¿De cabeza?

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