Ofrendas de espíritu (MXTX)

107 27 2
                                    


Ya llevaban horas y nada.

No habían encontrado nada resaltante o remotamente intrigante en el templo, poco a poco perdiendo la esperanza de que ese templo fuera el real causante de sus problemas actuales.

Probablemente sus parejas cambiaron su personalidad por algo más, el templo no tenía nada a destacar, la verdad. Nada excepto ...

— ¿Una mesa de ofrendas? — dijo Lan Wangji, que por su rostro inexpresivo era difícil decir que alzo una ceja con escepticismo.

— Está limpia, también hay un horno de barro en el patio que fue usado recientemente— comento Luo Binghe, que había encontrado cenizas y masas de harina en el mismo horno cuando la desesperación lo hizo buscar hasta el último rincón.

— Probablemente comieron sobre esta mesa— sugirió el rey fantasma, que nota las patas de la mesa pulidas con un trapo sucio de algún lugar.

No es nada destacante, por supuesto, lo máximo que saben es que sus parejas debieron tomarse un descanso en este lugar y decidieron hacer de comer aquí...Aunque no fuera muy salubre.

— Es raro, mi shizun no comería en un lugar sucio.

— Si no hay botellas de vino cerca, Wei Ying no estuvo aquí.

— Que curioso que este sitio este abandonado hace tiempo y en este lugar no haya polvo— razono Hua Cheng, que ya hace rato se rindió sobre averiguar la dirección de las pisadas de las personas que estuvieron aquí antes.

Las pisadas se repetían muy seguido e incluso parecía haber una de más, perteneciente a un pie plano de hombre.

— ¿Qué tal si analizamos esto desde otro ángulo? Imitemos lo que harían nuestras parejas en este tipo de lugar.

— ¡Esa es buena! — Luo Binghe se animó, todo lo que relacionara a su shizun lo entusiasmaba.

— Hn— Cedió Lan Wangji, aunque no muy seguro, eso era mejor que nada.

Poniéndose de acuerdo comenzaron: Luo Binghe busco donde podría haber una biblioteca o salón de meditación o escondites de tesoro, sabiendo que sería lo primero que buscaría su shizun y esposo si se encontraba un templo en ruinas como ese. Hua Cheng busco en los jardines y luego en la cocina, otra vez, encontrándose nuevamente a Binghe en un salón de entrenamiento para discípulos cuya sala de trofeos no tenía ningún arma que no esté oxidada o en mal estado por abandono, si es que todavía quedaban.

El que la tuvo más difícil fue Lan Wangji, quien prácticamente repitió la búsqueda por todos lados para volver a lo mismo. Excepto por...

— No es el mismo.

Hua Cheng y Luo Binghe se giraron al oírle, viendo a Lan Wangji observar el horno del patio que mencionaron con anterioridad.

Sin decir palabra, Lan Wangji saco su espada y señalo la parte superior del horno, raspándola con la punta de Bichen, que nuevamente fue usada para fines nada que ver con una espada de su calibre.

Ambos reyes se inclinaron a ver lo que hacía el cultivador y sus cejas se arquearon al leer lo que estaba escrito justo después que Lan Wangji rascara hasta quitar el hollín.

— No es un horno— sentencio Hua Cheng, con una mano en su barbilla.

— ¿Un santuario?

Luo Binghe tenía razón. Ese horno de barro era realmente el hueco escondido de una gruta tan ancha que alcanzaba los dos metros y medio, su forma parecía un horno no usado en años. No es de extrañar que lo confundieran, pues tenía madera adentro y por la humedad que yacía allí, habrá sido usado en el pasado para el mismo fin.

OppositeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora