Pobres guerreros sin descanso

122 27 1
                                    


Tan contento como estaba, a su Wanning pareciera que le abruma su felicidad.

Paso de festejar en cuerpo y alma el retorno de la personalidad amada de su shizun y esposo, a que Wanning lo echara de la casa por ser muy empalagoso. 

Al parecer, descubrir que quien hizo las compras extraordinarias fue realmente el lo puso muy incomodo y en vez de investigar el hecho juntos, el anciano Yuheng le ordeno ir a recolectar hierbas raras para compensar a todos los que molesto en su faceta vanidosa y presuntuosa.

A Mo Ran no podría importarle menos, pero vaya que la vergüenza de Chu Wanning alcanzo un nuevo precedente al enterarse que sufrió un cambio sin tener memoria de ello, que dejo evidencia humillante y que por demás, no sabían como esta "maldición" termino sin otro percance.

Sea como sea, Mo Ran esta contento e incluso Taxian-jun esta satisfecho, lo cual ya era mucho pedir.

Ayudando a una pareja de ancianos con el arado de su campo, Mo Ran termino el trabajo en un par de horas y al buscar asearse, encontró un arroyo de agua cristalina sumamente preciosa. Quedo embobado viendo esa pureza, hasta oír el chasquido de lengua de un hombre vestido de negro.

— Todas las aldeas están en guerra, ¿Podrá este manantial quedarse impoluto por siempre?

— Depende de quién lo cuide.

— No, es cosa del destino— El hombre con un mechón de pelo blanco lo miro ferozmente— Todos ceden a la mugre del mundo.

— Estas aquí— exclamo repentinamente un hombre que salto de lo alto de un árbol de roble y alcanzo al primer hombre, a punto de atacarlo de no ser porque el otro alzo un dedo como si este fuera su arma mas temible— ¡Te atreves a hacer de las tuyas sin castigo!

— Disculpen— intervino Mo Ran, alzando una mano— ¿Este humilde trabajador puede saber quiénes son? No parecen provenir de la aldea.

Mientras el hombre de mechón blanco se cruzaba de brazos, aburrido y arrogante, el otro parecía tener mas modales y saludo educadamente.

— Mo Xin.

— ¿"Mo"? — Parpadeo, lleno de asombro— Yo me llamo Mo Ran.

— Mo, como yo. ¿Acaso tú...?

— Si es una reunión de parientes desconocidos, hablen ustedes. Yo, Yan Wushi, no estoy para estas tonterías. Mi Ah-qiao me está esperando.

— No tan rápido— Mo Xi le echo una mirada malhumorada— Eres un hombre peligroso, no te dejare ir hasta probar que puedes andar libre sin malicia.

— Si busca pelea, adelante.

— Oigan— Mo Ran señalo al rio, que comenzaba a burbujear y emitir vapor caliente como aguas bajo volcanes— ¿Y esto?

De pronto, escucharon rugidos en el aire y la canción ardida de una lucha sin cuartel del otro lado del claro: Dos figuras asombrosas descendieron en la orilla contraria del rio y una tercera persona los alcanzaba a pie gritando.

Para cuando esas nuevas personas aparecieron, el rio ardió hasta reventar en una burbuja de calor y para cuando todos se cubrieron las caras, tomaron distancia o incluso intentaron entrar ese repentino tsunami con sus armas, el vapor se disipo y del humo brumoso, Mo Ran observo con total confusión un nuevo panorama.

¿Ya llego la hora de rendirle cuentas a Dios? Porque este templo destartalado no parecía precisamente un lugar sagrado.

A Wanning no le gustara que llegue tarde a la cena.

.

.

.

¿Fin...?

¿O habrá segunda parte? Quien sabe...

¡Muchas gracias por leer hasta aquí!

OppositeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora