『𝐒𝐨𝐥𝐞𝐢𝐥』 ᴜᴄʜɪʜᴀ ꜱᴀꜱᴜᴋᴇ

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Konoha, País del Fuego.

—Muchas felicidades Naruto.

—Qué el bebé nazca sano.

—Tan lindo, Naruto y Hinata tendrán un bebé.

Y ahí estaba, escuchando las felicitaciones a Naruto por su próximo hijo. Hace un año se había casado y ahora está formando una familia.

Ja.

Familia. Desde cuando él no tenía familia, ya hace muchos años, ya tenía 20 años y nada.

Había considerado tener un hijo, pero ¿Con quien? ¿Sakura? no lo creía. Ella no le desagrada pero era su amiga, pero no podía corresponder a sus sentimientos y además no se sentía preparado para tener un hijo.

—¡Oe Teme!

—Naruto—dijo neutro.

—Ven no te quedes ahí como murciélago, vamos a festejar.

—No gracias, solo venía a darte mis felicitaciones, es todo, tengo cosas que hacer.

Cómo era típico de Sasuke el no ser muy expresivo e incluso era tosco.

Se fue sin más, sin dar explicaciones y sin compañía. No quería regresar rápido al distrito Uchiha, el cual ahora se encontraba en ruinas a excepción de la casa que habitaba, así que solo caminó por las calles sin mirar a las personas.

—¿Un santuario?.

Terminó ahí al azar, ni siquiera lo planeó. Bueno qué importaba, siempre y cuando pueda perder un poco de tiempo antes de volver a su solitaria casa.

Sacó una moneda y realizó su oración.

'Quiero dejar de sentirme estancado y solo, solo quiero algo que de color a mi vida y si es posible encontrar a alguien que pueda querer de verdad'.

Después de terminar su oración se sentó un rato en una banca de madera, la cual parecía ser para visitantes.

—Buenas noches joven maestro.

Una sacerdotisa se le acercó, sin embargo él no dijo nada y se le quedó mirando.

—Puedo notar que es un nuevo visitante, nunca lo había visto por aquí.

—Hmp. Terminé aquí por casualidad.

La dama lo vio y negó con su cabeza.

—Nadie llega aquí por casualidad, este templo se adapta a las necesidades de sus creyentes.

—Hablas cómo si el santuario tuviera vida.

Ella ignoró su afirmación y una vez más se quedó callada para formular su siguiente afirmación.

—Estas sólo.

—Eso es evidente, no vengo con nadie—expresó con una petulancia accidental.

—No, me refiero a que por más compañía y amistades tengas, tu te sientes sólo.