Becoming {Larry Stylinson (Traducción)}

Capítulo Diez: And the Woman Clothed in Sun

Liam tarda una semana en prepararse para su llamada con el Dr. Styles. Es una semana que debería usar para prepararse para su próxima ofrenda a El Dragón, pero esto, razona, es igualmente importante.

Esto ayudará con su transformación.

Es diligente con sus ejercicios de habla. Una serie de sonidos "Ra", "Re" y "Ri" que estresan su garganta hasta el punto de la ronquera en el trabajo y lo hacen llorar la mayoría de los días.

Pero no importa.

Él aguantará. Perfeccionará el sonido para poder hablar con el Dr. Styles.

Las matrículas de la furgoneta son fáciles de cambiar. Tiene un montón de placas falsas y ya está familiarizado con cambiarlas cada vez que caza.

Considera ponerse placas de Nueva York, pero luego las cambia por las de Maryland antes de salir. Se siente apropiado.

El viaje es largo y Liam tiene que detenerse varias veces para tomar café y abastecer de gasolina el auto en el camino. Se golpea las mejillas y baja la ventanilla para que el aire frío lo mantenga despierto, y se reprende a sí mismo por ser tan débil como para pensar con añoranza en las camas de los moteles por los que pasa a lo largo de la interestatal.

Él sabe que la mayoría de la gente habría volado, pero a Liam le gusta la soledad del viaje por carretera. La paz que trae.

Le gusta usar el tiempo para pensar.

Planificar.

Cuando llega al antiguo edificio de oficinas del Dr. Styles, se pone una chaqueta estampada con el logotipo de una empresa de telefonía blanca. Una de las primeras cosas que aprendió cuando estaba cazando fue la invisibilidad de los trabajadores. Los conserjes y los militares son ignorados, pasados ​​por alto y se les permite seguir con sus asuntos sin ser molestados.

Es el camuflaje perfecto.

Al entrar al edificio por la parte trasera, Liam desciende al sótano húmedo y oscuro y se dirige a la caja de conexiones telefónicas montada en la pared. Su única fuente de luz es la linterna que sostiene primero en su mano enguantada y luego, cuando necesita sus dedos para hacer algo, en su boca.

La cubierta de plástico se abre para revelar una maraña de cables y conectores. Con rapidez y confianza, Liam comienza a desenchufar y volver a enchufar los cables, cambiando los relés en la matriz de telefonía. Agrega su propio cable a la conexión; una línea segura que le permitirá codificar la línea y seleccionar el número que quiere que aparezca como identificador de llamadas. Una lección útil, autodidacta, que ya me ha venido bien varias veces.

Hoy es la llamada más importante que hará con él. Necesita que todo sea perfecto.

Con el cableado hecho, se dirige arriba.

La oficina de Harry Styles no ha sido tocada desde su arresto. A Liam le recuerda a un museo, una foto pasmada en el tiempo, con la mayoría de los muebles pesados ​​cubiertos con sábanas de plástico o paños blancos. Hay una pesadez en la habitación; una quietud antinatural en el aire que habla de con polvo atrapado detrás de ventanas y puertas selladas.

La habitación de un asesino, cerrada e ignorada durante más de media década.

Liam quita la sábana protectora del escritorio y mira la superficie de nogal pulida. Se sentó aquí, piensa, quitándose los guantes y pasando las yemas de los dedos en el aire sobre la superficie brillante. Escribía sus notas y, a veces, incluso planeaba sus asesinatos aquí.

Dejando su computadora portátil en el suelo, aumenta el sistema telefónico. Sus dedos se mueven hábilmente sobre las teclas y, cuando toma el teléfono del Dr. Styles de su soporte sobre el escritorio, escucha un tono de marcar.