Memoria perdida

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El palacio estaba sumido en un silencio sepulcral, nadie se atrevía a abrir la boca ante la presencia del faraón, en cuanto la noticia había llegado a sus oídos y saber que su hermana había sido envenenada fue un duro golpe para él.

Recordaba que había corrido como nunca antes lo había hecho hasta llegar al harem, la conmoción le dió la bienvenida, las mujeres lloraban y quedaban perplejas ante semejante escena.

Justo cuando estuvo allí fue cuando su comandante Inarus le concluyó con toda la noticia.

- Quién fue el culpable de esto....

- Fue Neferet...mi soberano

Los dioses no estaban de su lado para permitir semejante propósito, en su mente un torbellino de emociones e ira se apoderó de él....la mujer en quien confío...aquella que creía indefensa había sido la culpable del asesinato de su hermana.

- La quiero muerta Inarus - refutó - tráiganla ante mí...no importa como...la quiero...

Fueron sus últimas palabras justo para después abandonar el harem, varias lágrimas se acumularon en sus ojos siendo retiradas enseguida por él.

Justo ahora sentado en su trono de tránsito emprendía camino junto con los súbditos de palacio hacia donde sería el lugar de descanso de Desiré, una tumba provisional ya que nadie se esperaba la pérdida de la joven princesa.

Todos los egipcios brindaban su respeto y tristeza hacia el sarcófago siendo cargado por diez hombres por toda la calle principal.

Mientras que el comandante realizaba una búsqueda exhaustiva de Neferet por toda la ciudad, siendo la última vez vista escapando a toda prisa hacia el Nilo.

La mirada de Apophis estaba perdida, quería encontrar a Neferet cuanto antes, debía saber porque lo había hecho, no es un misterio para nadie que todo aquel que atentara contra la vida de su soberano o cualquier miembro de la dinastía faraónica merecía la pena de muerte.

Pero él quería escucharlo de sus labios, quería verla por última vez antes que su alma fuera al juicio final con Osiris.

La caravana se detuvo justo en las afueras de la ciudad, en donde un pequeño agujero de excavación era el lugar de descanso de su hermana.

Descendió de su trono ante la mirada de los nobles egipcios presentes, el sumo sacerdote se acercó al sarcófago dictaminando las últimas palabras y oraciones.

******

El fuerte viento azotaba contra su cuerpo, el glorioso Ra radiaba en su rostro impidiendo su visión.

Su vista se dirigió hacia abajo, donde las tranquilas aguas del Nilo bañaban las arenas y piedras, el acantilado estaba un poco empinado pero eso no fue obstáculo para ella.

Se había deshecho de la peluca egipcia, su cabeza rapada con varios mechones de cabello danzaban con el viento.

Unas cuantas lágrimas rodaron por sus mejillas, aquel veneno...esa copa envenenada era para ella, pretendían matarla.

Su mirada añoró la lejanía recordando su vida pasada, cuánto daría por recuperar esos momentos, cuando solía vivir en el valle.

Una débil sonrisa adornó su rostro al recordar esos instantes de felicidad los cuales se vieron interrumpidos una vez llegó a palacio..toda su vida se volvió una tragedia.

Quería que todo terminara

Dió unos cuantos pasos en retroceso, su mano fue llevada hacia su pecho cuanto la melancolía la abatió.

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