Sus pies tropezaban de ves en cuando haciendo que perdiera el equilibrio, la soga que estaba sujeta en sus manos tiraba de ella con fuerza forzándola a seguir un ritmo que era complicado para ella.
Las gotas de sudor rodaban por su rostro y cuello, había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba caminando, mientras que los soldados iban en sus caballos a trote, ella tenía que caminar bajo el intenso Rá, no había recibido agua desde hacía ya algún tiempo, su boca estaba seca y sus labios magullados.
Con su cansada mira buscó en las filas de adelante a Hatep y Anat, cuando había comenzado el trayecto hacia palacio los había perdido de vista ya que el faraón los había llevado hacia delante con él.
Neferet se comenzó a poner nerviosa al no encontrarlos ni divisarlos con su mirada, ni tan siquiera en la lejanía.
El sonido de unos látigos impactando en la piel de un esclavo le llamó la atención, girando su rostro con lastima hacia dicho lugar.
Un soldado egipcio se hallan sobre un débil esclavo, donde su látigo era el que mandaba en la situación, Neferet podía ver cómo las gotas de sangre salpicaban cada vez que el látigo del soldado hacia contacto con la piel del pobre hombre.Cerró sus ojos con dolor apartando la mirada, le dolía la situación de los esclavos, pero ella no podía hacer nada para arreglarlo, era una esclava al igual que ellos, y ni el mismo faraón le importaba la situación que podía hacer ella que no ocupaba ni un cargo de noble.
Todos los esclavos le abrían paso a la caravana soberano, realizando una reverencia ante su paso, Neferet podía observar ya la entrada a la ciudad desde la lejanía, podía ver qué le estaban realizando unas contrucciones a la edificación de la entrada principal a Tebas.
Algo digno de un faraón
La sombra de la entrada la cubrió por completo cuando pasaron la muralla protectora, sagrada de los dioses, giró su rostro a su derecha observando las pequeñas casas de los nobles de alto rango, lo dedujo por los lujoso jardines que allí habían, y a su izquierda las aguas cristalinas del Nilo, aguas sagradas para todos los egipcios.
Cada vez se acercaban más a palacio, los niños nobles jugaban por las calles corriendo muy contentos, cuando daría ella por ver a los niños esclavos de igual manera jugando, siendo felices, una lágrima traicionera rodó por su mejilla, el destino de los esclavos era muy cruel y doloroso.
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Ambitious Women
Romance𝐸𝑙 𝑚𝑢𝑡𝑖𝑠𝑚𝑜 𝑟𝑒𝑖𝑛𝑎𝑏𝑎 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑛𝑜𝑠𝑜𝑡𝑟𝑜𝑠, 𝑛𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜𝑠 𝑙𝑢𝑐𝑒𝑟𝑜𝑠 𝑠𝑒 𝑓𝑢𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎𝑟𝑜𝑛 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑠𝑜𝑙𝑎 𝑒𝑠𝑡𝑟𝑒𝑙𝑙𝑎 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑒𝑙𝑙𝑜𝑠, 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑓𝑢𝑒 ℎ𝑎𝑠𝑡𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑒́𝑙 𝑠𝑒 𝑑𝑖𝑠𝑝𝑢𝑠...