Su mente deba vueltas, intentaba analizar la situación y unir cabos, no recordaba nada de su vida pasada, pero esa cercanía que tenía el faraón con ella no era normal, no era simple casualidad, sus labios se entreabrieron cuando sintió aquellas suaves caricias sobre su mejilla.
Sus pensamientos le estaba jugando una mala pasada, de seguro los dioses la estaban castigando por su falta de fé hacia ellos, debía comenzar a alabar a los dioses más seguido y así quizás pueda encontrarle sentido a todo esto que le estaba sucediendo.
- Debes estar hambrienta...
La voz de Apophis la sacó de sus tácticas de razonamiento, su cuerpo se sintió frío cuando él se alejó de ella dirigiéndose hacia una enorme mesa llena de deliciosos alimentos.
Neferet aún se encontraba sentada sobre el escritorio aturdida, observó cada movimiento que el faraón, en un plato dorado comenzó a colocar todo tipo de frutas y panes, mientas que en la otra servía un poco de vino en una copa.
Las piernas de Neferet tocaron el suelo una vez descendió del escritorio, comenzando a observar todo a su alrededor con detenimiento, toda la recámara estaba bien ordenada, una enorme cama se hallaba en el centro de la habitación, con doradas y rojas cortinas cayendo a sus costados.
Guío sus ojos hacia otra parte observando un tablero de senet, al costado de una estantería con un sin fin de papiros y mapas, un poco más a la izquierda había una terma que era donde seguro el soberano tomaba sus baños todas las mañanas, varios candelabros de pie e incrustados en la pared iluminaban el lugar con su flama, todo era precioso para ella, varias sillas doradas, plantas y una pequeña mesita en el centro simulaban un rústico jardín cerca del balcón, y justo de último, con grandes umbrales se encontraba el balcón, con una hermosa vista hacia las aguas del Nilo.
- Aquí tienes....
Neferet había perdido la noción del tiempo, perdida en sus pensamientos y en la admiración de la recámara de su soberano, que no se había dado cuenta que había caminado hacia las afueras de la habitación situándose en el balcón, admirando el hermoso paisaje.
Giró su cuerpo quedando frente a frente a su faraón, una tenue sonrisa juró ver en los labios de su soberano, pero seguro que era parte de su imaginación, miró hacia las manos de Apophis quien le tendía el plato y la copa rebosante de alimentos.
- No puedo aceptarlo mi soberano - susurró - no debo...
- Estás rechazando una bondadosa acción de tu soberano? - la cuestionó burlón - come...
Le tendió una vez más los alimentos sin que ella se pudiera negar, Neferet tomó los deliciosos alimentos nerviosa, un suspiro cansado escapó de los labios, estaba dispuesto a probar suerte con ella...aunque eso implicará salir dañado una vez más.
- Sabes Neferet - hizo una pausa arecostando su cuerpo al duro muro del balcón - desde la primera vez que pusiste un pie en palacio como un milagro de los dioses...como una profesía - hizo una pausa - desde ese día te metiste en mi mente....
La atenta y curiosa mirada de Neferet nunca se apartó de la suya, quería escuchar como había llegado a palacio, quería saberlo todo y tal vez así, pueda recordar algo de su memoria perdida.
- Nunca recuerdo haberte tratado mal, siempre te tuve estima, te hacía regalos - la miró - eras mi favorita - hizo una pausa - pero entonces - negó con la cabeza a la vez que se mordía el labios inferior - tuviste que matarla, y dime porqué?
Ahora sí no entendía nada
- Maté a alguien? - preguntó temerosa y asombrada - yo....
Un silencio se creó entre ellos, Neferet no sabía que decir, no se veía matando a alguien, es que no podía ser, su temor renació cuando Apophis realizó un movimiento brusco con su cuerpo girando su torso hacia la puerta principal.
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Ambitious Women
Roman d'amour𝐸𝑙 𝑚𝑢𝑡𝑖𝑠𝑚𝑜 𝑟𝑒𝑖𝑛𝑎𝑏𝑎 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑛𝑜𝑠𝑜𝑡𝑟𝑜𝑠, 𝑛𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜𝑠 𝑙𝑢𝑐𝑒𝑟𝑜𝑠 𝑠𝑒 𝑓𝑢𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎𝑟𝑜𝑛 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑠𝑜𝑙𝑎 𝑒𝑠𝑡𝑟𝑒𝑙𝑙𝑎 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑒𝑙𝑙𝑜𝑠, 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑓𝑢𝑒 ℎ𝑎𝑠𝑡𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑒́𝑙 𝑠𝑒 𝑑𝑖𝑠𝑝𝑢𝑠...