Cuentos de medianoche

Madness

Fue la indecencia humana, el dolor y el odio. Lo convirtieron en el monstruo que ahora habita en los silencios.

El que te vigila mientras duermes.

Se mantiene feliz, es un ser solitario, durante el día lo ven como un ser angelical, lamentablemente no lo es.

Le gusta reírse, asusta.
Le gusta jugar entre penumbras.
Le guata dormir en cementerios y en tu cama.

Se siente con vida, lamentablemente su alma esta condenada. Su hambre es insaciable.
Su alma llora, grita, se desgarra y sangra.

Irá a tu habitación cuando duermas.
Su venda blanca se caerá y verás cicatrices.

Le arrebataron la vida y ahora devora carnes vivas,
que gritan, que pidan piedad, que lloran sangre.

El infierno es pequeño e insignificante para el.

Sus ojos reflejan el dolor inimaginable, uno inexistente e imposible para un simple humano.

Su madre parecía una dama de la oscuridad, parecía cuidarlo en el camino.
Había fallecido al dar a luz a este ser sin nombre, sin identidad.

La había asesinado sin querer.

No solía tener corazón. No latía, lo destruyeron tanto.
Lo dejaron al borde la muerte por alguna razón.

Yerba mala nunca muere, que pena, con lo que deseaba morir.

Las criaturas del bosque adoraban a aquella criatura,
no parecía ser una amenaza.
Su sonrisa aún brillaba.

Ahora es un ser temido, pero antes no era así, extrañaba con locura aquellos tiempos en los que era un infante más, dulce e inocente.

Un día murió.