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Unas infortunadas citas

Como prestar atención a la clase cuando tenía muchas preguntas en la cabeza e información recién recopilada que lo ponía a sonreír sin ninguna explicación lógica. Baek Hyun sentía que quería gritar «Bingo» como si hubiera ganado el premio mayor en la lotería por haber descubierto el nombre de aquel desconocido que tanto quería saber. Encima tenía ganas de voltear por si lo estaba observando como cuando cruzaron miradas en un comienzo. Aunque eso sería muy obvio. Echó la cabeza contra la carpeta, para ponerse a regañar debido a colocarse en los asientos de en medio y cerca de la ventana que daba para el lado del pasillo. Estaban extremo contra extremo. Y no había excusa para mirar atrás, solo al costado, para toparse con Kyung Soo.

—Y bueno, alumnos. Procuren revisar la lectura que se les ha entregado que la próxima clase haré preguntas al respecto. Tengan un buen refrigerio —comunicó el profesor, segundos antes que el timbre de receso comience a sonar para hacer relajar a los estudiantes en el aula.

—¿Van a ir al comedor?

Baek Hyun alzó la cabeza cuando oyó esa voz familiar del estudiante de la carpeta de adelante. Esta vez se veía de buen humor.

—Supongo —respondió Kyung Soo guardando la lectura del profesor en un folder.

—Yo... —Baek Hyun apenas y soltó palabra alguna por distraerse con los alumnos de penúltimo año que iban saliendo del salón—. Adelanten, ya los acompañó —parecía un zombi tropezando con las maletas de algunos estudiantes a su paso por llegar hasta la entrada del aula para mirar a cada lado y saber la ruta por donde se fueron al notarlos a cierta distancia.

Habían dejado cuatro portafolios completos para registrar en la computadora, por lo que le tomó varias horas a Chan Yeol estirar la espalda y relajar los dedos. Jong Dae le comunicó que no tenían castigo alguno por lo sucedido ayer y que no tuviera vergüenza de hablar con el jefe Byun; sin embargo, Chan Yeol creía todo lo contrario y lo tomó de buena manera. Estaba bien ser corregido. De modo que, guardó los cuatro archivos de Excel en una sola carpeta para tenerlos en orden a la hora de entregarlos.

—¡Park y Kim! ¡Vengan! —solicitó otro policía de mayor edad para que lo siguieran hacia otra oficina donde se encontraban seis jóvenes más esperándolos, entre el grupo pudieron notar a Jong In y Ga Ram.

—Mucho gusto, jóvenes —saludó un hombre mayor bien vestido con terno oscuro y corbata que sonreía de manera formal a cada miembro que a una sola voz también mostraron sus respetos.

—Él es el ministro de cultura, el abogado Choi. Que ha venido a solicitar una brigada de policías para resguardar la llegada de su esposa a una de las escuelas de nuestra área. Hará un honorífico por lo que se necesita de resguardo en su bienvenida. Por favor, dejen una buena impresión de la estación, así como de la institución que los preparó.

Con esas palabras, nuevamente, a una sola voz, cada policía que fue solicitado aceptó con honor.

—¡Ahhh! ¡Es ese colegio de riquillos! —anunció Jong In cuando comenzó a percatarse del colegio que les había tocado resguardar.

—¡Sí que es bien grande! —comentó Jong Dae observando los edificios a su alrededor mientras se dirigían con el grupo hacia la entrada principal.

—No sé de qué se impresionan si no es la primera vez que venimos —dijo otro policía que les hacía compañía; Jin Young.

—Creo que quieren impresionarte, Park —le comunicó Ga Ram a Chan Yeol que no se mantenía nada impresionado con la escuela.

—¡Qué aguafiestas eres, Jin Young! —se quejó Jong Dae ganándose una rodada de ojos por el aludido.

—¿Pueden comportarse? —habló otro policía que también se unió al grupo; Kang Joon—. No quiero ganarme un reporte por su culpa —mostrándose serio.

¡No conspires contra mí! (PAUSADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora