El día comienza para mí en el momento que suenan cuernos alrededor de la isla, avisando de la cercana ida de viaje. Me levanto con energía, estirando mis extremidades agarrotadas haciendo que alguna de estas truene.
Tras vestirme cómodamente y peinarme como es debido, camino por el pasillo hacia la zona central de la casa encontrándome con varios thrall haciendo sus trabajos. Ellos al verme afirman con la cabeza a modo de saludo, continuando al instante con sus labores.
Me acerco a la cocina descubriendo mi armamento apoyado en una de las mesas, listos para ser usados en combate. A su lado, varias cestas con provisiones aguardan en el borde de la esquina, llenas de comida y ropas.
Cuando me siento en la mesa, desayuno con rapidez agradeciendo y colocando una gran capa encima de mi espalda, preparándome para salir de la cabaña. La mayoría de trahlls se despiden verbalmente de mí al comprender que debo irme ya. Confío en que protegerán la casa mientras yo no esté, por lo que dejo todo a su cargo.
Tomo las bolsas y las coloco en la parte trasera de mis hombros, dejando mis manos libres para sujetar el arma: un hacha de notorio tamaño que recibí de pequeño en la montaña sagrada de Odín. La afilada hoja contiene en ella varias runas grabadas que debido a la antigüedad tienen grietas leves y manchas por las disputas que he presenciado en algunos momentos de mi vida.
El mango, el cual de es una madera clara pero fuerte y resistente, también lleva runas consigo. Al contrario del filo, la madera no tiene ninguna grieta a la vista pero se hacen notar un par de hojas que a pesar de los años conmigo, continúan en la parte baja del arma sin marchitarse.
Salgo de la cabaña siendo recibido por varios vikingos listos para la marcha. Tardaron semanas en darnos el visto bueno a la idea de zarpar a lugares inexistentes, es por eso que la mayoría estamos deseando llegar a las barcas. Es verdad que algunos noruegos prefieren la certeza de que existe, como mi hermano por ejemplo, pero supongo que si realmente hay más tierras hay más tesoros.
Camino hacia el puerto, viendo cómo la gente se apresura a comprar todo tipo de reserva a los comerciantes. El olor a nar se comienza a hacer notorio y con la emoción, el olfato incrementa dándome la capacidad de notar el aire salado del viento marino.
—Todo listo? -asiento seco ante la pregunta de Ruth, un viejo navegante- Que suban tus hombres entonces
Nada más escuchar eso, decenas de vikingos suben a los 2 barcos que teníamos preparados. A diferencia de los habituales, estos tienen una gran y enorme vela que nos ayudará a movernos con facilidad. Además, la largura y capacidad de almacenamiento son mayores.
Como en todo barco a vela, necesitamos gente que reme. Es por ello que por culpa de la euforia, algunos aceptaron ser voluntarios; no saben lo cansado que es y la carga que van a ser cuando lleguemos a algún punto.
Me adentro en la barca de madera, la cual por fuera está tallada con runas y líneas de la suerte que nos ayudan a estar guiados por los ojos de Odín. Los escudos se van colocando de uno en uno, haciendo una línea recta a lo largo de los costados del bote; estos ayudan a protegerlo en caso de un ataque aéreo con flechas, y nos deja más espacio.
Con todos los necesarios subidos a las tres barcas, los encargados de remar comienzan su tarea al unísono. Yo, que estoy en la parte trasera encargándome de la dirección de la vela, vigilo que todos hagan bien sus deberes puesto que si uno la jode, podríamos morir en el mar... Vida de vikingo supongo.
Sabemos que va a ser un largo viaje, nos estamos dejando guiar por el destino que nos den los dioses ya que no sabemos con certeza si existirá algo más allá... Pero tengo dos cosas por las que ir a lo desconozco y volver a Noruega: la persona esperada, y mi hermano.
Necesito ir a lo desconocido y encontrar a la persona de la que habló el chamán. Ir, encontrarla y traerla a Noruega, aunque puede que sea asustadiza... En ese caso tendré que calmar el terreno antes.
Y mi hermano; quién solo sigue a lo real y no ha querido venir al viaje. Él está viviendo en una casa cerca de la mía, lo decidimos así cuando fuimos lo suficientemente mayores como para vivir lejos de la familia. Queríamos estar lejos de nuestros padres para obtener más independencia, pero seguir juntos por si algo pasaba.
—Hey, rubio! -grita uno de los tripulantes- Como no exista el lugar, moriremos por tu culpa
No obtiene respuesta, no vale la pena. Sus compañeros susurran pidiendo que se calle. Él al entender que no iba a ser respondido, hace una expresión de rabia a la vez que continúa remando.
—Los que habéis subido -gruño mirando alrededor-, es porque sabíais el riesgo. No vengáis a quejaros como críos, sí?
Varias afirmaciones se escuchan a lo largo de unos minutos, como susurros que nadie quiere formular.
Sé que en el fondo, y no tan fondo, me temen o les caigo mal. Y les entiendo, yo también les odio a ellos. Son demasiado malos como guerreros y no desean aceptarlo, por lo que hoy cae alguno de ellos mínimo.
El tiempo pasa lento y tras varias horas aquí metidos, suspiro haciendo cambio de turno con un compañero, teniendo vía libre para descansar. Aprovecho y me siento en el suelo, quedando con la espalda apoyada en la pared y la nuca posada en el borde.
No hace sol, más bien niebla, cosa que agradezco ya que me ayudará a descansar mejor. Para dormir no me preocupo de si intentan algo o no, ellos saben perfectamente las consecuencias de sus actos; así que dudo que sean tan imbéciles.
Alzo la pierna izquierda dejando la rodilla doblada mientras que la restante la estiro lo máximo posible, quedando en una posición cómoda que logra dormirme en poco tiempo. Sumándole el sonido del mar tranquilo chocando contra la barca, algo relajante en mi opinión.
Quiero llegar ya.
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Exótico [Kaigurd Sigurd ver.]
FantasyPor fin tenemos "Exótico", libro que sigue la línea temporal de Visitantes desde el punto de vista nórdico.