Le tomo en brazos consiguiendo como respuesta su temblor asustadizo escondido por golpes rápidos y poco certeros intentando soltarse de mi presión. Está muy equivocado si cree que así va a poder soltarse.
No para de repetir algo como "sorry" y plase? please? sí, eso. No sé qué quiere decir pero se le ve asustado.
Lo vuelvo a dejar en el suelo para colocarlo en una posición más cómoda de llevar y al segundo intenta huir pero no le da tiempo ya que es detenido por mi mano ejerciendo un agarre en su muñeca, de la cual tiro para que de un par de movimientos consiga elevarlo nuevamente y dejar su pecho recostado en mi hombro, con su mirada hacia atrás.
Recibo algún que otro golpe suave en la espalda a modo de queja o desesperación por parte del menor, si supiera que no me daña... que tierno.
Camino tranquilamente hasta la puerta de mi casa pero a un paso de entrar detengo la marcha a causa de una idea divertida pero algo peligrosa: dejaré marchar a la pequeña gacela, que intente salir de la isla o yo que sé. No conseguirá nada así que viéndolo, volverá a la cabaña al haber visto por él mismo que no tiene escapatoria. Y si no vuelve al anochecer, saldré a darle caza nuevamente. Será algo didáctico, que vea las nulas posibilidades que tiene de salir.
Hablando de él, le dejo posicionar los pies en tierra a lo que obviamente me ve confundido y con desconfianza.
Ante su confusión le hago un gesto con la cabeza, indicándole el camino al pueblo.
-Gå, nyt din frihet (Ve, disfruta de tu libertad) -sonrío dándole la espalda para entrar en casa-
Escucho sus pasos dudosos dar marcha atrás terminando por alejarse de mi vista. Es cierto que no estoy del todo seguro de esta acción, el dejarle libre por la isla, pero es un método sencillo para demostrarles que no hay salida.
El clima está húmedo debido a las grandes lluvias que hemos tenido estos días y eso puede ser un inconveniente para el pequeño en caso de que desconozca cómo avanzar por el bosque; y por lo que he podido ver, no tiene mucha experiencia. En caso de que anochezca, iré a buscarlo dónde sea que esté; tampoco será tan complicado.
Moviendo un par de hojas secas de la entrada, me adentro en mi casa no sin antes mirar hacia la puerta una vez más.
El interior de la cabaña, cálido y cómodo, me atrae y aleja del frío incómodo de fuera. La fogata del centro da luz anaranjada a todo el lugar, aportando calor a su vez.
-Ingrid, llama a los demás -hablo volteando mi cuerpo hacia la nombrada-
Ella asiente. Es la sirvienta en la que más confío; trabajó para mi padre y decidió seguir conmigo. Mujer de notoria adultez, de pelo castaño caído en gris, una túnica rojiza que la diferencia de las demás y perlas que los demás no podrían permitirse. Lo último fueron regalos de mi padre.
Con prisa se mueve entre las habitaciones llamando a todos los presentes, agrupándolos frente a mí. Distintas estaturas, distintas procedencias. Muchos de ellos no son ni de aquí, pero logramos comunicarnos con lo mínimo.
-Vais a escucharme -advierto desvistiendo mi capa-. El moreno que habéis visto antes alguno de vosotros, va a quedarse aquí
Murmuran en bajo entre ellos, comentando cualquier cosa ajena a mi explicación. La mayoría afirma con los brazos tras la espalda demostrando que han comprendido lo dicho.
-Pero nadie va a obligarle a trabajar -recalco cruzándome de brazos-. No es uno de los vuestros pero tampoco de los míos, entendido? -vuelven a afirmar-. Lo vais a tratar como un... invitado
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Exótico [Kaigurd Sigurd ver.]
FantasyPor fin tenemos "Exótico", libro que sigue la línea temporal de Visitantes desde el punto de vista nórdico.