Tienes que aprender

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Eivor me mira con seriedad, sabiendo lo que voy a pedirle.

-A quién quieres que vigile?

Su cruce de brazos me demuestra la oculta curiosidad que carga, dando leves golpes con sus dedos para obligarme a hablar cuanto antes.

-Necesito que algún cuervo o algo más pequeño mantenga a Eyra a la vista

-Ya te ha dado problemas con ese renacuajo? No se corta ni un pelo

Ríe negando con la cabeza aun conociendo la poca gracia que me causa. Nada más volver a su estado normal, silva alzando el brazo derecho, dejando colgando el par de pulseras con huesos que porta.
Un pequeño pájaro se posa en la mano de mi hermano, mirándonos a ambos con atención.

La mano sobrante de mi hermano se coloca a escasos milímetros del ave, desprendiendo una luz tenue por encima del animal, quién recibe esta sin queja. Tras tomar la luz, sus ojos cambian a un tono amarillento los cuales van en conjunto con el ojo izquierdo de Eivor.

-Funciona bien?

-Claro que funciona, no es la primera vez que hago esto

Ríe soltando una frase difícil de entender al aire, dejando que el pequeño pájaro vuele lejos de nuestra posición pasando entre los árboles hasta desaparecer.

-Buscará a la chica, al ser pequeño no hará nada más que mirar

-Si fuese más grande, se notaría más

Asiente cruzándose de brazos nuevamente. Su iris ámbar vuelve a tener ese color marrón oscuro que siempre ha tenido.

-Necesitas algo más? Una poción de amor o...

Doy un golpe en su hombro a modo de queja debido a su broma, sacándole una risa divertida.

-Eres de lo peor

-Pero somos hermanos, te jodes y aguantas

Terminando de hablar me saca la lengua como si fuera un crío, ganándose una mirada avergonzada.

-Algo más, hermanito?

Su tono bromista es acompañado de sus brazos, quienes se abren hacia los lados.

-No, pero gracias por la ayuda

Asiente con la cabeza, minimizando los agradecimientos. Me hace un gesto con la mano a modo de despedida y vuelve a encerrarse en casa, sonando un ruido suave alrededor de ella.

Con el silencio inundando el lugar de nuevo, tomo aire dando media vuelta, camino a casa.

Cada paso dado llama la atención de los animales, llegando a ver entre las hojas algún que otro ser herido que se encuentra en vigilancia de Eivor. Un cuervo con una cicatriz en el pecho toma vuelo, siguiendo mi paso y guiándome hacia la salida, como si no supiese dónde está. Al fijarme veo sus dos ojos dorados, Eivor es muy listo.

Tras pasar la salida no tardo en llegar a casa, abriendo la puerta principal con la idea de prepararme por si Kai intenta huir nuevamente, si es que no se ha ido ya.

Con el cuerpo recibiendo el fuego de la fogata nada más cruzar la entrada, es cuestión de segundos que vea al pequeño durmiendo en uno de los pilares que sostienen la cabaña. Su figura está doblada, dándose calor a sí mismo aún estando a corta distancia del fuego.
Le presto mi capa, alejándola de mis hombros y dejándola caer encima de su piel oscura.

Las sirvientas aparecen rápidamente para dar la bienvenida, hablando en voz baja evitando así despertar al moreno.

-Causó algún problema?

Exótico [Kaigurd Sigurd ver.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora