Capítulo 7

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Seis meses a la intemperie

Llevamos meses caminando sin rumbo, ya no tenemos proviciones, nuestras armas necesitan mantenimiento, aquí afuera no podemos hacer nada de eso. Nos hemos estado alimentando de animales, si, hay animales. Resulta que los Cretus no necesitan alimentación. No sé como funcionan pero solo comen humanos por diversión, por lo tanto no comen animales. Ale y yo decidimos buscar un bunker habitado dónde nos dejen quedarnos varias semanas para luego volver a partir

Pronto amanecerá y debemos seguir el viaje. Me levanto, Ale todavía duerme, doy una vuelta por los alrededores y me aseguro de que no hay nada fuera de lo normal. Al volver le pongo una mano el en hombro a Alessandro y lo despierto

—Nos vamos

De camino nos encontramos con varios bunkers vacíos. Supongo que todas esas familias fueron devoradas

—Hace frío—dice Alessandro abrasándoce a si mismo

—Y solo se está acabando el otoño. Cuando llegue el invierno será peor, por eso necesitamos encontrar cuánto antes un bunker habitado

—Alison...parece que no estamos solos

Dirijo mi mirada a hacia donde está mirando el. Hay un Cretus, es una araña de dos metros aproximadamente y viene hacia nosotros. Rápidamente tomo mi arco y una de las flechas, les sumerjo la punta en el frasco con mi sangre mojandolas y apunto hacia uno de sus ojos del lado derecho. Cuando la flecha da en su objetivo comienza a quemar la piel y sus otros ojos, hago lo mismo con su lado izquierdo

—¡Perfecto! ¡La dejaste ciega!—Alessandro se mueve hacia ella

—¡Debes buscar su punto débil! ¡Sabes cuál es!—asiente para luego arrastrarse debajo de ella y sacar la Double Spear

—¡Está protegida por telaraña!—dice saliendo de abajo del Cretus

—¡Toma esto!—le digo lanzándole el frasco con mi sangre—¡Déjala caer sobre la hoja de la lanza! ¡Yo la distraigo con mis flechas!

—¡Bien!

Vierte el líquido sobre el arma y yo aprovecho para cubrirlo lanzándole flechas a la araña. La primera le da en la primera pata derecha, luego en la izquierda, y en su cabeza. Sigo lanzando flechas al azar hasta que la araña parece confundida

Alessandro aprovecha y se vuelve a arrastrar debajo del Cretus y logra perforar su punto débil con mi sangre quemando la telaraña, rápidamente sale de abajo de la criatura y esta se desploma en el suelo

—¿Estás bien?—pregunto cuando llega

Tiene una herida en su ceja, dejará una cicatriz

—Mejor ahora—me entrega el frasco vacío

—Pues andando

                                  

***

Siete meses a la intemperie

Ya estamos en invierno y no hemos logrado encontrar un bunker habitado

Hace una semana llegamos a uno, lo habitaba una familia, eran creyentes. Me sorprendió que aún existieran personas con esas creencias. Pero no impidió que nos hecharan. Dijeron que éramos criaturas del infierno, y que era imposible sobrevivir afuera

Los animales están invernando, solo unos pocos salen, así que no tenemos mucho alimento. Yo soy inmune al frío, otra ventaja de tener sangre azul. Pero Ale...el no resiste tanto

Se la está pasando mal. Debemos encontrar algo cuanto antes, pronto no me quedara más que aumentar la dosis de sangre que le doy. Todo está mal, esto no era lo que había planeado. Ale se encuentra sentado en la nieve bajo un árbol, voy hacia el

—¿Cómo te encuentras?

—Bien, pero hace frío—me quito la capa y se la coloco por encima de los hombros

—¿Mejor?—el asiente—Ire a ver si encuentro algo para comer—digo mientras me alejo

—Ten cuidado

***

Nueve meses a la intemperie

Cada vez el frío es peor y la nieve constante no ayuda. Ya no hay animales, si fuéramos humanos comunes hubiéramos muerto hace unas semanas. Vamos caminando sin una dirección, por la tormenta no se puede ver nada

—¡Alessandro! ¡Paremos aquí!—señalo una roca

Me dejo caer de espalda a ella. El me imita

—¿Cómo te sientes?—pregunto lo obvio

Me duele verlo así, está pálido. Sus labios están morados y de seguro no puede sentir ni su nariz

—N-no...si-siento...ni...los dedos—dice casi inaudible y temblando

—Lo siento

—N-no...te dis...culpes

—¡Yo no quería esto! ¡No quería ser ninguna heroína! ¿Era mucho pedir una vida normal?–una lágrima baja por mi mejilla y a los segundos se congela–¡Esto no puede estar pasando! ¡No te puedo perder a ti también¡

Me llevo las manos al rostro y luego lo miro. Me inunda el pánico

—¿Ale…? ¿¡Ale!?—sollozo más fuerte

Lo sacudo pero no abre los ojos. Lo abofeteo con fuerza y poco a poco abre los ojos, me mira con trizteza y pena en sus ojos. Entonces, hago lo único que podrá salvarlo, lo único que me garantiza que no muera en estos instantes

Sin pensar en las consecuencias, saco una pequeña daga, me hago un corte en la palma de la mano y la extiendo hacia el

—Bebe—murmuro entre lágrimas, el me mira dudando de hacerlo—¡Bebe joder...!

Se estremece y comienza a beber. Se que estoy rompiendo las reglas, que mis padres dijeron que no podía darle más de veinte gotas por ser muy efectiva. No sé que pasará luego de esto o que consecuencias traerá. Pero no puedo dejar que muera sin hacer nada. No puedo abandonarlo, no otra vez, no a él.

No, a nadie más. Soy una guerrera ¡La guerrera! Y no hago más que lamentarme por mi pasado mientras otros son devorados brutalmente cuando yo tengo el poder de salvarlos

Mírate, caminando sin un rumbo. Exacto, así no salvarás a nadie Alison...

Ale deja de beber y veo como el color vuelve a su cara y sus labios pasan de morados a su rosa habitual

—Ya...—cierra las manos en un puño y las vuelve a abrir—Ya puedo sentir mis manos. Y no siento frío ni hambre—dice y se pasa las manos por el rostro—Gracias

Niego con la cabeza y retiro los restos de lágrimas en mi cara. Soy yo quien lo siente

—Gracias a ti por no dejarme sola–digo por lo bajo

Alessandro no parece entender porque arruga las cejas y me mira confundido. Vuelvo a negar

—Ya podremos seguir sin problemas

El Secreto De Alison Donde viven las historias. Descúbrelo ahora