Rina junto a Blanco paseaban por la noche, a fuera del escondite, la luna le quedaba poco para estar llena, así que Blanco estaba en su forma original.
Rina acariciaba el lomo de Blanco, sus manos rozaban el suave pelaje del animal, Blanco me gustaba que le acariciase el lomo, se pararon cerca de unas rocas, que decidieron ir a ver desde lo alto el pueblo, estaba llena de luz, colores, alegría, hoy estaban de fiesta.
-¿Que se celebra esta vez? - Pregunto Blanco, mirando a Rina mientras ella, aun le acariciaba el lomo.
-Que yo recuerde... Una de las fiestas de la cosecha, al parecer han conseguido obtener ganancias con los huertos que tienen, me alegra...
Blanco miraba a Rina, estaba entre medio feliz cómo de tristeza, un unísono de sentimientos mezclándose entre sí cómo un único ser, se lo imaginaba, ella no podía volver al pueblo hasta que esos seres estuviesen lejos de aquí, los que le arruinaron su vida, su juventud cómo su personalidad.
-He oído... -Hablaba Rina, mirando las estrellas- Que mi marido ha fallecido recientemente...
Blanco se quedo mudo, pensó en como lo podría saber, como lo había descubierto si había estado sana, a salva en su nuevo hogar
-Me lo dijo uno de tus lobos... Por si estabas preguntando como lo se, me siento... Rara, como al de repente toda la angustia, el sufrimiento de la tristeza que he estado viviendo durante años con él... Se fuera para siempre, como una brisa en el viento.
Blanco no sabia si alegrarse o quedarse triste por lo que iba a pasar después de esta noticia, ¿volverá al pueblo de nuevo con su gente?, ¿ya no estará con nosotros? ¿Y Mikca, como se lo tomara cuando no pueda volver a ver a Ada?.
-Blanco... Estoy mas feliz con vosotros, que con la gente del pueblo, nadie me ayudo cuando pedía auxilió, en cambio vosotros... Si, me ayudaste, tu, tu manada, os lo estoy agradecida por siempre, lo que si desearía es volver a ver a mi hijo...
-¿A ese rufián aún lo ves como a tu hijo? -Se levantó Blanco, sintiéndose un poco ofendido por el comentario.
-Si, Blanco, una madre no puede dejar de sentirse madre ante un hijo que ha traído a la luz, desearía verle, que conociera a Ada...
Blanco no sabia como responderla, en el fondo la entendía, pero no tenia buenas vibraciones, algo malo iba a pasar.
-De acuerdo, Rina, pondremos fecha para que puedas ir al pueblo conmigo. Pero con una condición...
-Dime, Blanco, haré lo que pueda por ti.
-Quiero que me des el permiso de investigar si tu marido realmente ha fallecido, pero que hagas todo lo que yo diga hasta nuevo aviso, no hagas ninguna locura aunque tu instinto maternal te obligue a hacerlas, ¿entendido?.
Rina sonrió de alegría, abrazo al lobo con todas sus fuerzas, susurrándole al oído un "gracias". Blanco junto a Rina volvieron al escondite, Rina montaba en su lomo mientras veía su sonrisa de oreja a oreja, estaba alegre, iba a volver a ver a su hijo de nuevo.
Ya había pasado muchos años, habían sido tantos que la amistad entre Mikca con Ada se volvían cada vez más fuerte, más íntimo, más noble, tantos años iban pasando que se acercaba el verano, las últimas hojas de aquella primavera que fue tranquila pero intensa significaría que habían pasado ya 18 primaveras, iba a ser el cumpleaños de Ada, ya iba a cumplir 18 años, la mayoría de edad, su cabello había crecido tanto que le llegaba ya hasta su pandero, se hacía siempre una media trenza para que no le molestara en el viento cómo también cuando ella leía o escribía, aunque también le encantaba dibujar cualquier cosa que se le ocurría. Sus cabello ya tenían un color vivo, no era igual al de su madre, que ella era pelirroja completamente aunque la edad ya no la iba perdonando con sus canas albinas. Era dorado como el sol pero una mezcla de blanco cómo la nieve, no sabia si le fallaba los ojos o era albina realmente, pero a ella no le importaba, ya que eso le encantaba a su querido Mikca, del que a veces, resoplaba por él.
Se levanto tranquilamente, mientras aún quedaba para que amaneciera, salió de su torre en silencio para dirigirse al río, desnudándose lentamente, se miraba en el reflejo del río junto a los rayos del sol, su cuerpo había madurado, ya tenia el cuerpo de una mujer de verdad, a ella no le molestaba pero tampoco le gustaba la idea de ya ser una mujer de verdad.Colgó una toalla cerca del árbol, se metió en el río, nado cómo buceo, relajándose mientras lo disfrutaba, pero era tan efímero, que le entraban ganas de llorar, pero no lloraba por hacerse mujer o por su cumpleaños.
Cuando salió del rio, intento ocultar sus lágrimas en ese momento, había recordado cuando Agnes le soltó que un lobo, una humana no iba a estar juntos por que la Luna elegía quienes estaban destinados a estar juntos, si, aún sentía algo por su querido amigo lobezno, cuanto más se acercaba a él, más su corazón se volvía intensamente ardiente, con una pasión de la que muchas veces fantaseaba, cómo hubiese sido si la Luna, apiadándose de su corazón cómo de sus sentimientos, dejaran que se uniera en uno sólo con Mikca.Pero Mikca es un lobo, aunque muchas veces le veía en su forma humana, pensaba que a lo mejor era una buena decisión lo de Luna, ¿Cómo sería amar a un lobo? Aunque le atormentaba cada vez que volvía a florecer esos sentimientos, a veces intentaba ver a Mikca cómo a un amigos o cómo a un perro, pero siempre le veía cómo a un chico, no... Más bien cómo a un hombre apuesto, sincero, noble, torpe de palabras pero de buen corazón. Sabía que Mikca le gustaba muchísimo desde que se volvieron inseparables, notaba que algo les unía desde lo más profundo de su corazón.
Entonces Ada se miró en el reflejo del agua, su cuerpo, desnudo, maduro, puro pero delgado, la hizo fantasear de nuevo, pero eso no le hacía impedir en volver a la realidad, fantaseaba en voz alta; ojalá Mikca estuviera aquí, ojalá ver su cuerpo desnudo cómo él vea el mío, ojalá me abrazara mientras me susurra al oído: Te amo, mi amor por ti puede con cualquier decisión que la Luna acarreé mientras me hace girar para ver su rostro con el suyo para darnos un beso apasionado, en sus dulces labios, ¿a que sabrán? ¿serán realmente suaves?
Pero Ada bajo de su fantasía, "¿en que estaba pensando?, es mi cumpleaños, que las fantasías de Mikca se esperen, yo quiero disfrutar de mi gran día" se seco todo el cuerpo, se tapó con su toalla verde con toques florales que recordaban al otoño, pero no se dió cuenta de que alguien la observaba, no era con buenas intenciones.
- Eres más hermosa que yo... - Susurraba la joven Agnes, que se enervaba de rabia cómo de envidia misma, sin duda, Agnes envidiaba la belleza natural que despertaba en Ada, odiaba cada vez que Mikca estaba con ella en todo momento, Agnes lo sabía, sabía que tarde o temprano, Mikca caería en los encantos de Ada, cosa que ella, quería evitarlo, ya que estaba profundamente enamorada de Mikca, rozando a una obsesión no natural.
Ada se metió en su torre junto a sus cosas, cerró suavemente la puerta, subió hasta su habitación, vistiéndose con tranquilidad, sin ninguna prisa pero con ansias de que llegara el tál momento, esperando a que todos se levantaran para su gran día, ella estaba más ansiosa que nadie, estaba deseando de los primeros rayos del sol iluminaran su habitación.
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Cuando la Luna estaba llena
Hombres LoboRina, huyendo de su pasado cómo de su mala suerte junto a su querida hija Ada, conocen a la manada de los Loboso del Valle de Llena Nevada, donde son protegidos, cuidados y queridos cómo si fueran parte de la familia. Pero Ada descubrirá que hay alg...