Sunghoon se cuestionaba cómo había llegado hasta ahí, con sus manos aferradas fuertemente al borde de concreto blanco de una barandilla y la mitad de su cuerpo inclinado hacia el frente, sobresaliendo hacia el exterior. Sus ojos anteriormente llenos de lágrimas ahora solo enfocaban las decenas de metros que lo separaban de su caída hueca hacia el verde césped. Desde su posición, inexplicablemente, podía ver los delicados dientes de león que se removían con ligereza gracias a la fresca brisa.
Fresca brisa.
Sus ojos se movieron de la maleza para contemplar el crepúsculo que se mostraba en colores anaranjados y rosados en el horizonte, entrelazándose con las esponjosas nubes y con las ramas de los árboles. El cielo lucía tan calmado en contraposición del corazón del Príncipe de Deutsh-Azelette que iba en palpitaciones erráticas, sus labios se abrían para intentar llevar algo de aire a sus pulmones ardiendo ante la falta de oxigenación mientras eran humedecidos por las últimas lágrimas que se deslizaban por sus mejillas. Sus oídos zumbaban, a lo lejos podía oír una serie de gritos amortiguados, pero no eran lo suficientemente ruidosos como para distraerlo de su estado hipnotizado por la anterior puesta de sol.
Los orbes negruzcos encuadraron una nube en particular, una que tenía la forma perfecta de una mariposa. Sin procesar nada en su mente, el alfa estiró su mano hacia ella en busca de deshacerla entre sus dedos, como si fuese algodón de azúcar, pero se encontraba tan lejos que tuvo que subir ambos pies a un pequeño escalón en el barandal con la esperanza de poder sostenerla. Su cuerpo se había inclinado más hacia el frente, su abultado vientre sobresalía por sus prendas apretándose en su pelvis debido a la presión del pedazo de concreto sobre esta. Solo un poco más y podría sentir la suavidad de la nube contra su piel.
-¡Sunghoon! - Esa vez el grito se escuchó más cerca, justamente detrás de él, aunque aún seguía estando mitigado por algo. Luego, el sonido de las puertas siendo forzadas para abrirse paso hacia él fue lo que lo trajo de vuelta al mundo, saliendo del sueño nublado en el que estaba envuelto y que había cegado sus sentidos. -¡Baja de ahí, Sunghoon! ¡Te lo ruego!
Sunghoon parpadeó cinco veces, en el último movimiento dándose cuenta de que frente a él no había ninguna nube y que su cuerpo solo necesitaba un impulso más para caer hacia el abismo. Su instinto lo llevó a bajar rápidamente del escalón con el terror apoderándose de su cuerpo, sus pies comenzaron a alejar su cuerpo del borde hasta que chocó con las puertas de cristal que lo separaban de aquella persona que lo había despertado de su ensoñación. Entre su confusión y miedo por no saber qué era lo que había sucedido, el de piel nívea miró hacia atrás para buscar respuesta, solo encontrándose con el rostro de Heeseung lleno de lágrimas frescas, sus labios aún tiritando por el llanto y sus manos apoyadas contra el cristal.
Y luego todo hizo sentido en su cabeza.
Sunghoon comenzó a hiperventilar mientras observada los ojos insistentes del mayor mirarlo. Una de sus manos acarició su vientre cuando todos los recuerdos y palabras duras de sus padres llegaron a su memoria. Las lágrimas nacidas del dolor en su corazón volvieron a manchar sus pómulos y su llanto acongojante se hizo ruidoso cuando Heeseung volvió forzar la cerradura. No sollozaba porque tuviera miedo del otro, su cuerpo pedía a gritos que el príncipe heredero lo sostuviera en sus brazos, que abrazara su alma hasta que se calmara. Pero no podía permitirse estar cerca de él, su cuerpo y corazón no serían capaces de volver a soportar un último momento con el mayor antes de ser separados definitivamente.
Entonces Sunghoon recordó qué lo había llevado a la decisión de correr hasta ese balcón dentro de la habitación de Heeseung. Solo quería que el mundo tomara lo que quisiera de él, que tomara su vientre, que tomara su amor por Heeseung, que tomara cada centímetro de su alma, se lo llevara y lo dejara descansar en paz. Estaba agotado, su mente y cuerpo estaban cansados de seguir el mismo patrón de sufrimiento, no habría otra forma de obtener paz más que muriendo, porque de ningún modo podría tener serenidad en su corazón sabiendo que su vida entera había latido solo para un alfa que estaba casándose con alguien que no era él.
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𖥔 ִ ۫ ˑ Harmonies of the Night ! heehoon ִˑ
Romanceh̶e̶e̶h̶o̶o̶n̶ | Sunghoon y Heeseung son alfas y no deberían enamorarse. Pero lo hacen. !! sigue el orden de los capítulos por número 𖥔 ִ ۫ heehoon; heeseung/sunghoon 𖥔 ִ ۫ tw// contenido de sexual leve ...