🍀 Capítulo 11 🍀

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Un brindis por la victoria por la noche y empezar una nueva vida por la mañana, eso fue lo que ocurrió en Sumeru luego de que las personas que fueron resguardadas en el Palacio Alcazarzary y el Puerto Ormos volvieron a la ciudad, celebraron felices el que volviera su verdadero Arconte, el que su nuevo Gran Sabio fuera elegido y agradecieron al viajero por lo que había hecho por su nación, obviamente tomando unas cuantas copas después de todo eso, para entonces al día siguiente empezar una vida nueva con las energías renovadas...la mayoría al menos.

Al-Haitham no es que estuviera feliz de ser nombrado como Gran Sabio, le parecía un puesto demasiado pesado y que no iba acorde con su planificada vida tranquila, pero a palabras de su padre, el anterior Gran Sabio tardaría un tiempo en volver, y hasta ese momento Sumeru Akademiya necesitaba un líder, teniendo que ser Al-Haitham el que tomara ese puesto como líder temporal. Aunque todo esto tampoco hacia que le agradará la idea, solo que la tuvo que aceptar, teniendo obviamente días posteriores horribles llenos de más trabajo que en todos sus años como escriba.

Fuera de los sabios de Amurta y Vahumana, necesitaba buscar reemplazos para los sabios de los demás Darshan, había varias tesis en su escritorio que debía leer, propuestas que aceptar o rechazar y todo eso le cayó fue a él sobre los hombros.

Sinceramente no le habría molestado trabajar tanto de tener con él a Kaveh, su sola presencia no le habría calmado, es más podría hasta alterarse con él, pero al menos podría aliviarle un poco el peso con su bien conocida preocupación por las personas, y aunque no lo aceptaría nunca sabía que Kaveh tenía algún tipo de debilidad en ese aspecto con él, pero ahora mismo, no sabía dónde se había metido, porque le mandó una carta a Candace que ella le respondió rápido, diciendo que Kaveh no estaba con su padre y tío, también se tomó el atrevimiento de preguntarle a su tío Seth, pero él aseguraba que Kaveh no había pisado el desierto jamás.

Eso último llegó a preocupar a Agni y Ciro, y apoyados de Cyno y mercenarios del cuerpo de los Treinta fueron a Caravasar Ribat para preguntar allá sobre el arquitecto, y en realidad él quiso ir con ellos, pero tanto papeleo se lo terminó por impedir.

Y allí seguía, sentado detrás de un escritorio revisando papeles que habían dejado de importarle hace mucho, ya que solo podía concentrarse en Kaveh y su pérdida de señales, estaba tan preocupado que hasta recurrió a casi hacer que arresten a Saint-Germain para que viniera a la ciudad y pudiera preguntarle sobre su compañero, pero duda que alguien que acaba de volver de Liyue pueda tener algo que ver con lo que estaba pasando, aún así, el mismo Saint-Germain movilizó a todos sus contactos para buscar a Kaveh esa misma tarde en que volvió.

Entonces así estaba, esperando una respuesta de cualquier lado, no le importaba de dónde viniera esa respuesta si alguien le decía la ubicación de Kaveh o el mismo Kaveh se presentaba en su oficina, solo quería saber de él...

Ni se dió cuenta del momento en que manchó de tinta el papel que estaba revisando, solo al momento en que alguien abrió la puerta, y ese alguien lo reconoció al instante en que lo vió: era el joven ayudante de la dueña del Palacio Alcazarzary, Azahara, quien entró a su oficina en silencio, como esperando a que se le permitiera hablar, y sabiendo que no diría nada hasta que se lo permitiera, Al-Haitham dejó la pluma que estaba usando para firmar antes de dirigirse hacia el menor.

–Es raro verte fuera del palacio–fueron las palabras que eligió el de ojos azules para recibirlo–¿qué ocurrió?

–Vengo de parte de la señorita Dori, ella lo mandó a llamar al palacio–dijo el moreno siendo directo en lo que había venido.

¿Dori? ¿Llamarlo...a él?

Esperó unos sólidos tres segundos al tono de chiste para esa broma, pero Azahara mantuvo un semblante totalmente serio.

–Tu jefa y yo tenemos nuestras diferencias, debiste escuchar mal, dudo mucho que quiera llamarme para cualquier cosa–dijo Al-Haitham siendo lógico, no había manera en que Dori le mande a llamar al palacio.

–No, no es así, enserio lo mandó a llamar y pide que venga al palacio–dijo Azahara llevando una mano a su pecho en modo de promesa.

–Eso—

–Se trata del arquitecto Kaveh, Gran Sabio–dijo Azahara afilando el tono de la voz.

Al-Haitham nunca se había movido más rápido que ese día en el que se levantó de golpe de su escritorio por las palabras del menor.

–¿Sabe dónde está?–preguntó Al-Haitham esperanzado de saber algo de su compañero.

–Kaveh está en el palacio, lo encontré la noche de la aplicación de la ley marcial–dijo Azahara aliviado de que le prestará atención enserio.

–¿Lo encontraste...?–esas palabras no le daban tranquilidad a Al-Haitham–¿de qué hablas?

–La señorita Dori duda si me creerá esto o no, pero me autorizó a decirlo...–dijo Azahara bajando un poco la mirada–cuando todos empezaron a volver a la ciudad, yo bajé por el palacio hacia el área húmeda...no sé si usted sabe que la corriente corre hacia la parte baja del palacio

–He visto muchas veces la cascada que cae partiendo de algún punto de la ciudad–dijo Al-Haitham antes de cuestionarle el por qué de esa pregunta.

–Bueno...esa corriente lleva algunas cajas de vez en cuando, cofres y así, todo lo que cae de la cascada yo me lo llevo, pero...–Azahara se llevó una mano a la cabeza–eh...¿cómo decirlo...? Kaveh cayó de la cascada...lo trajo la corriente...–dijo cada vez bajando más la voz.

Hubo un momento de silencio entre ambos en que el mayor se mantuvo en silencio, en donde el azabache se preguntaba si lo estaba tomando enserio o no, le preocupaba que no fuera así, pero cuando lo vió fruncir los labios y tomar un poco de aire, creyó que tal vez sí le estaba haciendo caso.

–Continúa–dijo Al-Haitham con las manos temblorosas.

–Él estaba lastimado, no solo por el tiempo que debió pasar en el agua, sino también tenía heridas hechas por personas–dijo Azahara juntando las manos–yo no soy médico, la señorita Dori ya contrató uno para que lo revisara bien, pero...entre su ropa rota, el tipo de heridas y la forma en que lo encontramos...nosotros creemos...

Azahara se tomó un momento para pensar en las palabras que usaría, queriendo que no sonara tan fuerte, sin embargo, cayó rápido en cuenta de que dijera lo que dijera, simplemente no podría hacer que sonará remotamente bien.

Así que terminó por decirlo de la forma más directa que pudo.

–Nosotros creemos que fue abusado por alguien.

Y de allí en más Al-Haitham no escuchó nada, lo único que hizo fue mandar al carajo todo el trabajo que podría tener, empujando en su alteración el propio escritorio para no rodearlo, y dirigiéndose a la puerta tomó a Azahara de uno de los brazos para jalarlo hacia afuera con él a pesar de su reclamo de estarlo lastimando, en ese momento pareció que sus dispositivos para la audición se apagaron y no escuchó a nada ni nadie, ni a Azahara, ni a todos los eruditos que lo vieron salir de la academia arrastrando al joven, no le importaba nadie, solo quería llegar lo más pronto al Palacio Alcazarzary y pedirle ahora explicaciones a Dori y al médico que haya contratado.

Pero si llegaba a ser verdad lo que dijo Azahara, si esa intuición había confesado que tenía en conjunto con Dori era cierta...

Alguien iba a terminar muerto, iba a matar a alguien, él mismo se encargaría de ver la sangre del culpable correr en sus manos.

Si alguien se había atrevido a hacerle a Kaveh lo que dijo ese muchacho, merecía que le atravesará la cabeza con sus espadas.

Un Amor A La Medida [ Al-Haitham x Kaveh ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora