🍀 Capítulo 5 🍀

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Saint-Germain no estaba bromeando en el momento en que dijo que la mano de obra que había contratado era eficiente, habían hecho muy rápido las bases de toda la mansión y trabajaban rápido en el comienzo del diseño que Kaveh había hecho, sin duda no necesitaban para nada su ayuda, aunque igualmente se las dió y ellos se la agradecieron tanto como el propio dueño de la construcción, con el cual ahora mismo estaban viendo lado a lado lo que habían logrado en los primeros días de trabajo duro en aquella gran obra: los propios encargados de hacer la base de todo habían hecho un trabajo increíble con la forma de las torres, la forma que estaban dejando para crear la ventanas era el perfecto, y el ver cómo la puerta que él mismo había hecho encajaba perfectamente en el espacio que habían dejado para ella, le quitó varios pesos de encima.

No había estado tan feliz de ver una construcción desde su obra con el Palacio Alcazarzary, pero sin duda esta con creces estaba superando en grandes niveles esa obra, sin ser perjudicial para él, y aún mejor, Saint-Germain se veía más feliz con la construcción de lo que se veía Dori en su momento con el palacio, ya con eso se cobraba el tiempo de trabajo duro de crear la forma para todo.

–Me cuesta creer un poco que eres de Sumeru, ¿sabes?–y Saint-Germain tenía entonces que hacer un comentario que no es que lo tomara como un insulto o algo parecido.

Pero sí le confundió bastante lo que insinuó.

–¿Eh...? ¿Por qué dice eso?–preguntó Kaveh con evidente tono de confusión en su voz que llegó a invadir su propia expresión.

–Hm...digamos que entiendo el concepto de esta nación, viví aquí en mi tiempo como estudiante, que no fueron poco años, pero en estos simplemente sentí que algo faltaba–dijo Saint-Germain cruzando los brazos y llevando una mano a su mentón–luego me dí cuenta que se trata de la nación donde nadie sueña, nadie se detiene a soñar cosas hermosas, solo están allí pensando mil hipótesis académicas...y es un poco aburrido, es decir, no es el mismo aire que Mondstadt

–Nunca he salido de Sumeru, pero cada que leo de otras naciones todas parecen tener otro aire–murmuró Kaveh viendo por un momento la obra en construcción–el de Sumeru se adapta al medio ambiente por ejemplo, pero yo quisiera embellecerlo en vez de adaptarlo

–Esas son lindas palabras de tu parte–dijo Saint-Germain sonriendo mientras abría sus ojos y dirigía la mirada hacia la misma obra–Mondstadt es la nación de la libertad, ¿sabes? Nación donde todos pueden hacer lo que quieran, por más extravagante que fuera, y este arte que tú haces concuerda más con la libertad que allí se aprecia, además, en Liyue o hasta en Inazuma tengo amigos y conocidos que apreciarían mucho tu arte, en sentido de ojo al detalle y comercial, en Sumeru...digamos que las pocas personas que conozco que tienen vista para el arte no están en las ramas de la arquitectura

–Creáme, lo sé mejor que nadie–dijo Kaveh de forma algo exhausta.

Desde el momento en que eligió el Darshan Kshahrewar fue consciente de lo que estaba diciendo aquel hombre, ya que por más no estuvieran tan mal en inscripciones como Haravatat, siempre eran ellos quienes terminaban siendo los que se las veían difíciles en todo sentido: los sabios de la academia siempre se habían mantenido en lo tradicional, así que los avances de Kshahrewar poco les importaban, fue testigo de como su propio sabio, que se suponía que debía apoyarlos en sus bases académicas, se peleaba con uno de sus profesores por el simple hecho de su materia a impartir era cibernética, varios de sus compañeros terminaron renunciando o cambiándose de Darshan al sentirse decepcionados por esa educación, inclusive él casi fue expulsado por irse en contra del Sistema Akasha enfrente de Azar, de no ser por el padre de Al-Haitham y el profesor orientador de la academia ahora mismo no podría salir de la Aldea Aaru o no le dejarían entrar a Sumeru.

Un Amor A La Medida [ Al-Haitham x Kaveh ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora