CAPÍTULO 1 🎸📓

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Ainhoa

A mi mente vienen una serie de recuerdos que me hacen sentir inquieta. Trato de divagar, mientras intento enfocarme en la persona que tengo al frente. Un señor de unos treinta y tantos años que en estos últimos diez minutos no ha dejado de ver el menú de la cafetería.

— Podría... —se vuelve a callar, como las últimas seis veces. Sacude la cabeza en una negativa, y trato de no blanquear los ojos llena de desesperación—. ¿Cuál es la especial del día?

Emito un suspiro prolongado, y con una sonrisa fingida lo miro.

— Panque de zarzamoras, con una porción de nieve de vainilla.

— ¿No tiene panque de fresas?

Lo miro con una ceja encarnada. Bien. Acabo con mi paciencia.

— ¿Qué le parece si le doy cinco minutos? — asiento, como si fuera una respuesta de su parte—. Iré a atender a otros clientes y después regreso con usted.

El señor me mira como si me hubieran salido dos cabezas más. Sigo dedicándole una sonrisa, y le dejó una carta extra, por si acaso. Giro en mi propio eje, y escaneo la cafetería de manera rápida.

Mientras camino, guardo el pequeño cuaderno en mi delantal. Tomo de mi muñeca la liga color negro, y como puedo me sujeto el cabello en una coleta alta.

En cuanto llego al mostrador, tomo la orden que mi compañera me había entregado para la mesa seis. Paso por la mesa de ese señor, y siento su mirada en mi. Trato de ignorarlo, pero en cuanto estoy dejando la comida en la mesa, de reojo veo como levanta la mano y me llama.

— Disfruten de su comida — expreso amablemente antes de retirarme.

Trato de recaudar toda la paciencia que me queda mientras me dirijo a la mesa de ese señor latoso, jorobado y gordo. Mientras camino, me imagino todas las maneras posibles de matarlo, pero en cuanto llego, le regalo una pequeña sonrisa a boca cerrada.

— ¿Si? — murmuro, sacando el cuaderno para anotar la orden—. ¿Qué le puedo ofrecer?

— Solo deme un café y una galleta — levantó la mirada, y no pude evitar ocultar mi cara de odio.

— ¿Solo eso? — digo entre dientes.

— Si.

Mantengo la mirada en él más de lo que pretendo. Su expresión es serie, pero no puedo evitar ver el destello de sus ojos, brillantes, con una pizca de malicia. — Este si se pasó... Pensé.

— Bien —miro el cuaderno mientras anoto su estúpida orden —. Un café y una galleta. ¿Algo más?

Mira la carta por milésima vez, y me reprendo mentalmente por haber preguntado. Espero y espero a que él deje de pensar, o en que haga el intento de ello.

La campanilla de la puerta suena indicando que alguien ha entrado. Inconscientemente, levantó la mirada en la mira del nuevo cliente, pero lo que llego a ver es a Sebastian entrando por la puerta.

En mi rostro se forma una sonrisa de oreja a oreja, y me escucho murmurar algo hacia el señor. Camino hacia donde se encuentra Sebastian, me acerco a el rodeandolo con los brazos el cuello.

REESCRIBIENDO CANCIONES [DARK ANGELS #1] TERMINADO✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora