Maratón 3/4
Si este capítulo te salió primero, elimina la historia de tu biblioteca y vuélvela a poner, ya casi estamos al final de la maratón en agradecimiento por la acogida de reescribiendo canciones.
Ainhoa
Sebastian sale desesperado de la cafetería. No me habla, no me mira y ni se inmuta a esperarme.
Trato de llamarlo, de hacer que se detenga pero no consigo mi cometido. En lugar de detenerse, salió prácticamente corriendo hacia su coche.
Se sube de inmediato y arranca, dejándome sola en la calle.
No soy consciente de que me abrazo a mi misma mientras espero que Sebastian se dé la vuelta y me hable.
Quiero pedirle perdón.
Quiero que me escuche y quiero que entienda lo que sucedió allá adentro.
Tan solo fue un malentendido. Me repito una y otra vez.
— ¿Qué haces aquí afuera? — no soy consciente de la voz de Sam. Tan solo lo espero a él—. Por favor, Noa. Debes de dejar de esperarlo. Sabes que no llegará.
— Tiene que hacerlo — mi voz salió de manera automática —. Se que lo hará.
— ¿Segura?
Sam llegó a mi lado, colocando su suéter sobre mis hombros. No es que fuera la época de invierno, pero no estaba acostumbrada a las bajas temperaturas de la ciudad. Y mucho menos si llego puesto mi uniforme de camarera.
— Se que lo hará.
Mi lado racional grita que no lo hará, pero mí corazón tiene la esperanza de que sí.
Que regresara.
Sam espera a mi lado por un par de minutos más hasta que nos vemos con la obligación de regresar a la cafetería. Fue más que nada gracias a nuestro insufrible jefe, quien había salido prácticamente por nosotros dos.
— ¿Es qué no puede estar un momento sin nosotros?
— Lo dudo — respondí mirando el suelo mientras entrabamos.
No era capaz de mirar a todos los presentes después de la escena que había provocado.
— ¿Crees que puedas encargarte tú de las mesas?
— Ainhoa...
— Por favor — musito en voz baja mientras me alejo unos cuantos pasos. La cercanía de Sam siempre ha estado allí, y en ciertos momentos se lo agradece, pero ahora le temía —. No quiero que hablen de mí.
Escucho suspirar a Sam. Levantó un poco la mirada y allí está otra vez. La compasión que denota en sus ojos.
Quiero decirle que no la quiero, que no la necesito. Pero no quiero traicionar a mi voz, no necesito delatarme.
— Está bien — me acaricia mi brazo —. Iré a las mesas, tú ve a la caja. ¿Está bien?
Su voz es suave, mucho más suave que la manera en que Sebastian se dirige a mi. Y es raro. Porque no tengo grandes memorias de la gentileza de él.
— Gracias.
Prácticamente corro a refugiarme de todo y de todos. Me ubico en la silla de altos que está detrás de la caja, y pongo un poco de orden aquí.
De vez en cuando, acerco algunas órdenes hacia la barra y se las entregó a los chicos.
Son más de las siete de la tarde y la hora de cerrar ya casi llega. El ambiente del trabajo se vuelve denso, estresante. Y más por los camareros que están desesperados por irse.
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REESCRIBIENDO CANCIONES [DARK ANGELS #1] TERMINADO✅
RomanceSi Ainhoa creía que su vida no podía cambiar, de nuevo, estaba equivocada. Cuando ella era pequeña, tuvo que presenciar la muerte de su padre por culpa de las drogas, tuvo que ver como su madre recae cada vez más en los vicios y como es que su herma...