Veo el reloj y faltan diez minutos exactamente para que Mike llegue, empiezo a entrar en pánico porque no tengo nada listo, ni yo estoy lista.
Corro al cuarto y trato de ponerme un vestido azul que compré, escucho que la olla de presión empieza a sonar y salgo corriendo para apagar la cocina, al mismo tiempo intento terminar de abrochar el vestido, tratando de que no se ensucie con nada.
Empiezo a poner la mesa, y mentalizo.
Todo va a salir bien.
Todo estará bien.
Todo está bajo control.
Cuando logro por fin tener la mesa lista me dirijo a la cocina a terminar de limpiar, no escucho la puerta cuando la abren.
— ¡Feliz aniversario cariño mío! — grita Mike asustándome. La salsa que tenía en mis manos cae encima de mi vestido, manchándolo por completo.
Respiro profundo, volteo a verlo y empieza a reír.
Cuento hasta diez, funciona, bueno más o menos, o sea sí pero muy poco.
— Feliz aniversario cariño— digo un poco molesta mientras él se sigue riendo. — no me da gracia, me ensucié todo el vestido. ¡Y era nuevo!
— Te ves preciosa.
— No es cierto.
— Tu sabes que no miento, y menos cuando te doy un cumplido.
— Pero mira como quedé, toda sucia— le digo, cruzándome de brazos.
— No seas así, a mis ojos te ves preciosa, como el primer día que te conocí— me abraza y me da un beso.— además tu haces que el vestido se vea bonito aunque esté lleno de salsa.
Él me da seguridad, aunque parezca mi mundo gris, él llega y lo colorea.
— Te amo mucho— le digo, abrazándolo muy fuerte.— Aunque no quita el hecho que me asustaste y manché mi vestido nuevo.
— Por dos— responde él solamente, ignorando lo de mi vestido y yo solamente sonrío.
Al final de la noche, cenamos y nos reímos contándonos anécdotas.
Pongo en un vaso el ramo de rosas que me regaló y empiezo a limpiar, Mike se une ayudándome a lavar los platos, mientras yo limpio la mesa.
— Cariño, ¿te estas tomando las pastillas? — pregunta él observándome.
— Si— respondo pasan unos segundos y solo me mira— no me mires así, me pones nerviosa.
— Buenop. ¿Quieres ir mañana al parque? — sonrío.
— ¿Estás seguro? La última vez que fuimos, saliste con un ojo morado.
— Asumiré los riesgos solo por verte feliz.
Lo señalo con el trapo que tengo para limpiar la mesa, él automáticamente alza los brazos en señal de rendición.
— Si me quisieras ver feliz, no me obligarías a tomarme las pastillas.
— No te obligo, solo te pregunto y verifico que sea cierto.
— No soy una niña. No tienes que estarme cuidando.— reprocho.
— Es por tu bien cariño, no quiero que te pase algo.
— No me va pasar nada malo.
— Ok, ok no quiero pelear contigo, entonces solo sé consiente y tómalas.— se rinde.
— Bueno, para que te quedes tranquilo me la voy a tomar ahorita.
Me observa en todo momento, desde que agarro el vaso con agua, hasta cuando me trago la pastilla.
Le saco la lengua y mientras el ríe negando con la cabeza.
Terminamos de limpiar y vemos una película y lo noto, lo que el doctor Ramírez me dijo que en los pequeños detalles se hace la diferencia.
Son esos momentos que no valoramos y están presentes.
Al día siguiente muy puntual estoy tocando la puerta del doctor Ramírez, emocionada por contarle mi día.
— Buenos días— lo saludo apenas me abre la puerta, paso sin que me diga nada y me siento en mi nuevo sillón favorito.
— Buenos días, ¿Cómo te has sentido Amy?— pregunta él curioso.
— Muy bien doctor, después de discutirlo varias veces por fin Mike dejó que viniera sola a las consultas.
— Ese es un gran paso Amy— me felicita— ¿Qué tal estuvo la tarea?
— Muy bien, me fui acostar al parque y entendí lo que usted me dijo, como las pequeñas acciones del día pueden cambiarle el día a una persona, lo único malo es que Mike salió con el ojo morado— le digo riéndome.
— ¿Está bien? ¿Cómo sucedió? — pregunta preocupado.
— Tranquilo doctor, solo estuvo un par de días con el ojo morado, nada grave y fue porque unos niños estaban jugando y tiraron la pelota muy lejos. Y cuando nos dimos cuenta ya lo habían golpeado.
Últimamente las consultas se me hacían más amenas, tal vez porque el doctor me generaba una confianza, y ya teníamos una rutina, venia todas las semanas le contaba cómo me fue y tomábamos café.
Hasta ese día.
— Amy, estaba notando tu progreso y ya llevas dos meses viniendo todas las semanas después de tu intento de suicidio, te veo una mejoría y más estable, noto que ya no te dan tantos ataques de pánico y eso es excelente, entonces— carraspea un poco mientras se acomoda los anteojos— vamos a realizar un pequeño cambio en tus citas. — empieza.
— ¿Ya no vendré más? — pregunto un poco emocionada, el doctor se ríe y niega.
— No, tanto así no.— rio— ¿Qué te parece ahora si solo vienes una vez cada dos semanas?
— Me parece una excelente opción.
— Bueno, entonces te agendaré para dentro de dos semanas.
— Doctor, le puedo preguntar una cosa antes de seguir.
— Sí, claro.
— Es que últimamente me siento muy feliz, antes lo veía solo en blanco o negro después de la muerte de mi hermano, y ahora lo veo un poco amarillo, rojo, azul, café. Hay días en los que pienso, yo realmente merezco todo esto o son las pastillas que me están dando una ilusión de que todo va a salir bien. Tal vez no es en sí una pregunta, pero quisiera que usted me guiara porque tengo miedo, y no miedo de morir, es miedo de vivir, tal vez durante estos 25 años no he estado viviendo realmente como quiero y no lo sé, todo es confuso. — suelto, siento como si una carga desapareciera de mis hombros y puedo respirar mejor.
— Amy, nadie trae un instructivo de cómo vamos a manejar nuestras vidas, pero siempre hay que dar lo mejor de nosotros. En mis 20 años que llevo ejerciendo he visto muchas cosas, pero lo más impactante son las personas que deciden que van a vivir de manera plena sin importar los comentarios de las demás personas. Te dejaré una pregunta y cuando nos volvamos a encontrar me las va a tener que responder.
Para ti, ¿Qué es lo más importante e impactante en tu vida hasta este momento?
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Holiis, Feliz fin de semana!❤️🤗 Cómo Van?<3
¿Cómo responderían ustedes a esa pregunta?
Ketych💓
