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Salgo del consultorio con un fuerte dolor de cabeza, es cierto con llorar no se resuelve nada, pero ayuda a limpiar un poco las penas que tenemos dentro.

Mike apenas me ve se levanta de la silla y me da un abrazo.

— ¿Esperaste mucho? — pregunto con voz ronca.

— Solo esperé lo suficiente— no dice nada más.

El camino a casa pasa muy rápido, me percato que Mike me abre la puerta y me tiende la mano ayudándome a salir.

— Gracias— susurro.

Las horas pasan y parece algo asfixiante estar en el departamento, Mike está concentrado en su computador, pero sé que también está pendiente cada vez que me levanto del sillón.

— ¿Quieres que salgamos un rato? — pregunta cerrando su computador.

— Si, por favor. — respondo sin dudarlo.

— Bueno.

Entramos a una cafetería y lo primero que pido es un café negro, Mike se pide lo mismo, pero también una tajada de un pastel.

— Sentémonos aquí cariño— me dice señalando una mesa un poco alejada de las otras.

Le hago caso y el empieza a comer sin dejar de mirarme.

— ¿Te pasa algo? — le pregunto, soplando un poco mi café.

— Quería preguntarte si ya le habías comentado al doctor lo de mi propuesta.

¡Cierto! Se me había olvidado por completo.

— La verdad se me olvidó, pero lo he estado reconsiderando, tal vez es buena idea regresar y distraerme un poco— digo sin mucho interés.

— No quiero que te sientas comprometida.

— No, no pasa nada entiendo que tú también estas en una situación y mi reacción no era la más adecuada en ese momento. La verdad es que ya pasaron unos años y necesito empezar otra vez.

Él no me dice nada y terminamos de bebernos el café en silencio.

Lo último que hacemos es caminar por el parque un rato, hablar de todo un poco y reírnos un poco de las cosas cotidianas que nos pasan.

Y de repente una pregunta hace que deje de caminar y lo mire directamente.

— Mike— lo llamo, él se detiene y me observa confundido estamos en medio del parque— ¿Qué harías si yo un día ya no estoy?

— ¿Qué es esa pregunta Amy? — responde bastante molesto.

— Una simple pregunta— digo encogiéndome de hombros.

— No es una simple pregunta, va más allá.

— Mike solo es una pregunta, calma— trato de tomarle la mano, pero él la quita.

— Amy por favor, no me pidas que me calme en esa pregunta hay muchas más cosas.

— No cariño— le tomo otra vez la mano y esta vez si se deja— me dio curiosidad porque estábamos hablando de nuestros planes a futuro y si algo pasara me dio curiosidad.

El me observa receloso, pero no dice absolutamente nada en los primeros dos minutos.

— Amy— empieza él, me guía a unas bancas y nos sentamos ahí — en este año son varias veces que intentaste quitarte la vida— me observa, pero no le digo nada, es cierto— la primera vez que lo intentaste mientras esperaba que el doctor te detuviera la hemorragia me preguntaba. ¿Por qué lo hizo? ¿Será que no la hago tan feliz como ella dice? ¿Qué sentirá en estos momentos? Y había una pregunta que rondaba en mi mente, y si no sobrevive ¿Qué voy hacer? ¿Cómo podré seguir con mi vida? porque si me preguntan en estos momentos no sé y creo que a nadie le dan instrucciones de cómo seguir, uno tiene que seguir, ser fuerte, pero ¿Cómo?

Los primeros días serán lo peor y después cada recuerdo tuyo serán una punzada en mi corazón porque he visto documentales de eso— se ríe sin ganas y noto como tiene los ojos rojos, tratando de no llorar. — así que no me preguntes porque lo primero que pienso es que lo volverás hacer.

No le digo nada, solo lo abrazo muy fuerte, siempre he pensado que me gané la lotería con Mike y hoy supe que soy muy afortunada.

Me di cuenta que con él lo quiero todo, nada a medias.


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Buenas, buenas! 


Ketych

AmyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora