Había transcurrido ya una semana desde que empezó a trabajar junto a Sukuna. En ese corto lapso de tiempo descubrió que no soportaba a su nuevo jefe.
No quedaba nada de aquel chiquillo dulce, servicial y amable. En su lugar había un hombre altanero, agocentrico y burlesco. Disfrutaba del mal ajeno y hacía hasta lo imposible por enviar a su competencia a la quiebra.
Ya había escuchado más de una vez a los empleados al lugar diciendo que era un hombre con poca paciencia pero muy entregado a su trabajo.
—Buenos días. Tengo una cita con Sukuna.
Dirigió su vista a la voz femenina le hizo detener sus dedos en el teclado, encontrándose con una mujer alta y de cabellos blancos que sonreía de manera sutil, transmitiendo altanería a través del par de labios rojos. Se veía joven y estaba vestida muy elegantemente pero lo que más llamó la atención de Megumi fue que se dirigiera a Sukuna por su nombre, tal cual.
No Señor Ryōmen, no Ejecutivo Ryōmen. Solo Sukuna.
—Muy buenos días, sea usted bienvenida señora...
—Mei.— respondió ella con elegancia —Señorita Mei Mei.
Una sensación de agria recorrió las entrañas de Megumi. Al fin conocía a la famosa Mei Mei que tanto había querido espandar Yuji, ahora se encontraba frente a él y ¡era hermosa!
Carraspeó antes de contestar.
—Lo siento, señorita Mei Mei— se disculpó por utilizar la connotación equivocada —Le avisaré al Señor Ryōmen que usted ya a llegado.— sin embargo antes de que Megumi tomará el teléfono este mismo sonó en su escritorio.
Era Sukuna preguntando si su cita de las diez ya había llegado y después de murmurar un "Sí señor" su jefe le pidió hacerla pasar.
Megumi no comprendía la agria sensación que se había instalado en su estómago la cual incremento cuando los vio salir de la oficina de Sukuna charlando muy amenamente y anunciando que irían a almorzar.
Oh, ciertamente no lo comprendía, él estaba allí para hacer de vergudo, nada más.
—Uy qué cara traes, Fushiguro.— la chica cobriza que lo quizo hechar la primera vez había llegado a su lado —Deberías tomar un descanso, me haré cargo ahora.
Nobara Kugisaki, ese era su nombre. Se habían hecho cercanos en poco tiempo, al parecer la chica también era muy amiga de Yuji y estos dos habían llegado al punto donde lo llamaban por su anterior apellido, por el que se sentía más cómodo.
Megumi se sentía bien con eso.
—¡Hey, Fushiguro!.— ese era Yuji quien hiba entrando a la recepción —¿Quieres que vayamos a almorzar?
—No grites, Itadori.— regañó la chica —Además; ¿Acaso no deberías estar estudiando?
—Uh, si. No se lo digas a mi hermano.— respondió él mientras se sobaba la nuca —Por cierto; ¿Dónde está? Es extraño que no me haya visto por las cámaras ya y me haya mandado a sacar.
Escuchó a Nobara suspirar a la vez que sacaba un espejo de su bolso y se arreglaba las pestañas.
—Salió a almorzar con tu archi-enemiga, la señorita Mei Mei.
Y como si ya se lo esperase, no reaccionó cuando Yuji plantó ambas manos sobre el escritorio, con los ojos bien abiertos y preguntando por qué no le había avisado antes.
—Escucha Yuji, tu hermano es un hombre mayor y de seguro necesita compañía de vez en cuando.— acusó ella mientras lo apuntaba con el dedo índice —Déjalo desestresarse un poco.
—No lo entiendes, Kugisaki.— arremetió el otro — Preferiría a cualquier persona para mi hermano antes que a esa mujer que parece llevar un rastreador de billetes a donde va.
—Son adultos.
—Es mi hermano.
—¿A que hora saldremos a almorzar?— Megumi quién se había mantenido callado hasta entonces, hizo la última pregunta. Ciertamente ya se había cansado de escucharlos discutir por banalidades, que por cierto le estaban pegando duro.
—Es verdad, vámonos Fushiguro. No hay que juntarnos con traidoras.
Y así se dejó arrastrar hasta un lujuso restaurante del cual Megumi dudaba mucho que dejaran a entrar a Yuji quien vestía unos shorts anchos y un suéter amarillo. Resaltaba grandemente de entre todos los viejos trajeados allí.
—Yuji Itadori.— o tal vez si, viendo la cara de sorpresa que puso la encargada, Megumi supuso que Yuji tenía un nombre hecho en el lugar
La recepcionista les pidió seguirla hasta un lugar apartado en la terraza donde Megumi pudo distinguir el cabello pelirosa de su jefe.
—Oh, allí está mi hermano.— mencionó Itadori —Llegamos a tiempo Fushiguro.
Sin más, vio cómo el chico se dirigía a la mesa de un Sukuna con la cara deformada a causa de la molestia. Clavó sus ojos rojizos en la recepcionista y luego se deslizaron hasta los suyos propios que los recibieron con la misma dureza con la que lo estaban mirando.
Yuji pasó como Juan por su casa hasta sentarse al lado de su hermano, frente a Mei Mei y le sonrió de forma amistosa, como si no le hubiera estado declarando la guerra minutos atrás.
—¿Te vas a quedar ahí parado?.— la voz tosca de Sukuna lo hizo avanzar hasta la mesa donde se sentó frente a él.
Parecía realmente molesto por la interrupción pero aún más lo estaba la chica a su lado. Su cara no disimulaba el disgusto que Itadori le estaba haciendo pasar mientras le hablaba sobre la última saga de Jennifer Lawrence.
—¿Entonces, como es que te dejaste arrastrar por mi mocoso hermano hasta aquí?.— le preguntó Sukuna a la vez que revolvía el vino en su copa. Había recargado la barbilla en su mano derecha y con la otra movía la copa para crear un pequeño remolino dentro.
—En realidad, no tenía idea de qué veníamos aquí para perturbarte.— mencionó de forma casual, olvidando el formalismo.
—Si, imagino que no.— le dijo Sukuna, estaba vez sirviendo una nueva copa que recién habían llevado para luego ofrecersela a Megumi.
Él la tomó con gracia mientras sentía los sabores del vino mezclarse en su boca. Era dulce con un toque ahumado, realmente delicioso.
Pero; oh dios, Megumi ni siquiera había terminado su copa cuando sintió como su cabeza pesaba más de la cuenta. Se sorprendió al instante el verse borracho con media copa de vino y más aún porque Megumi no se emborrachaba.
Él no puede hacerlo. Fue entrenado para que su cuerpo absorbiera grandes cantidades de alcohol sin tener algún efecto, pero justo ahora podía ver como todo daba vueltas a su alrededor de forma extraña.
Lo último que escuchó fue la voz mezclada de Yuji y Sukuna llamado su nombre.
Notas:
¿Hay alguien aquí con vida?Hace mucho no pasaba por aquí, me he estado concentrado mas en "Decisiones y Arrepentimientos", por cierto; ¿Ya la leyeron?
Lo cierto es que ya necesito avanzar con esta historia, es una de mis favoritas y deseo terminarla, detesto dejar cosas inconclusas.
Nos leemos, Cuídense.
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𝐀𝐬𝐞𝐬𝐢𝐧𝐨 - [𝐒𝐮𝐤𝐮𝐅𝐮𝐬𝐡𝐢] [𝐆𝐨𝐘𝐮𝐮] (PAUSADO)
FanfictionEl hombre de cabellos azabaches se movía con precisión buscando un objetivo en concreto: Ryomen Sukuna, un importante mafioso dueño de las empresas Ryomen. Megumi Fushiguro tenía una sola misión esa noche y era asesinar a aquel empresario, sin embar...