HOLLY
De camino a nuestra residencia me hallo ensimismada mirando por la ventana. Escudriñando en el exterior, rogando por una pista capaz de revelar la falsedad de este mágico encuentro. No fue perfecto, lo que lo vuelve aún más especial.
¿Es así como se sienten todas las citas o solamente la primera? Me he privado de esta sensación durante años, ahora atesorando la seguridad de que no fue en vano.
Dudo mucho que cualquiera de las personas que me propusieron una salida antes, consiguieran el efecto que James Barnes tiene en mí hoy en día.
Cuando el chófer me abre la puerta y bajo del auto, el pasillo a la entrada me ayuda para organizar mis ideas antes de ingresar.
Tal vez me he ilusionado demasiado rápido, lo cual no es propio de mí. Creí que tendría completo control de la situación, pero no fue así y es claro que no lo será. Me sentí tan cómoda, dejándome llevar por su grata compañía.
Al cruzar por la sala, veo a Howard sentado en su sillón bebiendo café y leyendo unos documentos.
—Buenas noches, Howie.
—Ya te he dicho que detesto ese apodo. —reclama sin despegar la vista del contenido plasmado en el papel.
—¿Y tus modales, Howie? —canturreo colocando mi bolso sobre una mesa.
—Ho-ward. Buenas noches, Holly —se digna a mirarme con cierto fastidio antes de darle un sorbo a su bebida.
—Mucho mejor —sonrío y me siento frente a él, cruzando las piernas, descansando mis extremidades en el reposabrazos.
—Por cierto, ¿dónde andabas? —retirándose las gafas que facilitan su lectura husmea en mis facciones queriendo toparse con una partícula de falacia.
—Por ahí, por allá. Haciendo cosas de chicas.
—No me hagas vigilarte. —vuelve a ponerse los anteojos y retoma su lectura—. No olvides que estamos en guerra.
Es difícil que me desatienda de los sucesos actuales, siendo que para cada cosa lo tengo en cuenta.
—Solo fui a un parque y Carson me acompañó, así que no te preocupes.
—Bien. Mañana olvida tus paseos, volveremos a reunirnos con Rogers y su equipo para escatimar detalles.
Con un suspiro me pongo de pie y me voy a la cocina en busca de Lucy para que me de algo de comer. La señora me sirve la cena y me siento sola ante la mesa, Howard ya ha cenado algo antes de mi llegada. Un rico puré, brocoli y pechuga de pollo logran saciar mi hambre.
Agradecida me retiro a mi habitación. Necesito un baño y descansar para trabajar en óptimas condiciones.
Preparo mi bañera con agua caliente y me sumerjo en ella hasta el cuello. Echo mi cabeza hacia atrás y cierro los ojos relajándome, tarareando mi reciente canción.
Me río por lo irónico que es recitar que no le pertenezco a alguien, cuando hay un joven apoderándose de mis pensamientos.
James Barnes. Suspiro ante su recuerdo. ¿Cuándo volveré a verlo? La idea de la incertidumbre aflige mi corazón hasta que abro los ojos de golpe.
Veremos a Steve y a su equipo mañana. Eso incluye a James, así que lo veré otra vez.
Ahora, sentada en la bañera, me encuentro feliz y al mismo tiempo nerviosa.
¿Qué debería usar? Por lo general, mis atuendos de trabajo no son algo en lo que sobrepienso. No suelo vestirme mal para ello, por el contrario, siempre estoy pulcra. La diferencia ahora, es que sí me interesa captar la atención de ciertos ojos azules.
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YOU DON'T OWN ME
RomanceDesde que Holly descubrió su talento y pasión, ha soñado con convertirse en una famosa cantante. Irónicamente, es durante la guerra, que finalmente se le presenta la oportunidad. Su hermano, Howard, decide apoyarla dejándola cantar en uno de los eve...