Spotty World I - La Hija De Mi Padrastro Era Mi Ex-novia

...Or You Can Call It WOW

DYLAN

Con un largo bostezo, Dylan se despertó, listo para comenzar el día.

Luego de levantarse de la cama, con cuidado de no despertar a sus compañeros de cuarto, quienes parecían dormir plácidamente en sus camas, comenzó a hacer sus ejercicios antes de dirigirse al baño.

Aún con un poco de sueño, Dylan sintió que algo se sentía diferente, pero no estaba muy seguro de qué.

Interesante...

De repente, Dylan creyó escuchar una voz extraña, pero después de mirar a su alrededor, el dálmata no vio a nadie más en el pasillo.

Con una ceja levantada, Dylan continuó su camino hacia el baño, todavía un poco sospechoso.

Al llegar al baño, Dylan se dirigió al lavabo, listo para cepillarse los dientes, cuando notó algo.

Por alguna razón, ahora estaba más bajo que el lavabo.

Esto dejó al joven dálmata bastante confundido, y Dylan trató de rascarse la cabeza.

Pero cuando trató de hacerlo, notó una sensación extraña al tratar de mover los dedos, y se sintió aún más extraño.

Lenta y aprensivamente, Dylan bajó el brazo para mirarse la mano, sorprendido por lo que vio.

– ¡AY PERROS!

Dylan tenía patas.

El dálmata entonces cayó al suelo, y se horrorizó aún más cuando finalmente notó el resto de su propio cuerpo.

Dylan era más pequeño ahora, además de ser un perro cuadrúpedo y solo llevaba el collar alrededor del cuello. Sus dedos eran pequeños, gruesos y muy juntos, con garras en forma cilíndrica.

Fascinante.

El joven dálmata una vez más pensó que escuchó una voz y, al igual que antes, no vio a nadie más cerca.

– ¿Q-Quién d-dijo eso?

Dylan comenzó a hiperventilar, el pánico crecía dentro de él.

Espera un minuto... él me está...

El joven dálmata no pudo soportarlo más y salió del baño, corriendo desesperadamente por la casa.

Dylan no entendía lo que estaba pasando, pero fuera lo que fuera, lo único en lo que podía pensar era en escapar.

Él bajó las escaleras y siguió corriendo escaleras abajo, tan desesperado que no se dio cuenta de que una de las puertas se abrió y alguien salió justo cuando Dylan estaba a punto de pasar frente esa puerta.

– ¿¡QUÉ!? – Una voz familiar exclamó sorprendida.

Debido a la velocidad de Dylan, los dos rodaron por el suelo, y el joven dálmata se encontró tirado en el suelo, bastante dolorido y junto a quien había atropellado.

– Ugh... ¿Adónde vas con tanta prisa, cara de baba?

Los ojos de Dylan se agrandaron, y con algo de miedo, miró a quienquiera que estuviera a su lado.

Junto a Dylan había otro perro de cuatro patas, que luchaba por levantarse. El otro perro tenía un cuerpo más delicado y esbelto, además de llevar tres collares estilo fiesta alrededor de su cuello. Y después de sacudir la cabeza, el otro perro miró a Dylan con una inconfundible expresión de ira en su rostro.