No podía creer que me hubiera engañado de esa manera.
–Veo que además también es inocente –comentó sonriendo.
Estábamos los dos en el agua empapados y ahora era él quien se estaba burlando de mí. Yo no pude evitar reírme y le tiré agua a la cara. Él me la devolvió todavía más fuerte y estuvimos peleándonos un rato, hasta que el propietario de las barcas nos ordenó que las devolviéramos.
Nos sentamos en el césped para secarnos al sol mientras Emma y William se acercaban sin parar de reír. Luke sacó toda la comida de la cesta y yo puse cara de hambrienta cuando vi los manjares que había traído.
–Lo más divertido fue cuando ella lo engañó para empujarlo al agua –comentó Emma riéndose.
–Y después mi hermano se aprovechó de su inocencia y la tiró también –añadió William.
Se rieron otra vez a carcajadas mientras Luke y yo nos mirábamos sonriendo tímidamente.
–Si ya habéis acabado de burlaros, podemos empezar a comer –dije.
–Si, perdóname Eli, pero ha sido muy entretenido ver eso –contestó Emma.
Luke apretaba la mandíbula para no reírse, William hizo lo mismo. A continuación, degustamos toda la comida que teníamos a nuestro alcance.
–¿Tiene frío? –se preocupó Luke.
–¿Seguro que está preocupado? ¿O es otro engaño de los suyos? –pregunté para molestarle.
–No lo volveré a hacer, se lo aseguro –contestó con culpabilidad.
–Relájese, Luke. Le estoy tomando el pelo –le dediqué una sonrisa.
Él suspiró relajado y Emma se volvió a reír de la situación, aunque enseguida William la distrajo tendiéndole un postre que aceptó encantada.
–¿Te acuerdas cuando salíamos a pasear por aquí con nuestro padre? –preguntó Will a su hermano.
–Imposible olvidarlo, siempre acababas en el río y a veces incluso me tirabas a mí –respondió Luke.
–Eso era lo más divertido de las excursiones –contestó William.
Intercambiaron una sonrisa entre los dos y Emma me miró queriendo decir algo que sabía que no me gustaría.
–Pues cuando Eli y yo salíamos a pasear siempre se llevaba algo para leer. Me costó un año entero convencerla de que el libro no se iría a ningún lado si lo dejaba durante unos minutos –dijo riendo.
–Suena muy propio de ella –opinó Luke sonriéndome.
–Pues tú no podías salir a ninguna parte sin tu sombrero con el lazo azul, ¿te acuerdas? –contesté.
–No lo olvidaré nunca, era mi mejor complemento hasta que se me perdió.
–¿Qué pasó? –preguntó William preocupado.
–Se lo llevó el viento un día de lluvia.
Luke y yo nos reímos mirándonos cómplices mientras Will la consolaba.
–Te regalaré uno mejor.
–No pasa nada, Will. Fue hace mucho tiempo –respondió Emma tocándole la mano.
Con ese gesto supe que los dos estaban enamorados, sin embargo, no quise decir nada porque aún no se conocían lo suficiente; por eso hablaría con Emma para saber si estaba segura con su decisión, ya que William aún seguía recuperándose de los errores del pasado.
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MARIPOSAS
RomanceElisabeth Bellwood quiere escapar del bullicio de Bath, donde reside con su tía y su prima. Un día, inesperadamente, les llega una invitación de una amiga para pasar el verano en su mansión de Canterbury. Elisabeth tiene muchas ganas de disfrutar de...