No podía ser cierto. Abracé a Emma sosteniéndola con fuerza y no me soltó durante unos minutos. Violet le tendió un pañuelo mientras Luke no miraba a nadie a la cara.
–Pero, ¿cómo que se ha ido? ¿A dónde? –pregunté cuando Emma se sentó en un sofá.
–Me dejó una nota en mi escritorio diciendo que nunca llegaría a ser mejor persona para Emma, que ella se merecía a alguien mejor –explicó Violet.
–No es posible, tiene que haber otra explicación –negué.
Mi tía acababa de entrar y Violet fue a contarle lo sucedido, mientras tanto, yo me fui a sentar con Emma.
–¿No te dijo nada antes de irse? –pregunté acariciándole el cabello.
–No, ya estaba raro desde ayer, pero no pensé que se atrevería a irse sin más –dijo llorando desconsoladamente–. Ni siquiera me ha escrito una carta de despedida.
Yo la abracé con más fuerza e intenté tranquilizarla tarareando una canción que siempre cantábamos cuando éramos pequeñas.
Noté que alguien me miraba y, cuando alcé la vista, me encontré con los ojos de Luke. Barbara estaba haciéndose la víctima abrazando a su madre mientras Violet le decía algo a su hijo, aunque éste parecía que no estaba escuchándola. La mirada que siempre me dirigía no había cambiado; ese brillo en los ojos seguía estando intacto, no obstante, con una expresión más triste como si me quisiera decir algo, pero aún no pudiese.
–Tenemos que ir a buscarlo –dijo Luke sin apartar sus ojos de los míos.
–Es de noche, es peligroso –objetó su madre.
–No me importa, voy a encontrarle –respondió seguro de sí mismo–. Mañana ya estará demasiado lejos.
Yo esbocé una media sonrisa y él me regaló otra, hacía días que no me dedicaba ninguna y ahora estaba más tranquila. Observé a Emma, quien aún seguía muy afectada y me miró con unos ojos que sabía lo que significaban.
–Voy con usted –dije de repente.
Luke se sorprendió por mi decisión mientras Violet me sonreía, sin embargo, mi tía frunció el ceño.
–Que se encargue Sir Harper, es muy tarde –mandó mi tía.
–No –repliqué–, quiero encontrarle. Emma quiere que vaya, así que iré.
Mi tía me miró durante unos segundos y supe que estaba pensando cómo responderme, hasta que asintió con la cabeza sin decir nada más y arrastró a mi prima escaleras arriba.
–Quiero ir con ellos –se quejó Barbara.
–Tú a la cama –dijo mi tía oponiéndose.
Me mordí el labio para no sonreír por la cara que se le quedó a mi prima por la contestación de mi tía, por fin empezaba a entender cómo era su hija.
–Iré a avisar al cochero –informó Luke saliendo por la puerta.
–Voy a preparar algo de comida para el viaje –añadió Violet–. Yo también os acompañaré, ya que podrían correr rumores si la gente os ve solos en un carruaje.
Asentí agradecida porque entendía perfectamente que no era correcto, y a mí tampoco me hacía mucha gracia quedarme a solas con Luke. Seguro que, si no, habríamos acabado discutiendo por todo lo que me había hecho, que aún estaba muy presente y me dolía. Puede que no lo hiciera con mala intención porque solo me consideraba una amiga, pero como yo sí que estaba enamorada me seguía causando daño.
–Vamos a acostarte, Emma –dije ayudándola a levantarse.
La guié hasta su cuarto y ella cayó rendida encima de la cama, le tapé con la manta y le quité los zapatos. Le di un beso en la frente y ella, antes de que me fuera, me agarró del brazo.
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MARIPOSAS
RomanceElisabeth Bellwood quiere escapar del bullicio de Bath, donde reside con su tía y su prima. Un día, inesperadamente, les llega una invitación de una amiga para pasar el verano en su mansión de Canterbury. Elisabeth tiene muchas ganas de disfrutar de...