UNO - PRESENTE

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"Let me photograph you in this light
In case it is the last time that we might
Be exactly like we were before we realised
We were sad of getting old, it made us restless"

When we were young, Adele

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Harry le dio al botón de la cafetera de la sala de profesores con un suspiro. Estaba tan agotado que necesitaba un café antes de empezar con sus clases, porque el té que se había preparado al desayunar tan solo le había dado más sueño. Se notaba que las vacaciones de primavera estaban a la vuelta de la esquina, porque todos los profesores parecían igual de cansados que él y los alumnos apenas se centraban. Solo pensar en la pila de exámenes que tenía que corregir antes de la entrega de notas le hacía querer hacerse un ovillo y llorar.

Y para colmo, su café se había desbordado. Definitivamente no había empezado el día con buen pie. Harry suspiró otra vez y cogió papel para secar el líquido que había empapado la encimera. Luego, comenzó a sorber su café mientras hacía una planificación mental del día.

Cuando llevaba medio café, su móvil sonó. Harry miró el identificador de la llamada y sonrió por primera vez en el día. Luego, la aceptó y se llevó el móvil a la oreja.

—Hola, amor —saludó Harry.

—Hola, Harry. Perdona por haberme ido tan pronto, tenía una reunión urgente —dijo su novio, Chris, al otro lado de la línea.

—No pasa nada —mintió Harry.

Lo cierto es que odiaba despertarse solo. La sensación de estar en una cama de matrimonio fría y sin nadie a su lado le recordaba demasiado a los horribles meses después del divorcio, cuando lloraba hasta el agotamiento y no era capaz de conciliar el sueño. Harry solía extender su mano en busca del cuerpo que había estado ahí durante tantos años y tan solo se encontraba con las sábanas revueltas. A veces se despertaba desorientado por la noche y se preguntaba dónde estaba el brazo que rodeaba su cintura, y cuando la realidad caía sobre él lo aplastaba con toda la fuerza de un derrumbamiento.

Pero ya no estaba solo. Ahora tenía a Chris, que lo quería y lo abrazaba hasta que se quedaba dormido y que a veces no estaba cuando se despertaba pero que lo llamaba después para ver qué tal estaba.

—¿Qué tal tu mañana? —preguntó Chris.

—Bueno, pues…

Harry estaba a punto de contarle que el coche había decidido no arrancar esa mañana y que había tenido que ir andando hasta el colegio, que estaba tan dormido que probablemente necesitaría otro café al cabo de unas horas y que tenía montones y montones de exámenes sin corregir. Y sí, que se había despertado solo. Sin embargo, Chris lo detuvo:

—Un momento…

Harry escuchó voces de fondo y risas, la voz distorsionada de Chris y luego más risas.

—Harry, amor, tengo que irme. Luego cuando tenga un hueco libre te llamo —dijo Chris destapando el micrófono del móvil.

Harry se obligó a no mostrarse decepcionado. Chris trabajaba mucho, y Harry no quería echarle en cara que últimamente apenas se veían. La mayoría de días, Chris volvía estresado a casa, sin ganas de hablar, y se pasaba horas frente a su ordenador hasta que Harry lo convencía para ir a la cama. Lejos quedaban los primeros meses de su relación, cuando todo eran palabras bonitas, regalos, citas románticas y buen sexo. Pero así eran las relaciones. Siempre había un periodo de colores brillantes antes de que los tonos perdieran su intensidad.

—Vale, ten un muy buen día —dijo Harry—. Te… —la llamada se cortó— quiero.

Bueno, aquel día no podía ir a peor posiblemente.

When we were young - L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora