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Hacer bordados lindos no era el pasatiempo favorito de la princesa menor, pero lo usaba de excusa para pasar tiempo con la reina Alicent, su compañía la tranquilizaba y le recordaba a la tranquilidad que sentía con su querida madre.

Últimamente la princesa pasaba tiempo con su madrastra y su pequeña hermana, hacían diferentes cosas, bordaban, tomaban el té e incluso conversaban como en los viejos tiempos, cuando Daenarya era una chiquilla y escuchaba las conversaciones entre Rhaenyra y Alicent, para la reina, tener la compañía de su hijastra, la hacía volver a sentirse como Lady Alicent y no como la reina consorte.

— Escuché que Lady Lannister está encinta, seguro el Lord pronto hará un gran banquete en honor a su primogénito. — Informó Alicent, mientras se entretenía en terminar su bordado.

— Que buena noticia, escuché que tuvo muchas dificultades para poder quedar encinta.

— Me alegro por ella, tener hijos es un requisito para las mujeres, es lamentable, pero es nuestra realidad. — Los ojos de la reina se perdieron en un punto fijo, ese tema era sensible para ella y le dolía que su hijastra, la niña que prácticamente creció con ella, pasaría por lo mismo, misma edad, misma historia.

— Es nuestro campo de batalla, claro que eso no lo miran los hombres. — Reprochó la princesa, llevaba buen rato intentando insertar el hilo en la aguja y simplemente no podía.

Alicent se percató de esto y dejó de lado su propio bordado, para así tomar de las manos de Daenarya el hilo y aguja, en un dos por tres insertó el hilo y se lo regresó a su propietaria.

— Tal como lo dijo tu madre, Daenarya pronto te casarás y tendrás que pasar por lo mismo, no quiero que sientas miedo. — Tomó la mano de la menor al notar que esta tenía un leve temblor. — Tal vez no sea tu madre, pero cualquier duda o lo que me quieras contar, siempre estaré para escucharte.

Daenarya no se contuvo más y se tiró a los brazos de Alicent, esta rápidamente correspondido al fuerte abrazo.

— No quiero casarme, tengo mucho miedo, no estoy lista. — Murmuraba Dae en el cuello de la reina.

— Tranquila, es nuestro deber cumplir estas órdenes, tal vez te asuste ahora, pero te prometo que todo mejorará, Sir Harwin no parece tan malo. — Le susurraba en el oído de la princesa, mientras le acariciaba su largo cabello.

La pequeña Helaena solo observaba desde el piso, el momento tan emotivo entre su madre y su hermana, al momento que miro como pasaba una hormiga, volvió a distraerse.

— No quiero pasar por lo mismo que mi madre, no quiero sufrir por eso.

— No pasarás por eso, le pediré a los dioses para que tu matrimonio sea próspero y feliz, se que te gustaría casarte con alguien mas, pero es lo que nos da el destino. — Para la reina no era ningún secreto la extraña relación entre su hijastra y Sir Criston, sabía que tenían algo y por esa misma razón siempre los cubría o hacía como que no sabía nada, no se permitiría perder el afecto de Daenarya, era lo único que le quedaba de su antigua ella y siempre la atesoraría.

— Gracias por estar conmigo, eres la única de mi familia que se preocupa por mi bienestar. — Se separó de ella, las dos se regalaron una gran sonrisa, sin duda dos almas necesitadas de compañía se habían juntado y sería muy difícil destruir esa unión.

[...]

Los pasillos se encontraban muy solitarios y la princesa no sabía la razón, siempre eran transitados y ahora todo estaba muy tranquilo, no lo comprendía.

Al llegar a sus aposentos se encontró con Criston al lado de su puerta, la joven le regaló una sonrisa genuina que inmediatamente fue correspondida, sin previo aviso lo tomó de la mano y se metieron a la habitación.

Lovers - HOTD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora