𝑯𝒊𝒋𝒐 𝒅𝒆 𝑨𝒇𝒓𝒐𝒅𝒊𝒕𝒂 | KᴏᴏᴋV | (Omegaverse)

|☀︎︎|¿Como nacio?|☀︎︎|

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Era un 30 de diciembre. Todo transcurría normal en el Olimpo; la Diosa en su hermoso trono mientras se veía al espejo, contemplando su belleza. Viendo su delicada piel, hermoso rostro y sedoso cabello. Veía como una cálida y suave ráfaga de aire pasaba por aquel lugar. Atreviéndose a entrar por el gran ventanal, pasando por su cabello, bailándolo de un lado a otro suavemente.

— Traigan mi peine! — ordenó la Diosa, a los segundos ya estaba su peine en sus manos como había ordenado. — Puedes retírate.

Empezó a peinar su sedosa cabellera, de arriba a abajo lentamente. Mientras lo hacía se veía en su espejo, para apreciar cómo quedaba su cabello por cada pasada de su sagrado peine. Ya había dado unas cinco pasadas, cuando ya iba a dar la sexta, el peine se atoró en su cabello de manera algo dolorosa.

— Oh por todos los Dioses! — trato de quitárselo de la manera más suave y cuidadosa pero no se salía de su cabello, se aferraba como si su propio cabello tirara del peine.

Cuando por fin pudo sacarlo luego de unos eternos minutos, un mechón de su cabello cayó al suelo. Quedo atónita por lo que había sucedió hace par de segundo, nunca le había pasado una cosa como esa; era imposible que su cabello tan perfecto se enredara. Lo que más dejo paralizada a Afrodita era que el mechón se movía, no había ráfaga de aire por ningún lado. La ráfaga se había ido luego de que cerraran el ventanal.

— Por las barbas de Zeus!

El mechón se movía de un lado a otro de una manera extraña, como si estuviera....vivo.

— Pero como es posible..? — bajo de su trono para acercarse a aquel mechón "vivo".

— Acaso mi cabello tiene vida? — se preguntaba a si misma, hablando sola.

El mechón no dejaba de moverse, cada vez se movía más rápido sin ninguna ráfaga de aire. ¿Pero que diablos está pasando? Pero cuando menos se lo espero el mechón empezó a ¿mutar? o quizás evolucionar. La diosa se alejo bruscamente y el mechón se convirtió en un hermoso y perfecto bebé.

— E-es un bebé!? — se acercó mientras aquel hermoso bebé la miraba con ojos de cachorro — Eres mi bebe, tengo un hermoso bebe! — mientras cargaba a su hijo, brotaba una lágrima perla de su ojo. Sonriendo dejo un cálido beso en su cabellera.

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— Madre! — se acercó a esta y la abrazó tiernamente.

— Cariño, porque este abrazo tan repentino? — se puso en cunclillas y lo alzó para que el pequeño de 6 añitos escondiera su cabezita entre su cuello y hombro.

— No lo se, madre — rozó suavemente su nariz en el cuello de su madre, el aroma que entraba por su fosas nasales era cálido y refrescante a la vez.

— Cereza con vainilla...— su madre lo miro — Tu aroma es cereza con vainilla — y incorporó su nariz nuevamente en el cuello de esta, luego de que la vio sonreír.

— Y tu aroma es chocolate con arándonos — acaricio su cabellera delicadamente, su hijo era una bolita de amor, que necesitaba mimos y muchos besitos. Es una ternura, él siendo tan delicado y frágil por dentro; pero por fuera demuestra lo contrario. Viéndose fuerte, para nada débil y mucho menos se veía vulnerable.

— Madre, puedes bajarme? Iré a jugar — sonrió y esta asintió para dejarlo en el suelo y este corra a donde la Diosa no lo vea.

— Eres un buen chico, mi niño — sonrió y volvió a lo suyo.