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En unas montañas de césped cortado, se lleva a cabo un partido de golf. Hay un agujero a buena distancia de cuatro sujetos: dos hombres vestidos en blanco como golfistas y dos mujeres vestidas igual, a excepción de que no usan pantalones pero sí faldas cortas.

Las mujeres están unos pasos atrás de los hombres. Observandolos jugar pues el turno de ellas pasó. Una reposando ambas manos en el pomo del palo como si este fuera un bastón frente su regazo mientras que la otra apoyando el palo sobre sus hombros.

—Bueno, ahora que estamos solas, dime, — Comienza juguetona la castaña de cabello en ondas que apoya el palo sobre sus hombros. Tiene el rostro ovalado, una nariz gregoriana, labios curvos rosados y ojos rasgados de arcos circulares. —¿y el anillo?

—¿Anillo? — Interroga la de cabello rubio. Esta es un tanto más delgada y bajita con un mentón filoso tal cual diamante. Ojos muchísimos más rasgados y una nariz romana, delgada como un papel doblado.

—Sí, espera, ¿no...? ¿No te propuso ayer? Por eso se fue temprano del bar--

—Baifern, ¿De qué hablas? Y, si no estuvo contigo en el bar toda la noche, ¡¿dónde estuvo?! — Interroga alterada.

—¡Oh! Mm. — Baifern sella sus labios pensativa mientras endereza la espalda. Volteando a ver a los prometidos de ambas, incómoda. «No puede ser. ¿Gulf le fue infiel? Pero, ¿con quién?». Intenta pensar mientras la otra ya está alterada.

Mientras, Gulf y Mew tampoco la tienen fácil a unos pasos. Chocando sus hombros como si jugarán al hockey en vez de al golf, restringen sus palos, batallando por ser el primero en hundir la bola por el agujero ahora que están tan cerca.

—Que yo recuerde: es mi turno. — Pelea Mew.

—No, tú turno fue un turno atrás. Ahora hazme el favor y muévete a un lado.

—No quiero. ¡Además! No es mi culpa que ayer estuvieras tan excitado como para saltar a mi cama.

—¡¿Yo saltar a tu cama?! Tú fuiste el que me jalo a tu fornido pecho.

—Lo acariciaste y dijiste: "Qué fuerte eres. "

Gulf respinga tan dramático como un príncipe y, con una fuerza que él mismo desconoce, aleja el palo de Mew para batear la bolita. Sin embargo, al girar su cuerpo a medias, adjunto al palo, la bolita vuela por los aires mucho más alto.
Mew, derrotado y encorvado como un jorobado por el empujón, poco a poco va alzando la mirada. Su boca se abre paulatina.

Ambos observan cómo la bolita traspasa la sonrisa de un cartel político del presidente actual patrocinando un hospital Infantil.

Se hace un hueco en la sonrisa del hombre. La bola jamás se detiene sino que se denota caer por allá en las altas montañas. Los dos chicos usurpan sus propios labios. Arrepentidos.

—No le digamos al Presidente actual. — Sugiere Mew, asustado.

—Nop.— Gulf confirma.

Ambos voltean al oír a Baifern gritar el nombre de la otra chica: —¡Piglet! — Y sus miradas bajan mutuamente para seguir el acercamiento de la chica de baja estatura. Gulf sonríe, intentando fingir que todo está bien, como siempre.

—Hey, amor, ¿todo bien? — La va a arropar desde los antebrazos a la espalda cuando ella alza un buen gancho y oscila un puño. Su brazo viéndose indistinguible por la velocidad. Le da un puñetazo al chico entonces esté desvía la mirada expulsando un chorro de saliva. Mew pega un brinco mirando consternado al bronceado.

Gulf logra enderezar la cabeza sin embargo, no los ojos ni tampoco puede cerrar la boca. —Fatality... — Dice lo que Mortal Kombat cuando una batalla termina y al suelo cae piernas arriba. El otro se agacha rápido para revisarlo. Baifern también corre a revisarlo. Ambos asomándose al debilitado campo de visión del chico.

Tom & Jerry| MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora