5

240 53 3
                                    

6:00 𝘗. 𝘔.

Gulf fue a la dirección solicitada: un restaurante dentro de algún hotel lujoso. Adentra el lugar confiado como siempre. Busca a por su sanguijuela mas no la encuentra, o al menos, no fácilmente. Indaga con la mirada buscando en cada esquina dónde podría estar. Tiernamente asoma su cabeza por alguna esquina, pero termina siendo malvisto por personas cercanas. Apologéticamente les sonríe y sigue buscando.

Al no encontrarlo se detiene en cierta área para llamar a la sanguijuela. Pensando que tal vez le jugó una broma. Que lo más seguro, no está en este lugar. Pero, alguien lo toca del hombro atrás y Gulf voltea. Mew está parado ahí con una sonrisa labial.

—¿Dónde estabas? — Gulf pregunta bajando el teléfono de su oreja.

—Por aquí, por allá, ¿quién sabe? Te estaba siguiendo.

—Juegas mucho con las palabras. Caes mal.

—Corrección: solo a ti te caigo mal. A los demás les gusta.

El moreno bufa una risa antes de negar la cabeza. Cerrando sus ojos en rendición. Vuelve a mirar al pelinegro y sonríe: —¿Comemos o nos vamos a quedar aquí mirandónos solo porque sí?

—Vamos a comer. No me apetece mirarte, nugget.

—Ni a mí mirarte, sanguijuela.

A este punto, ya están tan acostumbrados que se lo toman a broma. Giran para caminar hacia adelante con risas secretas.









El lugar tiene paredes color azul y blanco. Las mesas son un pálido azul, bastante muertas. Pero aún así, es un lugar apreciado por personas de dinero. Incluso si la comida es tan normal como los restaurantes de personas clase media. Se sientan en una mesa a comer pastas individuales con jugos de naranja. Vasos de cristales enormes largos, moldeados como cilindros, del tope sobresalen sorbetes negros.

Mew está comiendo mientras Gulf se ha mantenido rotando el tenedor entre los escurridizos fideos que parecen crema de mantequilla. —Yo lo pagaré todo. Como agradecimiento e incluso siento que quedo corto con eso.

—A mí me parece que está bien. — Mew usurpa un fideo hasta tener las mejillas gorditas como ardilla. Su boquita rosita y achicada, que apenas puede estirarse, forma una sonricita curva aunque cerrada. —Esto es suficiente, no necesito que hagas nada más por mí. Si te sigo viendo tal vez pueda vomitar, ¿sabes?

—Al igual yo podría derramar lágrimas de sangre gracias a ti, sanguijuela.

—Pero entablando una conversación modesta, — Baja el tenedor para mirarlo entre masticadas. —¿cuán serio vas a ir con Piglet? ¿Le propondrás matrimonio?

—.... Lo he pensado. Es muy bonita, graciosa, atenta... — Gulf se entusiasma por unos segundos. Cabizbajo. Luego comienza a achicar las cornisas de su sonrisa hasta, lentamente, disminuirla por completo. Mew permanece mirándolo. Curioso. No dice nada para permanecer atento, pero arruga el entrecejo un poco. Mantiene los labios entre abiertos.

El moreno parpadea unas pocas veces más, intentando no influenciarse por la negatividad en su mente. No le dará ese gusto a su rival. Endereza la cabeza tragando grueso y sacudiendo su cabeza  de manera mínima, como cuando los perros se quitan el agua de encima, y se da la oportunidad de una nueva respuesta: —Pero sí. Podríamos casarnos. Solo necesito el anillo más hermoso de todos los hermosos. Siendo sincero, a Piglet no le interesa eso, pero quiero algo que refleje su interior. De adentro a afuera.

Mew brinca las cejas haciendo un puchero pato, para tirar ese mismo gesto labial hacia abajo, y saca su teléfono de uno de los paneles laterales de su chaqueta. —Tal parece que sí la amas. Podrá tu anillo, — Busca unas fotos en la Galería. Cuatro dedos alzados a excepción del índice, todo escéptico. —¿superar el mío?

Tom & Jerry| MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora