Capítulo 4
Por favor, dime que no está ocurriendo.
Traté de unir cavo con cavo, buscando una respuesta. Posiblemente estuviese mal de la cabeza, tal vez hubiese alucinado, quizá se me habían caído un par de tornillos alguno de estos días. Pero… había algo que me aseguraba que todo eso había sido real, desde el punto en que lo vi, hasta estos mismos momentos.
Sin darme absolutamente cuenta de nada, me dirigí hacia el lugar donde había comenzado todo. La fuente. Llegué hasta allí y no había una tormenta como la vez pasada, pero el clima no era muy bueno que digamos. El viento azotaba todo a su paso y me senté en un banco cerca de la fuente.
Respiré unos minutos, organizando mis ideas lo más que pudiera, pero no había forma. Había visto a Christopher. No lo había soñado ni mi mente me había jugado una mala pasada. Tan solo eso. Pero, él no era el mismo, definitivamente algo había cambiado. Noté su leve distorsión debido a que la composición de su cuerpo había desaparecido. Traté de explicarme las cosas moviendo mis manos nerviosamente, pero, ¿había explicación alguna?
Mi cuerpo temblaba demasiado pero no tenía frio, sino pánico. Miedo. Incertidumbre. Terror. Espanto. Todas esas emociones se revolvían en mi estómago y producían un dolor insoportable. No sabía que pensar. Tomé mis rodillas y me hice un ovillo como cuando era pequeña, esperando a alguien que me explicara qué demonios estaba sucediendo. Pero nada pasó.
Miré hacia alrededor y no pude ver a nadie más que a mí. Fue como si la gente hubiese abandonado la ciudad y viviera en una desierta. Noté como mis manos se volvían heladas y traté de encontrar alguna persona con la mirada para no sentirme tan sola.
Decir no era posible a estas alturas era ridículo. Largué una risa amarga, sin tener una noción de lo que debía hacer.
Escalofríos recorrieron mi espalda y ya no supe qué hacer. ¿Qué seguía? ¿Hacer como si nada hubiese pasado? ¿Visitar un siquiatra, tal vez? Resoplé y me dispuse a sentarme correctamente y tratar de calmar, al menos por un segundo, las agitadas pulsaciones de mi corazón. Fue cuando me pegué el susto de mi vida.
Me estremecí al escuchar aquella voz arrogante y exigente, completamente llena de rencor.
- No pensé que serías tan cobarde, Butler. Me gustabas más corajuda.- negué con mi cabeza, tratando de concebir la idea de que esto no estaba pasando.<< Cálmate, solo te lo estás imaginando, Jack>> me dije. ¿Qué más? ¿Ahora hablaba conmigo misma? Giré y vi su espejismo. Aun así pude distinguirlo. Observar la desesperación marcada en sus ojos y la forma en que trataba de controlar sus emociones.
Lo primero que cruzó por mi cabeza era huir. Salir corriendo de allí y enterrarme en un pozo hasta un nuevo siglo. Mi parte valiente me abofeteó y me hizo enfrentar las cosas.
- A mí me gustabas menos transparente, pero ya ves que no siempre se puede tener lo que uno quiere, Christopher.- me sonrió, por primera vez en dos años. Creí saber la razón. Él no tenía más opción, solo contaba con mi ayuda. Su única esperanza, ja, ¿quién lo diría?
Se sentó a mi lado y me observó detenidamente. A pesar de lo poco visibles que eran, sus ojos aun mostraban aquel esmeralda profundo que tanto cautivaba a las chicas. Sentí como si pudiera mirar dentro de mí y ver mi esqueleto, pero claramente no tenía visión biónica. Suspiré, deseando que solo se tratara de un sueño, pero acepté la realidad.
- Me gustaba más cuando me decías Chris, Jack.- largó, como si nada de nada hubiese pasado entre nosotros. Pero, era más que obvio que yo recordaba lo que me había hecho una semana antes, y no estaba dispuesta a olvidarlo.
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Love is in the air
Roman pour AdolescentsSinopsis: Una familia algo distante, una reputación arruinada, un malentendido embarazoso, un amor inesperado. Aunque Jacqueline Butler esté harta del infierno que vive todos los días, verá cómo su vida da un vuelco en cuanto pide aquel deseo. Será...