~• Alejarme de él. •~

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Jeanette y Fred, caminaban juntos hacia el salón de arte de defensa contra las artes obscuras. Se sentaron en uno de los escritorios mientras platicaban de diversos temas.

- Señorita Lupin, quiero verla en mi oficina, ahora. - se escuchó la voz chillona de la cara de sapo de Dolores.

- Ahora regreso. - le susurró a Fred y se levantó de su lugar.

- Los demás, debes transcribir todo el capítulo dos de su libro, eso para mayor retención de información. - dicho esto, entró junto a Jeanette a la oficina rosa y cerró la puerta. - Siéntese.

Jeanette comenzó a aturdirse por los múltiples maullidos que se escuchaban por todo el lugar provenientes de los cuadros con diferentes tipos de gatos que había en todas las paredes.

- Bien... Quiero que sepa que no me solidarizo con lo que le pasó en los baños de mujeres y menos si usted está pidiendo que se le respete. - la profesora la miraba con una sonrisa "dulce". - ¿Me puede explicar usted porque llegó tan tarde a su dormitorio anoche? - la chica la miró retadora.

- Las escaleras cambiaron y espere a que regresaran a su sitio. Realmente fue tardado.

- Señorita debe de saber algo... Yo no tolero las mentiras. - se acercó a ella. - Y cómo sé que usted me está mintiendo, vamos a hacer algo. - le entregó un pergamino y una pluma. - Necesito que me escriba unas líneas: "no debo decir mentiras".

- ¿Que le garantiza que yo estoy mintiendo?

- La vieron a usted y al señor Weasley correr por los pasillos.

- Oh si, no queríamos meternos en problemas por lo de las escaleras.

- Que fácil es mentir. Tan fácil como usted, no crea que no nos dimos cuenta. ¿Quiere que probemos con veritaserum? - le mostró un frasco de cristal. - Si la verdad sale con esto, el castigo va a ser peor para usted.

- No le voy a permitir que me insulte. - Jeanette se levantó de golpe.

- Bien, si no acepta y dice la verdad por su propia voluntad, usted y el señor Weasley, serán castigados por igual. ¿Qué le parece, si nos vamos hacia sus puestos de quidditch? - Jeanette estuvo a punto de aceptar, pero sabía que para Fred el jugar era algo muy importante y le gustaba hacerlo.

- ¿Cuántas veces debo escribir la frase? - preguntó molesta, se volvió a sentar y tomó la pluma.

- Las veces que requiera para que se le grabe el mensaje.

- ¿Y la tinta? - preguntó furiosa.

- No la necesita y mejore su tono, si no quiere venir todos los días.

Jeanette suspiro con impaciencia y empezó a escribir, entre más rápido terminará, más pronto podría salir. Al terminar la primer frase sintió un dolor punzante en el dorso de la mano, el cual se fue agravando segundos después. Dolía demasiado. Miró aterrada aquella marca que se le estaba formando. "No debo decir mentiras", fue lo que le perforó la piel, con la misma letra con la que había había escrito aquella frase en el pergamino.

- ¿Todo bien?

- Si... - miró perpleja la pluma y a la vez la sangre que corría de su mano.

- Bien, puede irse y trate de ser más cuidadosa. No pida que se haga más por lo que sucedió en el baño, si no va a respetar está institución. - Jeannette la miró con los ojos llorosos y salió rápidamente de la oficina.

Bajó las escaleras y miró su asiento. Fred la miró a ella y se preocupó al verla llorando. La chica Lupin, tomó sus cosas y salió corriendo de la clase.

La niñera (Fred Weasley) |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora