Capítulo 11: Autómata.

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Se podía decir que tenía un nudo en el estómago debido a sus nervios. No había podido dormir bien esa noche. Luego de su extraño momento junto con Changbin, se sintió tan incómodo que no supo qué decirle y solo se acostó en la cama para intentar caer al mundo de los sueños. Estaba seguro de que había descansado tan solo unas tres o cuatro horas, muy poco comparado a lo que acostumbraba en su vida en la Cúpula.

Y ahora se encontraba allí, de pie frente a una pesadilla.

—Vamos, forastero, ¿no vas a entrar?

La voz de Changbin llegó a sus oídos pareciendo lejana, no podía prestarle atención a otra cosa más que la imagen que tenía delante. Eran al menos diez allí dentro, veía caras conocidas y desconocidas. Estaba aquel al que llamaron Wooyoung y un par de chicos más que nunca había visto hasta el momento. Lo peor: todos desnudos. Lo único que los cubría era una toalla blanca en la parte inferior de sus cuerpos.

—¿Realmente tengo que hacerlo? —preguntó temeroso.

—No es para tanto, elegí gente de confianza.

—¿Tienes miedo, forastero?

El joven de cabello rubio y hasta los hombros, Hyunjin, pasó a su lado caminando hasta detenerse bajo uno de los duchadores y luego se quitó su toalla sin vergüenza alguna de quedar expuesto. Félix no pudo evitar observar hacia su zona íntima, pero pronto alzó su mirada apenado. No conseguía entender cómo era posible que todos se bañaran en una misma habitación y sin cortinas entre las divisiones, ¡no existía la privacidad!

—Si en verdad no puedes, esperaremos a que se vayan, ¿bien?

—¡No vas a gastar agua por solo dos personas, Changbin! —Exclamó uno—. ¡Que entre!

Félix hizo una mueca de disgusto, pero comprendió las palabras de aquel chico, pues sabía muy bien lo preciada que era el agua, era equivalente al valor que tenían el oro y el petróleo en los siglos pasados, así que decidió ingresar a la enorme bañera grupal de varias regaderas sin decir ninguna palabra más, lo cual sorprendió a Changbin, quien le siguió el paso de inmediato y se colocó justo a su lado para abrir una toalla extra que tenía en su mano con la que simuló una cortina.

—Báñate primero, yo te cubro —le dijo y esquivó su mirada—. No te veo, lo prometo.

—Gracias...

Dudó un poco, pero se llenó de valor en cuanto vio que los demás no le prestaban ni un poco de atención. Imitó a Hyunjin y se quitó la toalla para dejarla a un costado de su división. Se moría de vergüenza, sus orejas estaban rojas y ardían. Posó su mirada sobre Changbin una vez más y al ver que tenía su rostro hacia un costado se relajó más.

—Ten cuidado con tus heridas, no las llenes de jabón.

Abrió más sus ojos, sorprendido, y esbozó una sonrisa por su actitud. Las regaderas se abrieron al mismo tiempo y la lluvia caliente pronto generó una nube de vapor. Se dispuso a colocarse bajo el agua y cerró sus ojos, intentando encontrar la calma en ese pequeño momento, pero lejos de lograrlo, su mente se llenó de pensamientos. El principal: ¿cómo es que tenían agua caliente allí? Gracias a Seungmin sabía que la madriguera había sido un lugar en el que muchas personas se refugiaron durante la tercera guerra mundial y que se había instalado lo correspondiente a la energía y el agua, pero no concebía la idea de que incluso tuvieran los recursos para calentarla, era increíble para él, porque en su mente no existía la posibilidad de vida fuera de las Cúpulas.

Sentía cómo ardían las zonas que tenía lastimadas, pero no era algo que no pudiera soportar. Llevó su mano derecha hacia lo que inconscientemente consideró la repisa del baño de su casa y abrió sus ojos al darse cuenta. De hecho, solo había dos barras de jabón en un pequeño hueco, así que frunció el ceño, confundido.

La Cúpula de Seúl [서울 돔] • ChangLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora