Capítulo 7: Madriguera.

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De pronto, el silencio inundó el ambiente. No era un silencio absoluto, no. Más bien era la decadencia de una conciencia inundada de pensamientos que parecía haber dejado en modo avión todo a su alrededor. Lo único que rompía con ese silencio tan incómodo y pesado era el sonido de la transmisión pirata de las noticias de la Cúpula en la televisión. Absolutamente todos habían enmudecido ante las palabras ajenas. A juzgar por sus reacciones, no estaba en sus decenas de escenarios hipotéticos la posibilidad de que aquel joven que habían rescatado la noche anterior fuera el hijo de un importante funcionario de Seúl y que, además, estuviera fugitivo.

—¿Félix...? —balbuceó Chan.

Se sintió vagando en un limbo de emociones luego de escuchar aquel nombre, trágicos y borrosos recuerdos invadieron su mente. Observaba al forastero allí, de rodillas frente a la pantalla con una expresión de incertidumbre, como si no entendiera la situación, con su mano derecha sobre la imagen de sí mismo que se mostraba en las noticias. Tal vez lo estaba pensando demasiado y solo era su conciencia poniéndole una engañosa trampa.

Pero debía confirmarlo, así que dio unos pasos apresurados hacia aquel chico y lo tomó con fuerza de su brazo, capturando así toda su atención. Lo obligó a ponerse de pie y se mantuvo en silencio a pocos centímetros de su rostro, su objetivo era verlo solamente. Ignoró el temor que él tenía y solo cruzó miradas mientras su corazón se aceleraba.

—Es imposible —habló de nuevo, observándolo pasmado.

Sin embargo, a pesar de que muchas cosas no coincidían, la imagen que veía se volvía más y más familiar a medida que pasaban los segundos. Y no podía comprenderlo, pero seguía sin creer que había vuelto a escuchar de ese hombre.

El joven de ojos heterocromáticos, que ahora se reconocía a sí mismo como Yongbok, hizo un gesto de dolor luego de sentir el agarre de Chan incrementarse en sus brazos. Se sintió extraño en cuanto una de las manos ajenas tocó su mejilla, no le agradaba tener tal tipo de contacto con alguien desconocido, quería empujarlo, pero no se atrevía.

—¿Lo conoces, Chan...? —Seungmin indagó con cautela.

El mencionado tragó en seco y frunció su ceño, vacilante ante la pregunta ajena. Soltó al forastero con delicadeza y suspiró para luego observar a sus amigos con agudeza. Ellos sabían muy bien lo que representaba el nombre de Lee Song Jun para él... y lo pudo notar al ver sus expresiones. Todos parecían estar en alerta, pero nadie estaba más confundido que él, pues era el único que se sabía la historia completa.

—No... —respondió entre dientes—. No lo conozco.

Y era verdad, no lo conocía, porque, aunque había hallado algo familiar en su mirada, estaba más que seguro que nunca lo había visto en su vida. Ni siquiera había sentido lo que esperaba sentir cuando sus pieles se rozaron.

—Hay que entregarlo —dijo Hyunjin—. Esas naves de caza están buscándolo, ¿o no?

Aquel de ojos heterocromáticos dio dos pasos hacia atrás luego de ver la determinación en la mirada del joven rubio. No encontraba los motivos en su mente todavía, pero el miedo que sentía ante la idea de ser entregado era suficiente para darse cuenta de que no debía volver a su hogar, a pesar de que amaba tanto a su familia, que era lo único que podía recordar con detalle.

—No vamos a entregar a nadie.

—¡¿De qué hablas, Chan?! —exclamó y señaló al forastero con su dedo índice de forma despectiva—. ¡Por su culpa perdimos a dos de los nuestros!

—No sabemos si Han y Minho estaban en el exterior.

—¡Maldición! ¡¿Cómo es que soy el único con sentido común?! —se exasperó—. ¡Es el hijo de Lee Song Jun, Chan! ¡Sabes muy bien a lo que me refiero!

La Cúpula de Seúl [서울 돔] • ChangLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora