Dos mundos, un corazón

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Algún día por ahí de 1940 habían llegado a aquella mansión rusa Alemania Nazi, Imperio Japonés e Italia Facista mejor conocidos como las potencias del eje acompañados de sus hijxs.

Las potencias junto con URRS habían dejado solxs a lxs niñxs en la sala.

Lxs niñxs iban y venían por el lugar, platicando entre ellxs o jugando, pero una pequeña niña japonesa ignoro a todos los demás acercándose únicamente a aquella niña alejada de todxs lxs demás infantes presentes.

-¡Hola!, soy nimon, ¿y tu?- Saludó la pequeña de 5 años recibiendo solo una mirada juzgadora por parte de la bielorrusa. -Mmm, eres rara.- Dijó sacandole la lengua y llendo a jugar con lxs demás niñxs dejando a aquella pequeña nuevamente sola.

-Francia trabajará con México.- Decía aquella voz al otro lado de la sala. -Y por último Bielorrusia estará con Japón.-

Al escuchar aquellas palabras levante la vista en busca de aquella chica pelirrosa con lentes la cual también me miraba con una ceja alzada.

-Bien, eso es todo, los veo el próximo mes.-

Una vez dichas estas palabras los países en la sala empezaron a caminar hacia la salida.

En el lobby de aquella gran oficina me puse a buscar a mi ahora pareja de trabajo.

-Me tome la libertad de escribirte mi número y dirección.- Me dijo una vez nos encontramos mientras me entregaba un pedazo de papel doblado.

-Gracias.- Y con esas simples palabras me aleje para buscar a mis hermanos, nunca me había dado cuenta de que los ojos de Japón eran rosas al igual que su cabello.

No tarde mucho en encontrar a mi hermano, tal vez por la caja de cartón que le cubría la cabeza, el cual hablaba con Estonia.

-¡Kaz!-

-¡Biel!- Gritó acercándose a mi y detrás de él el resto de nuestros hermanos.

Hablamos un par de tonterías y acerca de nuestras parejas asignadas hasta la camioneta y de camino a nuestra casa, bueno casa es un término pequeño para la mansión que nos dejó nuestro padre.

Eran las 8 de la noche cuando finalmente logré desocuparme y decidí escribir a aquel número.

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Hola

Hola?

Soy Bielorrusia
tu compañera
del trabajo de
investigación

Bien, ¿qué días
estas disponible?

El domingo

Bien, nos vemos
en mi casa
entonces

Esta bien

El fin de semana me dirigí al lugar que indicaba aquella dirección escrita abajo del número de Japón. Era un grupo de departamentos algo desgastados, una vez llegue a la puerta indicada toque el timbre y cuando por fin abrieron me lleve una gran sorpresa, pues esa chica tan distante que solo se centraba en el trabajo ya no parecía estar y en su lugar se encontraba esta chica que lo único que me decía que era ella eran sus lentes y aquella bandera en su cara.

-Pasa.- Me dijo en un tono entre alegre y serio. -Estaba pensando que para la presentación deberíamos hablar sobre vestimenta tradicional, sus usos, variaciones, etc. ¿Te parece?-

-Si, esta bien.-

Pasamos el resto del día hablando e investigando, en ocasiones discutíamos sobre temas al azar, cuando menos me di cuenta ya eran las 6pm.

-Dios, ya se hizo tarde, debería irme.- Dije mientras me levantaba del suelo, ¿cómo pasamos de estar en una mesa a estar acostadas en el suelo?

-¿Quieres que te acompañe?- Preguntó también levantándose.

-No, vienen por mi de todas formas, ¿te veo la próxima semana?-

-Si.- Ahora con un tono más alegre que cuando llegue.

-¿Cómo te fue?- Me preguntó Kazajstán una vez subí a la camioneta.

-Bastante bien, ¿sabias que tiene dos gatos?-

-¿Acaso tu no eras alérgica a ellos?-

-Curioso, ¿no?-

Lunes en la mañana, nada interesante, me despierto a las 6 a.m., hoy cocina Moldavia, desde que papá murió nos tornados entre todos para cocinar y hacer los quehaceres de la casa, luego cada quien sigue su vida, a las 10 a.m. voy de camino al aeropuerto, a las 3 p.m. estoy llegando a París.

-Buenas tardes Francia.-

-Vanessa, que bueno que llegaste, Dios, la temporada otoño-invierno se acerca, ¿alguna idea?-

-De hecho soy Bielorrusia y estaba pensando en algunos diseños, no se si...-

-Mucho parloteo poca acción, tu sabes que no tengo todo tiempo, pasame tu libreta.-

-Si señora, digo Francia.-

-Si, si. ¡Oye no te quedes ahí parada, ve y tráeme algo de vino!-

-E-enseguida.-

Así paso las siguientes tres horas, de aquí para allá, hoy me fue bien, ninguna llamada, ningún arranque de ira, a las 4:30 p.m. tengo media hora de descanso para comer y luego sigo, mi turno acaba a las 6 p.m., a las 9 p.m. llego a mi casa y finalmente a descansar.

El miércoles es mi día de descanso, hoy es el turno de Azerbaiyán para cocinar, algo curioso de ella es que parece una niña obsesionada con los dulces a ver si no nos da diabetes algún día, a las 3:30 p.m. llega Austria, mi maestro de ballet desde los 5 años, beneficios de cuando papá se juntaba con el eje.

-No no no, Dios, Biel no es tan difícil, a ver vamos desde el principio.-

Para este señor nada es suficiente al parecer, pero bueno. La clase termina a las 5 p.m.

-Bien, el siguiente mes empezamos a ensayar para la próxima presentación, por cierto traeré a otra estudiante, nos vemos.-

-Esta bien, lo veo el sábado.-

Después de que se fuera me fui a dar un baño y me acosté a dormir.

Mi vida no es muy interesante, trabajo con Francia, ensayos miércoles y sábados y repetir una y otra vez, al menos tengo a mis hermanos, a veces me pregunto como sería mi vida si papá siguiera aquí, si nada hubiera cambiado, si no tuviera que trabajar con Francia, la verdad no tengo que a fuerzas trabajar con ella pues todavía tenemos la herencia de nuestro padre pero me gusta ayudar para no gastarla tan rápido, también teníamos una limusina pero la vendimos para comprar la camioneta, esta nos gusta más la verdad. Cuando estoy desocupada me gusta diseñar prendas de vestir o hacer nada con Kazajstán, no debería de pensar esto pero es mi hermano preferido de todos.